PALABRAS A
VOLEO
las
palabras que echamos a voleo en esta sección suelen ser lógicamente en lengua
española que es la base de este blog. Empezamos analizándolas frecuentemente en
su etimología, que suele ser -, ya lo saben- latín o griego. Pero hoy se nos ha
ocurrido una pequeña maldad y empezamos presentando la de hoy en latín.
In
illo tempore… Perdonen, no es éste el título, se nos escapó al querer decir
que, en nuestro año joven, en nuestros titubeantes estudios de lengua y
filosofía una de las primeras frases que nos enseñaban era precisamente la
siguiente:
FLATUS VOCIS, que significa… verán: El
discurso de muchos líderes políticos, se apoya en un viejo recurso de
generalización de la lógica y de la filosofía, precisamente flatus vocis. Esta locución latina
significa algo así como “soplo de voz”, pero su sentido apunta más bien a la
idea de “palabra vacía” que intenta plantear la existencia de abstracciones
universales y absolutas, pero que no designan ningún objeto en la realidad
concreta. El término fue utilizado por primera vez en la Edad Media por los
filósofos ingleses y franceses …
Hoy flatus vocis corre por muchos idiomas y en los actuales medios de comunicación también aparece, aprovechando lo fácil que es decir cosas, hablar mucho sin decir nada.
El político, el maestro, el comunicador,
informador que emite palabras vacías de sentido, transmite una información
fracasada.
¿Cuál
es la señal de autenticidad en lo que hablamos? Lógicamente la realidad.
Cuando
hablamos, pero las palabras se quedan en viento (flatus) no dicen nada.
Con
frecuenta nuestros blogs “a voleo” empiezan por abordar temas laicos para luego
pasar a lo que llamamos religión o espiritualidad.
Aquel
que es camino, vida y verdad nos
tiene que echar en cara lo que decimos cuando lo que resuena en nuestros
templos, en nuestros lenguajes
piadosos, son bonitas palabras, pero lejos de la realidad. Dicen, pero no
hacen.
Sucede
esto en las enseñanzas que nuestros catequistas repiten a los niños o los
predicadores a los fieles adultos. Sucede en frases plasmadas en libros,
pero que se convierten en tópicos para
algunas asociaciones religiosas.
Muchas
veces se trata de lo que repetimos tomado de los evangelios, en párrafos de
nuestras reglas religiosas, en
documentos de los papas.
En
momentos históricos como el presente que parece remover la realidad surgen personas que se apoderan de palabras
y expresiones comprometidas, pero con el tiempo las van repitiendo en frases
hechas y convirtiéndolas en “flatos”; vaciándolas de sentido.
Piensen
conmigo en lo que está sucediendo hoy
con expresiones como:
salir, periferia, pobres.
Sucede
que empiezan a resultarnos molestas. Amenazan con cambiarnos la vida. Nuestra
tentación es robarlas fuerza de dos maneras:
1..-
Con La alabanza como escapatoria: rodear de admiración a quien
las está proclamando como fuerza transformante: “¡qué bondadoso este sumo
pontífice!, ¡qué claro y consecuente es en sus homilías y documentos!”. Pero mientras tanto miramos hacia otro lado,
cuando se nos pone ante los ojos provocativa la periferia hacia la que nos
invita a salir, la respuesta que nos pide tanta miseria cuando nos cantaba José Martí: “con los pobres de la tierra yo quiero mi
suerte echar, el arroyo de la sierra me complace más que el mar”. ¿Pensamos sinceramente si echamos de verdad
nuestra suerte con ellos?
2.Con La celebración como
escapatoria: Las frases evangélicas o documentos pontificios, se escuchan en el templo, Se
llenan nuestras actividades de procesiones, de ceremonias, de actos litúrgicos,
fíjense: de actos pero no de acciones consecuentes.
Hablamos
y repetimos que nuestra vida religiosa
nos pide un amor especial a los
pobres, aunque todavía no hemos llegado a descubrir qué significa eso de “especial”, si tiene algo que ver
con el vacío, con “flatus”. Si no ha
conseguido ese amor transformar fuertemente nuestra vida personal y
comunitaria.
Hubo un tiempo en que se cantaba “vos sos el
Dios de los pobres” …
o
…” Dios invita a todos los pobres a esta mesa común por la fe, donde no haya
acaparadores y a nadie le falte el conque”.
Esos
y otros cantos empujaron a muchos a
jugarse su tranquilidad y a veces la vida
por
los derechos de los empobrecidos a quienes cantaban y defendían.
Que quienes pensamos esto no nos quedemos en
palabras vacías, seamos consecuentes.
Escuchemos a Bob Dylan cantando para que nuestras palabras no sean
palabras al viento blowing in the wind
, como se dice en latín flatus
vocis