PALABRAS
A VOLEO
A voleo vamos esta vez a echar una palabra que… cuidado no les caiga encima.
Es
algo de uso muy normal que tiene
profundo sentido simbólico y también que
ha sido muy deformada por otros
usos que no está de acuerdo con su sentido comunitario.
Vamos a hablar sencillamente de lo que llamamos
MESA
¡Qué vulgar!- me dirán ustedes. Nos va a explicar ahora lo que es una mesa con su etimología y
todo.:
La palabra
mesa viene del latín mensa, con el mismo significado. Se aplica a muebles de
madera (bueno, de madera o plástico, cristal… o lo que sea) de superficie
plana, sostenida por unas como patas. También se llaman así: mesas o mesetas,
terrenos planos y elevados, o se dice mesa a un conjunto de personas que
presiden una asamblea o se juntan para
dialogar o rebelarse contra algo. Todas estas semánticas manejan el
concepto de: "plano" y "elevado" y de ponerse alrededor.
Ya ven
que la mesa ya no es sólo lo que
entendemos por mesa en uso vulgar. Empezando por el final de la etimología nos encontramos con algo plano y elevado y
algo que también encierra el sentido de reunión, aunque no sea de personas que
presiden, también pueden ser personas
que resisten.
Para aclararnos en nuestro diálogo podemos empezar
por una expresión corriente:” poner las cartas sobre la mesa”. Quiere decir colocar abiertamente
sobre………algo que es bueno que todos vean, conozcan, discutan, compartan, partan y repartan.
En toda
familia o grupo de gente que convive, la
mesa nos reúne. Todos recordaremos la
mesa donde la madre extendía la ropa para coser hasta que llegaban los pequeños
de la escuela y allí reemplazaban la
ropa por
los cuadernos
y lapiceros para hacer la tarea y a la hora de la comida o
la cena se recogía todo para poner los platos
y, todavía al anochecer, el hijo mayor
tenía tarea o los padres se reunían en torno a esa mesa para hacer las cuentas de la casa o
platicar con el amigo que venía de
visita.
A todos reunía la mesa.
Hablamos
de la familia humilde donde
los hijos no tienen su mesa de trabajo o el padre su despacho.
Hablamos de la mesa común que así se llama: La Mesa.
De ahí
nacen después en los grupos sociales el
establecer una Mesa de diálogo.
Donde
muchos intentan resolver problemas de la
pequeña o gran sociedad. Seguramente
muchos tenemos en la memoria la
presencia de una mesa que ha marcado momentos importantes de nuestra vida.
Cuando decimos la palabra mesa a cada uno se nos presenta en la
imaginación una mesa distinta.
Aunque
fue la misma según fuimos creciendo iba siendo diferente.
Pero a lo
largo de la historia de los pueblos las personas que intentaban mejorar sus relaciones con
ese ser poderoso al que de distintos modos llamaban Dios
Construyeron algo
semejante a una mesa, pero que no era
mesa.
Allí no se reunían para comer ni menos para poner las cartas sobre la mesa, sino
para ofrecer y quemar animales y productor de su trabajo.
Los quemaban, los ofrecían a su
dios, y así creían encontrar la amistad
y la protección de ese ser supremo.
Ese altar lo
ponían en templos, según sus
medios, humilde monumentos, grandes y hasta maravillosas obras de
arte, que los enemigos de ese pueblo incendiaban y destruían hasta el mismo
altar.
Pero al
llegar aquel humilde campesino galileo,
no le interesaban los templos ni los altares, le interesaba la gente, su vida, la comida,
el amor de los pueblos y por eso en vez de templos él se reunía con las
personas en los campos y en las casas, donde en vez de altar se conformaban con
sentarse en la hierba o alrededor de la sencilla mesa
familiar.
Así
fue; sus seguidores durante años se
olvidaron de altares y templos y se reunieron en torno a mesas familiares donde no
quemaban animales sino compartía la comida corriente, partían
el pan bebían el vino, la bebida aquella
de su tierra, y recordaban las
palabras y los hechos del maestro.
Y ahora
¿por qué - déjenme que les
pregunte,- con el paso del tiempo, los seguidores de aquel campesino han vuelto a los grandes templos donde no hay mesas sino grandes altares…
¿por qué?
Dicen
que el mundo en este siglo XXI
los seres humanos vamos avanzando
en conciencia y
descubriendo una v ida más sencilla, con mayor respeto
por lo que llamábamos el otro.
Nos vamos dando cuenta de que, a pesar de nuestras diferencias, todos somos lo mismo.
¿No
sería bueno que nos olvidásemos de los altares y volviéramos a reunirnos en
torno a la mesa? A partir, repartir, compartir
amor, servicio…?