Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

27 de septiembre de 2018

Movimiento Migratorio Global (Parte I)

MOVIMIENTO MIGRATORIO GLOBAL 
Fernando Bermúdez
Comités Oscar Romero, España 


Encuentro Internacional “Medellín 50 años” 
SICSAL, Colombia, agosto 2018

Hacia el relanzamiento
de la opción preferencial
por las víctimas
de la pobreza estructural

“El grito de los pobres, gritos por la vida” es uno de los “signos de los tiempos”, en América Latina y en todo el mundo. Es el grito de millones de migrantes y refugiados por la vida. Presento en este trabajo una visión global del movimiento migratorio mundial, sus causas estructurales, consecuencias y retos. 

Los fenómenos migratorios son tan antiguos como la humanidad. Grandes masas de población se han desplazado por situaciones económicas de pobreza, por pandemias o por guerras. 
1. Panorámica mundial 


Uno de los grandes impulsos migratorios del siglo pasado tuvo lugar tras la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial. De Europa migraron varios millones de personas hacia Estados Unidos y América Latina, por causas económicas y políticas en los países de origen. 


En las últimas décadas el panorama migratorio ha aumentado a nivel global, porque el mundo actual, animado por la globalización, se encuentra en constante movimiento. Hoy en día hay más de 230 millones de migrantes, de los cuales más de 70 millones son personas desplazadas internas que se han visto forzadas a abandonar su hogar por conflictos armados, la violencia, desastres naturales o por hambre (Amnistía Internacional). De este número, más 21 millones son personas refugiadas, que huyen de la persecución y la muerte. Hoy día, África es el continente con mayor número de desplazados forzosos. El fenómeno de los desplazados y refugiados es el mayor drama humano desde la Segunda Guerra Mundial, siendo Siria, Colombia, Afganistán, Iraq y la República Democrática del Congo los países con más desplazados internos. 

La mayoría de migrantes vive en Europa, América del Norte (USA y Canadá) y Australia. Este último país está conformado por personas provenientes de todos los rincones del mundo, sobretodo de Europa, países asiáticos, Sudáfrica y en menor cuantía de América Latina. Australia tiene más de 7 millones de inmigrantes, el 29% de su población. Hoy día tiene una inmigración selectiva, preferentemente profesionales calificados y refugiados. 3 


América Latina 

En la década de los 50s y primera mitad de los 60s América Latina seguía recibiendo inmigrantes de todo el mundo, sobre todo México, Argentina, Venezuela y Colombia. Sin embargo, a final de la década de los 60s y 70s se percibe “un éxodo de profesionales y técnicos latinoamericanos a países más desarrollados” (Medellín 1.1). 

El rápido crecimiento demográfico y los nuevos procesos de desarrollo generaban la concentración de riquezas en pocas manos. En esta época, con el auge de la industrialización se da un movimiento migratorio del campo a la ciudad, no solo en América Latina sino en todo el mundo. A partir de la década de los 80s se genera en este continente un fuerte flujo migratorio hacia el Norte global debido a “las desigualdades excesivas entre clases sociales” (Medellín, 2.I.3). 

América Latina es el continente con la mayor desigualdad social del planeta, sobre todo en el campo. Hay multitud de campesinos sin tierra frente a grandes latifundios con trabajadores en régimen de semiesclavitud. Los desplazamientos internos forzados, el trabajo esclavo y el tráfico de personas con fines de narcotráfico o para la explotación sexual, afectan a los más vulnerables, especialmente a las mujeres, niños, indígenas y afrodescendientes. 

Colombia es el país de América Latina con más desplazados internos. Más de 6 millones de personas fueron expulsadas de sus tierras por paramilitares y terratenientes. Mujeres, hombres y niños han sido víctimas de homicidio, tortura, violación y secuestro y muchas otras desaparecidas. A este drama se suma los más de 200.000 refugiados. 

Haití, pueblo descendiente de esclavos africanos, pueblo explotado y excluido, uno de los más empobrecidos del planeta. Su gente emigra a República Dominicana y a otros países donde son explotados y utilizados como mano de obra barata. 

Venezuela vive una severa crisis económica debido, en gran parte, al bloqueo estadounidense. Ello está empujando a que miles de hombres y mujeres emigren hacia otros países del área buscando mejores condiciones de vida. Nicaragua es otro país que sufre una sangría de personas hacia Costa Rica huyendo de la crisis política. 

Dada la proximidad geográfica y su fuerza económica, Estados Unidos y Canadá continúan ejerciendo un poderoso magnetismo sobre los migrantes latinoamericanos, especialmente los que provienen de México, Centroamérica y El Caribe. 

En el año 2017 más de 57 millones de latinoamericanos vivían en Estados Unidos, de los cuales 37 millones son ya estadounidenses de nacimiento. Los ecuatorianos migraron también hacia España (CEPAL). 

Hoy más de 56 millones de inmigrantes latinoamericanos instalados en todo el territorio de los Estados Unidos envían dinero, en forma regular, a sus familias que residen en el país de origen. 

Al fenómeno migratorio de carácter económico se sumó la salida de refugiados a causa de las dictaduras militares en casi toda América Latina: Chile, Brasil, Uruguay, Argentina, Guatemala, El Salvador… México fue el país que más refugiados acogió de estos países. 

Oriente Medio y África 



Las migraciones de Oriente Medio, Norte de África o Magreb y del África subsahariana apuntan hacia la Unión Europea. Unos emigran huyendo del hambre, otros de la violencia de los grupos yihadistas (Estado islámico, Al-Shabab, Boko Haram) apoyados por Arabia Saudita que operan en Irak, Siria, Afganistán, Somalia, Eritrea, Sudán del Sur, Libia, Mali, Niger, Chad, República Centroafricana, Nigeria, Camerún… Otros muchos refugiados son palestinos que huyen de la cruel represión israelí; son más de 6 millones de refugiados palestinos repartidos por todo el mundo (ACNUR). Otro pueblo refugiado es el saharaui; huye de la represión del reino de Marruecos ubicándose en el desierto al suroeste de Argelia, siendo alrededor de 200 mil refugiados, de los cuales 15 mil residen en España. 

Mención especial merece la situación de la zona de los Grandes Lagos, en el corazón de África. Es un escenario de luchas tribales y de guerras que responden a intereses económicos de las multinacionales del Norte. El objetivo de los grupos armados que operan en la zona es el control de los grandes yacimientos minerales, sobre todo de coltán, que posee la República Democrática del Congo en la región nororiental de Kivu en el límite con Ruanda y Uganda. El coltán es un material muy codiciado por su gran utilización en el sector de las nuevas tecnologías y especialmente necesario para la fabricación de teléfonos celulares o móviles. Esto despertó la codicia de los países vecinos como Ruanda, Uganda y Burundi, países que han establecido alianzas comerciales y militares con las principales economías de occidente, sobre todo de Estados Unidos, Alemania y Bélgica, para traficar y procesar el coltán del Congo. Las multinacionales son, en definitiva, las que están financiando a los distintos grupos armados. A este conflicto bélico se suma las rivalidades étnicas en la zona, sobre todo entre hutus y tutsis, que son utilizados por los distintos grupos armados para el control del territorio. 

Ruanda y Uganda tienen de hecho ocupada gran parte de la región congoleña de Kivu. El dinero que se obtiene de la venta del mineral no beneficia al pueblo africano sino que se utiliza para financiar las guerrillas. Los aviones salen de estos países cargados de mineral rumbo a Europa o Estados Unidos y vuelven cargados de armas. El coltán vale más que el oro.

Las principales minas de coltán se hallan, en plena selva, en regiones de difícil acceso por las que solo se mueven militares y grupos armados que tratan de controlar los yacimientos. Entre los trabajadores mineros hay miles de niños. Los grupos armados luchan a muerte unos contra otros, respondiendo a distintos intereses económicos. La población civil es la que sufre las consecuencias de estos enfrentamientos. Son casi 4 millones de muertos desde que comenzó el conflicto, 2 millones de desplazados y más de medio millón de refugiados, según Amnistía Internacional. En estos momentos Uganda acoge a más de un millón de refugiados congoleños. Dada la lejanía, pocos emigran hacia Europa. Si sumamos los desplazados y refugiados de todo el continente podemos afirmar que África tiene el mayor número de desplazados forzosos, es decir, casi la mitad de la población mundial refugiada y desplazada (ACNUR). 

Siria 
Me detengo en este país, porque es el que está sufriendo el mayor drama humano de los últimos tiempos. Tiene casi 6 millones y medio de refugiados que salieron buscando acogida en Europa, entre los cuales hay alrededor de 10.000 niños y niñas desaparecidos  (Europol). Y alrededor de 8 millones de desplazados internos dentro del país, que no tienen posibilidad de salir al refugio. 

Siria era uno de los países árabes más desarrollados: en industria, infraestructura, educación, sanidad… y con un gran potencial turístico. Es uno de los pocos estados laicos entre los 45 países musulmanes. Ahí convivían cristianos y musulmanes en estrecha armonía. Junto con Palestina, Siria es cuna del cristianismo. Pero la guerra lo está destruyendo todo: vidas humanas, casas, poblaciones enteras, fábricas, monumentos históricos milenarios… 

En este país se está viviendo, en palabras del papa Francisco, una guerra mundial localizada, cuyas causas son geopolíticas y económicas. En esta guerra no hay buenos ni malos. Todos son malos. Por una parte está Israel, que a través de la Mossad, ha contribuido a fortalecer el Estado Islámico con el fin de debilitar y destronar a su mayor enemigo, el presidente de Siria Bashar al Assad.

 El Estado islámico surgió tras la invasión de Estados Unidos a Irak. Al lado de Israel están Estados Unidos, Arabia Saudí, Francia e Inglaterra. Y por otra parte, apoyando al gobierno de Siria, está Rusia, China e Irán. Turquía es otro actor en la guerra, sobre todo contra los kurdos sirios. Y a nivel interno luchan el ejército de Bashar al Assad, Hezbollah, los rebeldes del Ejército Libre de Siria, el ejército kurdo (YBS) y las milicias yihadistas del Estado Islámico (DAESH) y Al Qaeda, que con el apoyo de salafistas (movimiento islámico sunita ultraconservador) de Arabia Saudí, conformaron el Califato Islámico y actúa en Siria, Irak, Afganistán, Paquistán y en todo el norte de África y también en Europa con atentados terroristas. “El autodenominado Estado Islámico ha convertido Siria en un gigantesco mercado donde se comercia con vidas humanas. Centenares de esclavas sexuales yazidíes permanecen desaparecidas…Siria sufre la peor crisis de valores humanitarios del mundo” (Amnistía Internacional). La población civil huye desesperadamente de la guerra que no es de ellos. 

Rohingyas 
Otra de las crisis de refugiados más olvidadas del mundo es la de los rohingyas. Casi un millón de personas pertenecientes a esta etnia musulmana se han visto obligadas a huir de su país de origen, Myanmar, y viven en condiciones inhumanas en los campamentos de refugiados de Bangladesh, el país vecino y uno de los más pobres del planeta. 

2. Política de Estados Unidos y Europa ante los migrantes y refugiados 

Los gobiernos de Estados Unidos y de la Unión Europea miran a los inmigrantes como invasores y como un peligro. Estos países, que son los más ricos del mundo, cierran sus puertas a los refugiados y migrantes latinoamericanos, subsaharianos (del África negra) y árabes que tratan de buscar un lugar seguro para vivir con dignidad. Este comportamiento de los países ricos del Norte global responde a una tendencia de proteger su status de vida, no solo en lo económico sino también social y hasta cultural y religioso. No reconocen que la inmigración ha sido y es fuente de riqueza para los países receptores. Los inmigrantes realizan los trabajos más duros que los norteamericanos y europeos no quieren hacer, sobre todo en la agricultura. Sin embargo, ha habido países no tan ricos que acogieron solidariamente a refugiados, por ejemplo, México, que tiene una notable historia de acogida de refugiados políticos. Acogió, con Lázaro Cárdenas, a casi un millón de españoles que salieron huyendo de la represión franquista en 1939. Después acogió a refugiados chilenos, argentinos, salvadoreños, guatemaltecos…

Jordania es otro ejemplo para el mundo. Ha acogido a más de 800.000 refugiados sirios y más de dos millones de palestinos y decenas de miles de iraquíes que salieron huyendo tras la invasión de Estados Unidos en el 2003. 

Asimismo, Líbano que ha acogido a millares de refugiados palestinos y sirios. Uno de cada cinco habitantes son refugiados. Sin embargo, la ONU alertó que más de la mitad de los refugiados sirios en Líbano viven en extrema pobreza y es por eso que muchos tratan de acudir a las mafias para zarpar en lanchas hinchables hacia las islas griegas con la esperanza de llegar a países centroeuropeos. 

Antes de la guerra, Siria fue otro país acogedor, habiendo dado asilo a más de medio millón de palestinos e iraquíes que salieron huyendo tras la invasión norteamericana. Pero la guerra que sufre Siria ha invertido la situación. 

Hace algunas décadas los países europeos presumían de haberse convertido en un santuario para toda clase de refugiados políticos. Pero la situación ha cambiado radicalmente 

Hoy, la población siria pretende buscar refugio en Europa, sobre todo en Alemania. En Grecia en estos momentos hay más de 60.000 refugiados sirios, también iraquíes y afganos. (Los afganos no tienen derecho a asilo porque “oficialmente” es un país sin conflicto, sin embargo, casi a diario hay muertos por atentados de los talibanes, y es gente muy pobre. Afganistán tiene alrededor de 8 millones de refugiados). 

Ante la avalancha de refugiados Europa cierra las fronteras. La Europa solidaria y defensora de los Derechos Humanos ha claudicado. Se le ha ahogado la humanidad en el Mediterráneo. Ha entregado grandes sumas de dinero a la Turquía de Erdogan para que los retenga. En Turquía hay 2 millones 800 mil de refugiados sirios, viviendo en condiciones deplorables. El gobierno turco es denunciado por Amnistía Internacional como violador de los derechos humanos. 

La Unión Europea se comprometió en septiembre de 2016 a acoger a 160.000 refugiados sirios, pero sólo acogió a 45.000. Los países que acogieron fueron: Alemania, Suecia, Francia, Italia y unos poquitos España (El gobierno de Rajoy se comprometió acoger a 17.337 sirios y solo acogió a 1.980, sin embargo, abrió la puerta a miles de migrantes venezolanos). 

Países como Hungría, Austria, Eslovenia, República Checa y la católica Polonia se negaron a acoger inmigrantes y refugiados.

 El presidente de Hungría, Víktor Orban, amenazó con procesar a quien acoja o dé alimentos a inmigrantes. Verdaderamente, cruel. Estos países asocian inmigración irregular con terrorismo. Tienen miedo a la islamización de Europa. 
La política de la Unión Europea y de Estados Unidos sobre migración y refugiados es discriminatoria y represiva. Aplica las leyes del sistema económico dominante. Desarrolla el libre mercado, la libre movilidad de capitales, de flujos financieros y de  mercancías, pero prohíbe la movilidad de seres humanos. Los que logran entrar en Europa son encerrados en campos de concentración (CIES), prisiones para personas que no han cometido ningún delito. Su delito es no tener papeles, son “ilegales”. Persisten, asimismo las devoluciones en caliente sin averiguar si son migrantes económicos o refugiados, violando de esta manera el art. 14 de la Declaración Universal de DDHH. Europa y Estados Unidos construyen muros cada vez más altos y alambradas con cuchillas, para defenderse de los pobres (Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger). El nuevo gobierno socialista español ha prometido retirar las cuchillas. 

Desde Lampedusa hasta Ceuta y Melilla para los africanos, Turquía y Grecia para los refugiados y migrantes de Oriente Medio y el muro en la frontera México-USA para los latinoamericanos, son tragedias de dolor y muerte, vergüenza de la humanidad, en palabras del papa Francisco. 

Al cerrarse las fronteras para entrar en Europa, los refugiados de Oriente Medio y de los países que sufren violencia y pobreza en África, después de caminar durante meses por el desierto del Sahara, el más inhóspito del planeta, donde algunos mueren en el trayecto por temperaturas elevadísimas, por hambre y sed, se dirigen hacia Libia. He aquí el testimonio de un migrante nigeriano: 

“Tuvimos que dejar nuestra casa porque nos amenazaron de muerte. Durante un mes y cinco días mi mujer y mis tres hijos estuvimos caminando por el desierto, pasando hambre y sed. Uno de mis hijos, ya en territorio libio, se enfermó y murió. Lo dejamos enterrado en el camino.” 

¿Por qué van a Libia? 

Porque es un país sin ley, sin control. Libia es un Estado fallido, víctima del caos y de la guerra civil desde que en 2011 la OTAN derribó a Gadafi. En Libia hay varios ejércitos: el de Trípoli que es el oficial y el de Tarjuna, más los grupos armados del Estado islámico y Al Qaeda del Magreb que controlan campos de concentración en donde someten a trabajos forzados y a una cruel esclavitud a los refugiados e migrantes africanos y les quitan el dinero que llevan consigo. A las mujeres las retienen como esclavas sexuales, abusando de ellas de una manera salvaje. En la isla de Lampedusa escuchamos testimonios verdaderamente crueles e increíbles. Señalan que los grupos armados que hay en Libia están integrados en su mayoría por saudíes. 

Al llegar a Libia los migrantes y refugiados acuden a las mafias como única vía para embarcarse hacia Europa. Pero la mayoría son coaccionados, saqueados, y algunos torturados. Otros, después de pagar grandes sumas de dinero, logran embarcarse en rústicas lanchas buscando las costas europeas. No existen vías legales y seguras para los migrantes y refugiados. Por eso se ven obligados a acudir a las mafias. 

La Unión Europea gasta más dinero en defender sus fronteras con el proyecto FRONTEX para contener a los refugiados e inmigrantes en campos de internamiento, que en salvar vidas y abordar las causas de los desplazamientos humanos. 

A través del proyecto FRONTEX, la Unión Europea ha entregado 6.000 millones de euros a Turquía. Asimismo, ha entregado grandes cantidades de dinero a Marruecos, Túnez, Argelia y Egipto, para que no dejen embarcar a ningún migrante o refugiado. Es por eso que estos se dirigen a Libia. Recientemente, la Unión Europea entregó a Marruecos, Argelia, Túnez y Libia 91 millones de euros, de los cuales 29 millones son para Libia para que contenga a los migrantes y refugiados y no los deje embarcarse para Europa. Es así como entonces la guardia costera libia detiene a inmigrantes que se lanzan en rústicas barcas hinchables al mar y los pone en manos de las mafias. En Libia, como señalé anteriormente, las mafias y grupos armados yihadistas actúan sin control alguno, torturan, esclavizan y asesinan a inmigrantes, de modo que, siguiendo una sencilla regla de tres, la Unión Europea está pagando para que se torture, se esclavice y se asesine a los migrantes y refugiados que llegan a este país. Si las mafias hacen negocio enviando barcazas cargadas de migrantes es porque las vías legales y seguras no existen, ni siquiera para los refugiados. 

Muerte en el Mediterráneo 
Muchos de los que lograron echarse al mar después de haber pagado grandes sumas de dinero, huyendo del infierno, se encuentran con la muerte en el camino, ahogados en el Mediterráneo. En los últimos diez años, cerca de 40.000 personas han muerto ahogadas en su intento de llegar a Europa. El Mediterráneo se ha convertido en la fosa de cadáveres más grande del planeta, donde solo en 2016 murieron ahogadas más de 5.000 hombres, mujeres y niños. El número de fallecimientos sobrepasa el 50% de los refugiados muertos en el mundo en los últimos cinco años. El Mare Nostrum de los romanos es ahora el Mare Mortuum. La imagen del niño Aylán dio la vuelta al mundo. 

La tasa de migrantes ahogados en el Mediterráneo ha aumentado en lo que va de año 2018. “La ruta entre Libia e Italia sigue siendo la más letal, con un migrante muerto por cada 18 que llegan a Europa (Acnur). Pero ha sido tratando de llegar a España donde la mortalidad ha aumentado más. Solo en os primeros seis meses de este año 2018, han muerto 1.648 personas mientras trataban de llegar a Europa, la mayoría del África subsahariana (Acnur, 4.9.2018). Actualmente, España se ha convertido en el principal punto de llegada con 27.600 migrantes. A Grecia llegaron 26.000, la mayoría procedentes de Turquía (El País 4.9.2018). 

En los campos de refugiados en Grecia recogí decenas de testimonios, verdaderamente desgarradores, que publiqué en el libro “El Grito de los refugiados”. 

Este artículo continuará la siguiente semana en la próxima publicación no te lo pierdas.>>>