Alabanza
Alabanza de la mañana
Bendito seas, Señor, Dios de Israel,
Dios de Jesucristo, Dios de mis padres y
Señor de mi vida, porque quieres librarnos del poder
de las tinieblas y con la luz del sol nos hace sentir cada día el signo de tu
luz que ilumina nuestro caminar y da alegría y calor a nuestros corazones.
Benditos seas en esta mañana, al principio de un nuevo
día, porque ya no tienes en cuenta mi pecado de ayer, sino esperas confiado mi
respuesta del día de hoy.
Porque ya desde la aurora, cuando aún cuestan arriba
los ojos, hace sentir en mi corazón tu amor y tu cariño.
Bendito seas, Dios de los hombres, en quienes confías,
a quienes entregas el día para que construyan la vida y a quienes alientas con
tu presencia continua.
Bendito seas tú, Señor de esta mañana a ti y a tus
hijos, los hombres, quiero consagrar esta jornada.
Bendito seas en mis padres, por quienes me diste la
vida.
Bendito seas en mis hermanos los hombres, por quienes
mi vida tiene sentido.
Bendito seas en mi trabajo, en mi oración, en mi
alimento, en mi tristeza y mi alegría, en mi comunidad y en mi soledad.
Bendito seas en todo aquello que ofrezca el día de
hoy; en lo que será fácil darte gracias, y en lo que costará aceptar.
Bendito seas,
Señor de mis bendiciones,
a quien espero
alabar, agradecer y bendecir,
cuando al final de la jornada,
tú vengas a recoger el fruto
de este día de mi vida.
Bendito seas, Señor,
por siempre bendito y alabado tú, mi Dios.
Palabras para el Silencio