Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

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19 de julio de 2019

Palabras de a Voleo PRESIDENTE


PALABRAS A VOLEO

   Hoy lanzamos a al vuelo, para que aterrice  una  palabra  de las más utilizadas    y de  las que
a mucha gente le gustaría utilizar en provecho propio.   

Tanto  les gustaría que  muchos  han inventado  circunstancias donde se la puedan  aplicar a sí mismos. 
 Existen muchas, tal vez  demasiadas  personas  que hacen lo posible por que les llamen así .   
La palabra que hoy echamos a voleo es


 PRESIDENTE 

El origen etimológico del término presidente se encuentra en el latín pues es fruto de la suma del prefijo prae-, que significa “delante”, y del verbo sedere, que es sinónimo de “estar sentado”. Es decir, presidente literalmente podría traducirse como “el que está sentado al frente”.

  Tal vez sonrían irónicamente con eso de estar sentado,  aunque ciertamente  los “pres”  de
todo el mundo prefieren    estar sentados  y solo se suelen levantar  para defender su asiento, silla, trono, banco… 

Sí: tal vez  el banco  en el sentido económico de la palabra es  la manera más segura de defender la propia  sede.





  Por cierto que  a muchos ya  les habrá venido a la cabeza la Santa Sede  como símbolo de quien preside la  asamblea llamada Iglesia… A algunos  les molestará que el campesino de Nazaret, el que empezó teniendo un banco… de carpintero, no para sentarse, sino para trabajar la madera, en el momento solemne de aquella cena pascual, se levantó de su asiento en la mesa y se puso a lavar los pies a sus  seguidores,  con  extrañeza de muchos de ellos.


Tanto les extrañó  que  poco a poco  muchos fueron cambiando la palabra  presidente por superior  que no es precisamente mucho mejor, sino más peligrosa.


Sentirse padre superior, o madre superiora ¡huy, cuántos problemas  puede traer!. 

Tuvieron que olvidarse de  otra expresión que también se le escapó  al maestro en su enseñanza. “El  que quiera ser el primero que sea el servidor… 




Ah, servidor; eso está mejor,  sobre todo si se le da la vuelta otra vez al latín.  Pues en latín servir  se dice ministrare y   ya saben lo que hemos hecho con la palabra ministro.  

 Los ministros,  en vez de humildes servidores del  pueblo,  a las órdenes del pre-sidente (del sentado al frente) ya tienen  seguro el puesto,  tano los ministros del gobierno como los ministros de la santa madre iglesia (eso de Santa madre, es un modo de escaparse de lo que es  realmente Iglesia = asamblea.  

 La asamblea no es madre,   es encuentro reunión,  grupo de amigos  que se sirven unos a otros y sirven a la sociedad. Cuando la  asamblea no sirve  es sencillamente una secta.  Conozco  personas muy católicas que cuando les quitan de ministros de una parroquia se van a otra.

Aquí el contexto nos pide  la presencia de la mamá de los hermanos  Zebedeo (evangelio de Mateo, cap. 20)

Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante El y pidiéndole algo. Y Él le dijo: ¿Qué deseas? Ella le dijo: Ordena que en tu reino estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Pero respondiendo Jesús, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber? Ellos le dijeron: Podemos…

Cuántos de los seguidores de ese Jesús  han presumido de poder  tragar el mal trago que habían
de pasar con él con tal de  conseguir un buen puesto, sobre todo desde que Constantino el  emperador  consiguió cambiar la iglesia de servidores del pueblo humilde por iglesia de presidentes, ministros, superiores, santas  sedes.

  La asamblea no necesita pre-sidentes, ¿o sí? ¿ Presidentes que se sienten delante un ratito y  luego se levantan  para que otro ocupe su puesto o presidentes  que se atornillan en  la sede  y no hay manera de que se levanten  para dejar a otro el sitio?.

Por eso cuando llega un  papa  que no se queda sentado,  que rechaza  pre-sidencias  para ir poco a poco intentando lavar los pies a los humildes y no mirar  a la gente desde arriba, resulta bastante molesto a los que buscan un buen sillón,  una buena  sede donde no haga falta moverse mucho ni  dejar pronto sitio a otro.


Por eso la  asamblea – iglesia, comunidad de pequeñas comunidades  en la práctica  es poco aceptada. 





Se prefieren asambleas multitudinarias en grandes templos, en  estadios o  salones inmensos  más  que las pequeñas comunidades de base  donde se dialoga, se ora se medita y se comprometen todos a  convertir en realidad la palabra meditada.

Por eso el pan partido en pequeños grupos  de  comidas comunitarias se ha convertido  en adoraciones al santísimo en custodias de oro y perlas  donde el pan  no se parte, se adora pero  no compromete.

Por eso también  los pre-sidentes, se sientan  en sedes apartadas  de la comunidad  con  ornamentos, capas,  signos solemnes  que les ayudan a estar  sentados más cómodos  que corriendo a buscar a los pobres de la periferia.

Todo esto sucede en grupos religiosos o en grupos  sociales  donde  los líderes se convierten en presidentes  que intentan ser permanentes y a  ver quién los levanta de sus sedes. Casi todos emplean la expresión demo cracia (gobierno del pueblo) aunque en realidad lo que domine sea la  fuerza del dinero (plutocracia) de las clases sociales selectas  (aristocracia) o la simple dictadura a la que no importa griego ni latín.

En estos momentos de la historia  la humanidad busca a tientas  una sociedad fraternal  donde los seres humanos  se entiendan y organicen en  caminos de hermandad  pero para eso aún nos falta mucha conciencia.  Lo que tenía que ser normal se considera utopía, algo lejano  aparentemente imposible.   A quien lo propone le puede costar  las burlas o la vida  como le  costó a Jesús y a muchos otros.  Por eso la  propuesta de aquel galileo  se ha convertido   en religión,  en  adoración, en templos y basílicas, o socialmente  en palacios y centros de gobierno  donde  en ninguno puede faltar… 

LA SEDE  PARA   EL   PRESIDENTE