UNA MÁQUINA RELIGIOSA
Dirijo esta reflexión a cualquier persona que
tiene relación con lo que se llama
religión. De esas personas hay dos
clases:
Unas lo manifiestan acudiendo
al templo con frecuencia, leyendo
los libros sagrados e intentando aplicar lo que leen en su vida.
Otras personas
se limitan a asistir a celebraciones religiosas sólo en ocasiones especiales: funerales,
entierros, aniversarios o bendiciones de objetos o momentos que piensen importante bendecir.
Me dirijo a todos, pero sobre todo a este
segundo grupo. Los que llamaría.
Cristianos ocasionales
Cristianos ocasionales
Lo primero
tengo que decirles que cuando por cualquier motivo van a buscar a un
llamado sacerdote o “padre” sepan que esa persona es un hombre de carne y hueso
y que, si su vocación es verdadera, no sólo está en esa
vida para hacer ceremonias religiosas. Además de tener que vivir una vida normal, alimentarse y descansar, para
ejercer bien su misión debe estudiar y
meditar, orar, dar enseñanza de su fe y estar atento a lo que en el mundo va cambiando,
preocuparse de los problemas de su país,
especialmente de los pobres, marginados, gente sin orientación ni
conocimientos, a veces puede escribir
enseñanzas de la palabra de Dios y todo lo que sea ayudar a conocer mejor a Jesús y su iglesia. A veces
usando los medios de comunicación que son
cada vez más importantes en este
tiempo. También es para el sacerdote de gran
responsabilidad ayudar a que las
comunidades estén unidas y hagan el bien.
Todas estas
actividades son muchas veces más
importantes que las ceremonias de misas, sacramentos y otras celebraciones.
Sin embargo
muchos, sobre todo de los llamados creyentes ocasionales, que van a buscar al “padre” sólo
en circunstancias especiales, no se
acaban de dar cuenta. Piensan que el sacerdote está en su despacho esperando que alguien venga a llamarlo.
Esto sucede porque demasiada gente no conoce
lo que Jesús, que es quien nos
inspira, hizo en toda su vida. Que
no pasó haciendo ceremonias, sino
que con su vida y su trabajo ayudó a la
gente a vivir como hijos de Dios.
Precisamente el templo no le atraía a Jesús.
A veces entró allí para expulsar
a los que estaban en ese templo como en un mercado. Por eso y otros
enfrentamientos semejantes, fueron los sacerdotes del templo los que hicieron
lo posible para condenarlo a muerte.
El sacerdote es cierto tiene que vestirse y
alimentarse… y puede que los fieles
colaboren económicamente, pero se
insiste en que no debe cobrar dinero por
los sacramentos que celebra. Incluso, aunque eso les quite tiempo, hay
sacerdotes que trabajando como profesores en un colegio, escribiendo libros o
hasta como albañiles, mecánicos,
oficinistas… Así consiguen algún sueldo
para no tener que depender de la parroquia. En ella es
bueno que los fieles administren el dinero de las colectas para mantener la parroquia y al sacerdote,
pero sin tener que pagar sueldo por
misas, funerales, sacramentos…
Todo esto que les digo mucha gente no lo entiende,
sobre todo los que sólo a veces acuden a la parroquia para pedir alguna celebración. Hay que decirles como indicaba
al principio, que el sacerdote es un ser
humano que quiere seguir e imitar a
Jesús
Sobre todo ayudando a que los laicos vivan bien
unidos y haciendo el bien y conociendo la Palabra del Señor- No es el sacerdote
para
estar esperando a cualquier momento para
hacer ceremonias con personas que no quieren más que eso: ceremonias
individuales sin ninguna preocupación
por Jesús y su enseñanza.
Les pido a los creyentes que se tomen en serio
la fe; que procuren decir esto a amigos y conocidos, a
quienes solo buscan ceremonias
ocasionales sin verdadera fe.
Porque de todo esto los laicos bautizados
también forman parte de la misión de
Jesús y tienen que apoyar al padre y a la comunidad.
Si desean más aclaraciones o comentarios pueden escribir al email martinguat@gmail.com
y reflexionar sobre este mensaje que les ofrezco.
y reflexionar sobre este mensaje que les ofrezco.