Gustavo Gutiérrez: "Los pobres son los que no tienen
el derecho a tener derechos"
"Nunca
he sido profesor de teología", reivindica el anciano dominico
"He
sido párroco y sacerdote", en el cruce entre fe cristiana y pobreza,
explica
"A
veces ha sido duro. Pero decidí trabajar en la Iglesia, desde dentro. Y ahora
ha cambiado mucho"
"La
limosna... ha llegado a su fin, al menos en parte. Entre otras cosas porque la
pobreza tiene unas causas que hay que abordar, para que las cosas puedan
cambiar"
"Tenemos
que ser la voz de los que no tienen voz, tenemos que luchar para que quienes no
tienen voz empiecen a tenerla"
"El
papa actual afronta –como debe hacer– la situación complicada que ha encontrado
en la Iglesia e intenta cambiar muchas cosas. Ha sabido emprender el camino
correcto y debemos apoyarlo por ello
11.10.2019 | Sant'Egidio
(Sant'Egidio).- Andrea Riccardi y el padre
Gustavo Gutiérrez, teólogo peruano considerado el padre de la "teología de
la liberación", mantuvieron una intensa conversación sobre el tema
"la Iglesia y los pobres", ante un numeroso y atento público.
Fueron muchos, los temas abordados por quien ha
sido definido por el papa Francisco como l'enfant terrible que nos ha ayudado a
descubrir los pobres, pero sobre todo una teología que se hace concreta en la
vida de las personas, especialmente de los pobres.
Andrea
Riccardi
presentó la conversación recordando que la vida del padre Gutiérrez ha sido la
vida de un pastor en medio de su gente y de un estudioso que ha propuesto una
teología ligada a la historia, a su pueblo y especialmente a los pobres.
También recordó, citando la obra del padre Gutiérrez, que "no se puede
hacer teología sin contexto y sin experiencia de la vida de los demás".
El padre
Gutiérrez,
respondiendo a las preguntas de Andrea Riccardi y luego de los participantes,
repasó algunas fases de su vida, como su participación en el Concilio Vaticano
II y en las Conferencias Episcopales de América Latina (en particular, Medellín
en 1986) y destacó también los momentos difíciles que pasó a causa de la
discusión surgida en torno a sus libros sobre la teología de la liberación. A
la pregunta directa "¿Qué es la teología de la liberación?", el padre
Gustavo contestó: "es sobre todo la primacía de los pobres. Y pobres son los que no tienen el derecho a
tener derechos".
Gutiérrez
empezó con su historia como estudiante de medicina, joven idealista que soñaba
estar al lado del sufrimiento humano y también del malestar social. En aquellos años y en
aquel contexto crece su vocación, que le hace optar por el sacerdocio.
Sacerdote novel de una Iglesia "vertical" como la peruana, mira con
esperanza al Concilio, especialmente cuando oye que el Papa propone plantear
como tema de las sesiones los pobres y la pobreza. Era una idea que no ocupó
plenamente el centro del Vaticano II, pero que inspiró y motivó la conferencia
del episcopado latinoamericano de Medellín, en Colombia en 1986, que puso en
crisis una actitud que consideraba suficiente ir a misa para ser buen
cristiano. En los años posteriores el padre Gutiérrez trabaja en la teología de
la liberación, un camino que provocó muchos problemas con sectores de la
Iglesia, pero que atrajo a mucha gente y llevó a pastores y a simples creyentes
a testimoniar su fe hasta el martirio.
"La
centralidad del pobre es la afirmación fundamental de la teología de la
liberación",
explicó Gutiérrez. La teología de la liberación nació por el trabajo directo
con los pobres. "Nunca he sido profesor de teología", reivindicó el
anciano dominico. "He sido párroco y sacerdote", en el cruce entre fe
cristiana y pobreza. Y, sin duda, de todo ello han surgido problemas: "A
veces ha sido duro. Pero decidí trabajar en la Iglesia, desde dentro. Y ahora
ha cambiado mucho", concluyó Gutiérrez.
"Yo
he hecho una aportación. Luego han llegado otras aportaciones y llegarán más.
Es la Iglesia que camina, y no camina detrás del libro de un párroco". Pero era y es
necesario mirar a los pobres: "Los pobres son los que no tienen el derecho
a tener derechos. El trabajo con los pobres requiere que ellos se den cuenta de
que son cristianos –los que lo son– y seres humanos. La limosna, que ha tenido
un espacio excepcional en la historia de la Iglesia, ha llegado a su fin, al
menos en parte. Entre otras cosas porque la pobreza tiene unas causas que hay
que abordar, para que las cosas puedan cambiar. Tenemos que ser la voz de los
que no tienen voz, tenemos que luchar para que quienes no tienen voz empiecen a
tenerla. Es una lucha que continúa, porque la pobreza sigue presente en el
mundo y tiene raíces y una economía despiadada 'de muerte', como ha dicho el
papa Francisco".
"Claro, hay quien dice: 'La Iglesia ha
optado por los pobres, pero los pobres han optado por las sectas'".
"Sí", continúa Gutiérrez, "pero eso no significa que optar por
los pobres fuera un error. Y no quita que la idea de una teología de la
prosperidad sea un gran engaño para los pobres. Llevamos mucho retraso. El papa
actual afronta –como debe hacer– la situación complicada que ha encontrado en
la Iglesia e intenta cambiar muchas cosas. Ha sabido emprender el camino
correcto y debemos apoyarlo por ello".
Quién es Gustavo Gutiérrez Merino
Gustavo Gutiérrez Merino, nacido en Lima (Perú)
en 1928, es un sacerdote dominico considerado el fundador de la teología de la
liberación.
Autor de muchos libros y de aún más artículos
en la revista "Concilium" y en otras publicaciones, Gutiérrrez
combinó su actividad académica y de investigación con la cercanía con las
"comunidades eclesiales de base" latinoamericanas.
Su obra fundamental es "Teología de la liberación" (1971), que insiste en la
necesidad de un itinerario, basado en las escrituras, que lleve a la liberación
integral –tanto espiritual como social– de los pueblos y de los pobres.
Sus tesis, que han gozado de gran predicación
en varios sectores de la Iglesia latinoamericana y mundial, también han suscitado fuerte oposición,
especialmente durante el pontificado de Juan Pablo II.
En una entrevista de hace unos años Gutiérrez
dijo de sí mismo y de la teología en la que ha trabajado:
"El
pobre está al margen, no cuenta para nada. Sin la solidaridad, la fragilidad
nunca tendrá respuesta. Como en todo el mundo, el egoísmo y el individualismo
están impregnando el mundo cfristiano. Por eso solidaridad significa justicia.
[...] No todos saben que mi primera preocupación es el trabajo pastoral. Hace
años que trabajo en la misma parroquia, en una zona vieja y muy pobre de Lima.
Dicho de otro modo, el trabajo intelectual no es mi principal preocupación.
[...] La teología de la liberación nació en el cruce entre fe cristiana y
pobreza. La pobreza está presente en el mundo y la Biblia, la fe cristiana y el
mensaje evangélico tienen algo que decir al respecto. ¿Qué es lo importante? La
opción preferencial por los pobres. Hoy se llama así, pero la idea es muy
antigua. Ese es el núcleo de la teología de la liberación. La preferencia de
Dios por los pobres y los abandonados se manifiesta a lo largo de toda la
Biblia. La centralidad del pobre es la afirmación fundamental de la teología de
la liberación. Pero nosotros no hemos hecho más que recordar la afirmación de
la Biblia. [...] Amo a la Iglesia porque es mi pueblo, es mi vida. Para mí
escribir sobre la teología de la liberación es escribir una carta de amor al
Dios en el que creo, a la Iglesia a la que amo, al pueblo al que pertenezco.
Las cartas no pueden ser todas iguales, pero el amor es el mismo".
Tomado de: