En la Edad Media se creía que María
significaba "estrella del mar", en latín "stella maris".
Desde aquella época, muchos carmelitas han aclamado a María como la "Flor
del Carmelo" y la "Estrella del Mar". Lo hizo el mismo Simón
Stock con esta plegaria que se le atribuye:
"Flor del Carmelo Viña florida,
esplendor del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de
hombre, a todos tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar!”.
El nombre de "Stella Maris" se ha
dado también a todos los centros del Apostolado del Mar de la Iglesia Católica
que están ubicados en los puertos.
Pero... ¿de dónde viene el patronazgo de la
Virgen del Carmen hacia los marineros? En el siglo XVIII, cuando ya era muy popular
la fiesta de la Virgen del Carmen en España, el almirante mallorquín Antonio
Barceló Pont de la Terra, nacido en 1716 y fallecido en 1797, impulsó su
celebración entre la marinería que él dirigía. Fue a partir de entonces cuando
la marina española fue sustituyendo el patrocinio de San Telmo por el de la
Virgen del Carmen. En muchas localidades españolas se celebran grandes
procesiones marítimas que son un auténtico éxito. En el obispado de Girona cabe
remarcar las de: l'Escala, Roses, Llançà, Arenys de Mar y Palamós.
Aunque la Virgen sea la patrona de los
marineros, muchos de ellos comparten aún el patrocino con San Telmo. También
los pescadores tienen a la Virgen del Carmen como patrona sin olvidar a San
Pedro. Se la puede invocar para que nos proteja ante posibles naufragios y
tempestades en alta mar.
El gran santuario dedicado a Nuestra Señora
del Carmen se encuentra lógicamente en el Monte Carmelo, en Haifa (Israel),
pero... no en el valle del Wadi-es-Siah, sino en el valle conocido como
"El-Muhraqa". Allí hay el monasterio de los carmelitas, una
hospedería y un gran mirador.
Como ya sabemos, la fiesta de Nuestra Señora
del Carmen es el 16 de julio, ya que según la tradición, fue el 16 de julio de
1251 la fecha del regalo del escapulario por parte de la Virgen a San Simón
Stock.
Salvados del Mar
En el verano de 1845 el barco inglés,
"Rey del Océano" se hallaba en medio de un feroz huracán. Las olas lo
azotaban sin piedad y el fin parecía cercano. Un ministro protestante llamado
Fisher en compañía de su esposa e hijos y otros pasajeros fueron a la cubierta
para suplicar misericordia y perdón.
Entre la tripulación se encontraba el
irlandés John McAuliffe. Al mirar la gravedad de la situación, el joven abrió
su camisa, se quitó el Escapulario y, haciendo con él la Señal de la Cruz sobre
las furiosas olas, lo lanzó al océano. En ese preciso momento el viento se
calmó. Solamente una ola más llegó a la cubierta, trayendo con ella el
Escapulario que quedó depositado a los pies del muchacho.
Durante lo acontecido el ministro había
estado observando cuidadosamente las acciones de McAuliffe y fue testigo del
milagro. Al interrogar al joven se informaron acerca de la Santísima Virgen y
su Escapulario. El Sr. Fisher y su familia resolvieron ingresar en la Iglesia
Católica lo más pronto posible y así disfrutar la gran protección del
Escapulario de Nuestra Señora.