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17 de noviembre de 2018

MITO... Palabras a Voleo


PALABRAS A VOLEO

Hoy  nos vamos a enfrentar con una palabra que a muchos les hace tambalear su fe, pero no es para tanto.  

Al contrario, bien entendida deberá fortalecer  y aclarar  lo que llamamos fe y espiritualidad. 

¿Qué extraña palabra es  esa?  Pues se trata del

Mito

¿Cómo? ¿ Mito?... Mitología… los cuentos de dioses y diosas de las religiones   que llamamos falsas:

Júpiter,  Venus, Horus, Isis,  Mitra ….


Los mitos de  esas religiones no son puras fantasías; tienen su parte de  reflejo en los sentimientos y en  los sueños humanos, en los deseos y ansias de la humanidad.                 Pero ¿los mitos son mentira?… ¡no!  Son eso: mitos.

 No son  reportajes periodísticos.  Cuando en un periódico leemos una noticia y nosotros  nos damos cuenta de que  no fue eso lo que sucedió,  porque estuvimos presentes en aquel suceso, naturalmente  nos indignamos y acusamos con razón a los periodistas de  que mienten.











En cambio, cuando leemos un fábula de Esopo, por ejemplo,  donde hablan los animales,  no se nos ocurre decir que es mentira: es una fábula para enseñar buenas ideas, buenas
costumbres.

Esto que estoy ahora escribiendo no se  lo digo, naturalmente, a  los sabios  expertos en Biblia o en literaturas antiguas. Lo estoy escribiendo pensando en  las personas que aprendieron el catecismo de pequeños y ahí terminaron sus conocimientos de historia o de sagrada escritura. Lo malo es que con ese reducido caudal de conocimientos, luego se hicieron catequistas o maestros y deformaron la mente de los niños  con  enseñanzas atrasadas que no fueron  capaces de  criticar y  modernizar. No distinguían lo que era historia  de  los llamados “mitos”.  Así fracasamos  con la ignorancia religiosa de padres y maestros; y así  tropezamos con  la falta de conciencia de muchos llamados cristianos. Incluso conozco personas, científicos destacados en  física u otras ramas de la cultura, pero que sus conocimientos de historia, de  biblia,  son totalmente infantiles.  

Hay personas con  estudios de bachillerato o de universidad que todavía se creen, por ejemplo, que la historia de Adán y Eva, la serpiente y Dios paseándose por el  paraíso  es una verdad de fe. No se dan cuenta de que es una leyenda simbólica  que, naturalmente, los  antropólogos, los historiadores lo   entienden  como  narraciones míticas de un tiempo  en que  se veía de otro modo la creación del ser humano.  Los expertos en la biblia  hablan de algo que todo cristiano debería saber: de los “géneros literarios”, es decir que en la biblia no todo es reportaje histórico.  Hay muchas leyendas, poesías, cuentos,  símbolos… que “no hay que creérselos al pie de la letra”  porque no están escritos para eso,  sino como ejemplos, fabulas, mitos, ¡mitos!  Sirven  para que entendamos mejor lo que hay detrás de esas  narraciones, las que sirven para entender  mejor  la naturaleza de los seres humanos y de los pueblos.

Me avergüenzo de que en pleno siglo XXI tenga que dar todas estas explicaciones y que mucha gente  que asiste a misa y lee la biblia se asuste ante  las narraciones míticas.
Piensan que les hace perder la  fe. No.  Les harán perder la ignorancia de cuando tenían 7 años, pero ¡por favor! Si con esto pierden la fe es que nunca la han tenido de verdad.

En demasiados grupos cristianos es muy débil  la formación religiosa de las  personas.  Acaso el fallo está  en  algunos sacerdotes que lógicamente  tuvieron que  aprender esto en el seminario pero, o no se lo explicaron bien (¿) o no fueron capaces de  enseñar eso a los feligreses, especialmente a los catequistas y educadores de sus comunidades, que siguen ignorantes.

Para completar estas reflexiones les puedo hacer notar un detalle del lenguaje de la
Sagrada Escritura. ¿En  qué tierras se escribieron esos libros? No en Europa ni en Estados unidos… sino en  las zonas de la llamada Asia menor. 
Se escribieron en legua hebrea el antiguo testamento y en griego el nuevo testamento.  Fue   en torno a, Palestina, Siria, Persia, países ´árabes… 

Donde  la afición por leyendas y narraciones imaginativas  siempre ha sido muy grande.

 Jesús de  Nazaret  creció y se educó en aquellos países y nosotros, los creyentes occidentales,  intentamos cambiar su imagen y deformarla  según  la cultura  en  Europa y los países  “occidentales”, donde se piensa de modo muy distinto a los orientales.

 La mayor parte de películas sobre Jesús o sobre la Biblia son de inspiración norteamericana  y muchas con un simplismo occidental  que nada tiene que ver con  la manera de ser de la gente en aquellas tierras. Esas tierras  de Jesús,  que  los peregrinos visitan unas semanitas y con  eso creen que ya se lo saben todo sobre el  evangelio

No nos damos cuenta, como dice un experto en esta cultura y estos lenguajes,  que Jesús era un oriental,  que hablaba  el lenguaje arameo (distinto del hebreo) y que  muchas de sus expresiones no se pueden traducir a nuestras lenguas occidentales.  Que la parábola, la leyenda,  el mito era un modo de hablar  que supera  a las expresiones  del lenguaje  español, inglés, etc….
Este es un tema que pide flexión de los creyentes.  Lo primero que nos hace falta es un poco de humildad  para abrir mucho los ojos y los oídos y respetar los mitos del lenguaje   de aquellos tiempos;  no  decir que son historias falsas,  no  leerlo todo con ojos de lector americano  o europeo. Y aceptar sencillamente que nos cuenten la historia del amor de Dios con el lenguaje de la tierra de los patriarcas y los profetas  que no solo hablaban otro idioma, sino que tenían otros pensamientos, soñaban con otras imágenes a las que nosotros  no llegamos.  Para empezar sintamos que la palabra del Maestro está por encima de nuestras palabras y entendimiento.

En resumen,  volvamos a Jesús, intentemos  conocer como era de verdad, metámonos en su vida  y que él oriente la nuestra. Habrá palabras y frases de Jesús que no lleguemos a entender del todo,  pero el amor y la unión de la humanidad nos ayudarán a mantenernos en la luz de su mensaje.