PALABRAS
A VOLEO
Generalmente
suelen ser sustantivos comunes los que cada semana echamos a voleo, pero en esta ocasión nos
parece importante ofrecerles para su reflexión un nombre que además de geográfico, es
social, político religioso y algo más.
¿Tanto? Sí, es que se trata de la palabra
VATICANO
Todo
empezó con una ubicación geográfica. Habrán oído hablar de Roma, la ciudad
delas 7 colinas, a saber:
Las siete colinas de la Roma antigua eran:
• El
Aventino (Collis Aventinus), (47
metros de alto)
• El
Capitolino (Capitolinus, que tenía
dos crestas: el Arx y el Capitolium), (50 metros de alto).
• El
Celio (Caelius, cuya extensión
oriental se llamaba Caeliolus), (50
metros de alto).
• El
Esquilino (Esquilinus, que tenía tres
cimas: el Cispius, el Fagutalis y el Oppius), (64 metros de alto).
• El
monte Palatino (Collis Palatinus,
cuyas tres cimas eran: el Cermalus o Germalus, el Palatium y el Velia), (51
metros de alto).
• El
Quirinal (Quirinalis, que tenía tres
picos: el Latiaris, el Mucialis o Sanqualis, y el Salutaris),
(61 metros de alto).
• El
Viminal (Viminalis), (60 metros de
alto).
En el
Trastevere se encuentran las colinas Vaticana (del latín Collis Vaticanus), de 75 metros de alto, y Janículo (Ianiculum), de 82 metros de alto, que no
se cuentan entre las siete colinas tradicionales. De igual forma, también está
el monte Pincio(Mons Pincius), de 54
metros de alto, situado al norte de Roma.
Verán
pues que la colina
Vaticana no es una de esas siete. Tomamos la explicación de Wikipedia
En el siglo I, la Colina Vaticana estaba
fuera de los límites de la ciudad, y por eso fue apropiada para la construcción
de un circo (el circo de Nerón) y un cementerio.
La Basílica de San Pedro está construida
sobre este cementerio, sitio tradicional de la tumba de San Pedro. Había otro
cementerio en los alrededores, el cual fue abierto al público el 10 de octubre
de 2006 para conmemorar el aniversario número 500 de los Museos Vaticanos.1
La Colina Vaticana no es una de las
famosas Siete Colinas de Roma, aunque fue incluida dentro de los límites de la
ciudad durante el reinado del papa León IV, quien entre 848 y 852 expandió los
muros de la ciudad para proteger la Basílica de San Pedro y el Vaticano.
Desde 1929 la Colina Vaticana ha sido el
lugar de la jefatura de la Ciudad del Vaticano
Es conveniente aclarar que la catedral del
obispo de Roma, el papa, no es la Basílica de San Pedro
sino la Basílica de San
Juan de Letrán, que está en una de las siete colinas de Roma (el Celio), es un
emplazamiento de la ciudad de Roma que actualmente pertenece a la ciudad del
Vaticano. Esta situación es el resultado de los Pactos de Letrán firmados con
el estado italiano en 1929, los que devolvieron a la Santa Sede un estado
temporal independiente y su consecuente estatus diplomático a través del Estado
de la Ciudad del Vaticano, los que habían sido perdidos en 1860-1870, cuando
Italia capturó los territorios de los Estados Pontificios.
Sin embargo en el lenguaje periodístico, muchas veces
cuando se habla del Vaticano
se denomina Santa Sede y detrás de esas palabra se esconden también
muchas otra como. < La residencia del
papa, la Basílica de San
Pedro, la Curia, las oficinas de la iglesia universal, o simplemente el
papa o la Santa Madre Iglesia>. Esto es peligroso para el Sumo Pontífice y no digamos
para la Iglesia. Podríamos decir
que se trata de una especie de ensalada de palabras que para muchos todas son lo mismo, pero no, no es igual una palabra que otra.
Cada vez
se insiste más en que la
Iglesia somos todos ¿sí? Pues si somos todos, ¿qué sucede cuando dice el
catecismo que algo nos lo manda la santa madre Iglesia?… si yo soy iglesia… entonces es que yo mismo soy soy mi santa madre.
La
iglesia es, como dice su palabra
original, ecclesia, del griego
ekklesía= ‘reunión, asamblea convocada’.
O sea, cuando Jesús resucitó
y ya no
estaba físicamente visible cara a
cara con los seguidores, todos juntos, los que lo seguían, eran la
asamblea de sus discípulos.
Todos. Pero poco a poco se empezó a
estropear el invento. Lógico que
entre todos los discípulos algunos fueran elegidos como responsable, gente que
estuvo con Jesús o personas mayores, que guardaban su memoria, los
ancianos que en griego se dice presbíteros, pues los responsables ancianos o
epíscopos
o vigilantes, cuidadores de la comunidad se iban
, “responsabilizando”, aunque aún sin sotana, sin extraños sombreros(
mitra) ni bastones especiales (báculos) Y, naturalmente sin basílicas ni Vaticanos en casas particulares o escondidos en las
cuevas, cementerios, catacumbas
Siguió pasando el tiempo y siglo tras siglo, desde el siglo IV poco a
poco fue apareciendo esa parafernalia, mitras, báculos y Vaticanos En el lenguaje de la época fue apareciendo lo
que hoy llamamos el clero, junto a él el
clericalismo que absorbió no sólo a
los ordenados como obispos, presbíteros,
diáconos, sino también a los simples
fieles cristianos y así se les decía
“simples”
Pero lo que ahora estamos tratando no es
el testamento clerical sino concretamente
lo que llamamos Vaticano Es
que en el lenguaje llamado eclesiástico, en torno a
la venerable presencia del
papa nos encontramos en publicaciones como, por ejemplo Religión digital, con el
uso de expresiones relacionadas a todo
lo que se cuece en esa colina
Ustedes me dirán si tengo razón si digo
que cuando escritores, periodistas, comentaristas religiosos hablan sobre
temas de la religión católica
emplean, mezclándolas
indiscriminadamente expresiones como < “el papa” ha dicho, el “Santo Padre” comenta, la “santa sede”
afirma, se escucha en los “dicasterios
vaticano”, ordena la “sede apostólica”, afirma un documento de
“la Iglesia romana”, proclama la “curia eclesiástica”, la “jerarquía de la
Iglesia” ha proclamado, según las
“autoridades vaticanas”…
Lo preocupante es que
todas las palabras entrecomilladas
parecen significar lo mismo, pero
no-Vuelvan a leer este pequeño párrafo y disciernan si es lo mismo el papa que
la curia, el Vaticano, los dicasterios. La jerarquía de
la iglesia, o las autoridades vaticanas
No es lo mismo si quien habla
es el papa en persona en un documento oficial que si las frases que leemos son producto de un monseñor cualquiera trabajando en un despacho de las logias vaticanas pero que por el modo de
decirlas da impresión que es producto de una encíclica papal. Eso se aprovecha en el
Vaticano para meternos gato por liebre o
opinión de cualquier monseñor por dogma de fe.
En un
lugar con una tan compleja
organización como es el Vaticano y sus despachos y oficinas, es muy fácil confundir al obispo de Roma, como a él le
gusta llamarse, con la curia los
cardenales (todos o algunos), la santa sede o
el Vaticano. Todo eso y palabras relacionadas no quieren decir lo mismo ni tienen la misma fuerza.
Nuestro Sumo pontífice, por emplear la
palabra más altisonante, no es igual
que un grupo de jerarquías eclesiásticas, aunque vivan en el
palacio vaticano (sin querer salirse
como ha hecho el sencillo Bergolio) no es igual digo que algún monseñor que tenga su despacho en alguna de las
logias, o cualquier clérigo aunque lleve un fajín y botones rojos y se llame
excelencia reverendísima.
Lo triste es, y por eso este
artículo, que todo este conjunto de títulos y personajes, se protegen todos bajo el todo de esa palabra geográfica “el Vaticano” y con esa etiqueta alaban o
condenan, beatifican o critican muchas actividades, escritos, expresiones, actos de piedad o compromisos
sociales y políticos que pueden llevar
el rechazo o la bendición de “la Santa sede”
Nosotros
con nuestros aciertos y errores
queremos ser seguidores de Jesús, que por cierto nunca estuvo en el vaticano, Lo más
alto que llegó fue al monte Tabor o al
Calvario. Es a Él a quien queremos seguir
No al Vaticano o a sus
sombras-