Vamos a la milpa del señor, vamos a la cena del Señor... Seguimos recordando los cantos populares litúrgicos centroamericamos muchos de ellos compuestos en tiempo en que, sobre las vidas del pueblo flotaba pobreza y persecución.
Sobre la mesa de la comunión no podemos olvidar que tenemos a la vez el pan de la eucaristía y el pan de la palabra. Si tuviéramos conciencia de que la misa es una auténtica comida nos daríamos cuenta de que es a la vez comida del pan eucarístico y comida de la palabra En el Apocalipsis y en el libro de Ezequiel nos hablan de que un ángel da a comer el libro de la palabra que es a la vez dulce y amargo.
En aquellos días en que el pueblos sufría hambre y persecución la palabra de Dios no es solamente palabras que se oyen tal vez pero no se escuchan con atención sino palabras de vida que nos animan a meditar y vivir esa palabra. No nos limitemos en la misa a tragar el pan de la eucaristía, traguemos también el pan de la palabra. traguemos y vivamos la palabra.