AEROPUERTO
(Artículo
de JAVIER ANSO en Diario de Cádiz- 29-07-2019)
A
mí no me cuesta nada rezar en un aeropuerto. Cuando voy con tiempo busco la
capilla o sala de meditación y me quedo allí un rato. Pero la verdad es que
cualquier parte me ayuda porque no se trata de un espacio determinado sino del
hecho de sentirme rodeado de personas.
Miles
y miles, y todas tan distintas. Saber que tengo junto a mí a quien hace unas
horas estaba en el otro extremo del mundo, o llegará pronto a él. Escuchar
todos los idiomas. Imaginarlos creyentes de todas las creencias, o de ninguna.
De cualquier raza, color o edad. Tan distintas como uno pueda imaginar, y sin embargo, tan iguales entre sí y a mí
mismo. Con parecidos sueños, temores y esperanzas.
Soy
muy curioso en los aeropuertos. Me gusta observar a las personas. Adivinar, por
sus pasaportes, de donde proceden. Verles en familia, jugando con sus niños. O
solitarios, leyendo un libro o consultando un móvil. Llenando el tiempo
aburridos o charlando alegremente. Con rostros serenos, a veces. Con
preocupación, otras. Cada uno, una historia. ¡Cuántos volúmenes harían falta si
alguien pretendiera escribir todo lo vivido en un aeropuerto durante un solo
día!
Esa humanidad total que nos encontramos
en cualquier aeropuerto está llamada a entenderse, a ponerse de acuerdo, a
caminar juntos para hacer la vida más feliz y mejor para todos.
¡Cuántas
veces y por cuántas estúpidas causas sucede, sin embargo, lo contrario ¡Cómo y
con cuántos motivos diversos – creencias, fronteras, banderas, etc. nos engañan
y nos enfrentan, cegándonos para que nuestros ojos no vean lo evidente: que somos iguales y que estamos llamados
a entendernos !
Cuando
voy a un aeropuerto rezo pidiendo que el sentido común y el amor prevalezcan
sobre la manipulación y el engaño.
Lo
mismo hago cuando pienso en nuestros países, donde, por tantos estúpidos
motivos, nos enfrentamos en vez de dedicarnos a lo importante: que haya vida y de más calidad para todos.
Yo
pongo mi granito de arena: no dejo de sonreír en los aeropuertos.
Javier
Anso