Agenor Brighenti: "La
Amazonía es un sujeto social y eclesial que, en la actualidad, clama al cielo y
desafía a toda la humanidad" (III)
"La crisis actual está provocando el surgimiento de la cuestión del planeta como sujeto de derechos, frente a una economía de explotación"
"Los rostros que caracterizan a la Amazonía son
diversos y buscan vivir en armonía"
"El 'otro', visto como "diferente", se
convierte en una instancia de admiración, cuidado, interrelación respetuosa,
complementariedad y una instancia ética de responsabilidad"
"Asumir a los pueblos indígenas como paradigma implica
defender la identidad cultural de los pueblos indígenas y aprender de ellos y
desde ellos cómo vivir las bienaventuranzas de una relación armoniosa de las
criaturas con la Creación y el Creador, en una feliz sobriedad: la 'buena
vida'"
12.11.2019 | Agenor
Brighenti
La escucha del pueblo
amazónico, tanto en el proceso de preparación como en la realización del
Sínodo, tuvo como objetivo discernir los desafíos del Espíritu, que vienen del
clamor de una región atacada por la codicia de una "economía que
mata". Para el Papa Francisco es escuchar a Dios escuchando a la gente y
respondiendo a sus llamadas, como Iglesia, discípulos de Jesucristo, que
"señala el Amazonas" (Pablo VI). Puesto que el Espíritu "hace
nuevas todas las cosas" (Ap 21,5), su llamada es a una "conversión
integral" que abarca todo y a todos.
El Papa, al comienzo
de sus trabajos, habló de la necesidad de que el Sínodo abarcara cuatro dimensiones: la dimensión
pastoral, la dimensión cultural, la dimensión ecológica y la dimensión sinodal.
Diferentes dimensiones de un cambio necesario en el ser y el hacer de la
Iglesia en su conjunto, que incluye mentalidades, acciones, relaciones y
estructuras. El Documento Final recoge las cuatro dimensiones de la necesidad
de cuatro conversiones: conversión pastoral, conversión cultural, conversión
ecológica y conversión sinodal, dedicando un capítulo a cada una de ellas.
Las cuatro dimensiones de la
conversión integral
Cuatro dimensiones,
que conducen a cuatro conversiones que convergen en una "conversión
integral", apuntan a una Amazonía, mucho más que una región o un bioma. La
Amazonia es un sujeto social y eclesial que, en la actualidad, clama al cielo y
desafía a toda la humanidad. Los pueblos
indígenas y la naturaleza constituyen dos "paradigmas" a tener en
cuenta tanto en la evangelización como en cualquier iniciativa privada o
pública. La Amazonía, como pueblo y como naturaleza, presenta la cuestión del
"otro", ya sea desde el punto de vista étnico, como desde el punto de
vista ecológico.
Desde el punto de
vista étnico, existe el derecho a la identidad cultural y religiosa, tan poco tenido en cuenta en la
evangelización del pasado, así como en la vida económica, social y política
de ayer y de hoy. Desde el punto de vista ecológico, la crisis actual está
provocando el surgimiento de la cuestión del planeta como sujeto de derechos,
frente a una economía de explotación, irresponsable con las generaciones
futuras. El "otro", entendido como mero objeto o prolongación de un
"yo" que se cree superior y dominante en su naturaleza, conduce a posturas
colonizadoras y depredadoras, como atestiguan las prácticas eclesiales y
sociales del pasado y del presente. El "otro", visto como
"diferente", se convierte en una instancia de admiración, cuidado,
interrelación respetuosa, complementariedad y una instancia ética de
responsabilidad.
La ecología como paradigma de la
evangelización
Según el documento
final del Sínodo, en su primer capítulo, mirada con respeto y aprecio por la alteridad, la Amazonía estalla como
"vida insertada, vinculada e integrada en el territorio, como espacio
físico, vital y nutricional, posibilidad, soporte y límite de la vida".
Una región "esencial para la distribución de las precipitaciones en las
regiones de América del Sur y que contribuye a las grandes corrientes de aire
alrededor del planeta".
En esta región, "el agua y la tierra alimentan y
sostienen la naturaleza, la vida y las culturas de innumerables indígenas,
campesinos, afrodescendientes (quilombolas), caboclos, colonos, ribereños y
habitantes de los centros urbanos". Destaca que en la región amazónica,
"el ciclo del agua es el eje que conecta los ecosistemas, las culturas y
el desarrollo del territorio".
Los rostros que caracterizan a la Amazonía son diversos.
Es "una realidad pluriétnica y multicultural", históricamente un
escenario de "encuentros y desajustes", que no ha impedido a los
pueblos indígenas buscar "la vida en abundancia" en un modelo de
vida, llamado "buen vivir". Se trata de "vivir en armonía
consigo mismo, con la naturaleza, con los seres humanos y con el ser
supremo" [...], "donde no hay exclusión ni exclusión, y donde podemos
forjar un proyecto de vida plena para todos", expresión de la
"realización plena de las Bienaventuranzas".
Sin embargo, según el
documento final del Sínodo, visto con responsabilidad y compasión, la Amazonía
misma es también "una belleza herida y desfigurada, un lugar de dolor y
violencia", donde "los ataques a la naturaleza tienen consecuencias
para la vida de los pueblos". La escucha presinodal observó "una
crisis socioambiental única", que tiene subyacentes "intereses
económicos y políticos de los sectores dominantes, con la complicidad de
algunos gobiernos y algunas autoridades indígenas".
Los más desfavorecidos
"son los sectores más vulnerables, los
niños, las mujeres, la madre tierra".
Los datos científicos
advierten "de los riesgos de la deforestación", que ya afecta a casi
el 17% del total de la selva amazónica", amenazando "la supervivencia de todo el ecosistema, poniendo
en peligro la biodiversidad y cambiando el ciclo del agua, vital para la
supervivencia de la selva tropical". Situación que ha generado migraciones
tales como: "de los pueblos indígenas en territorios de circulación
tradicional, separados por fronteras nacionales e internacionales";
"de los grupos indígenas, campesinos y ribereños a las zonas más pobres y
periféricas de las ciudades"; y "de los pueblos indígenas a las zonas
más pobres y periféricas de las ciudades"; y el "de los refugiados,
obligados a abandonar sus países" (n. 12).
También está presente
"la feminización de la migración
que hace a miles de mujeres vulnerables a la trata de seres humanos, una de las
peores formas de violencia y una de las más perversas violaciones de los
derechos humanos" (n. 13).
Asumir la ecología como paradigma
implica una conversión que integre el cuidado de la Casa Común en la misión
evangelizadora de la Iglesia, exigiendo un cuidado pastoral de la ecología, que
aliente y dinamice el compromiso cristiano con la salvación del planeta, cuna
de la vida humana y sus ecosistemas.
Los pueblos indígenas
como paradigma de la evangelización
Para el Sínodo
Amazónico, recordando el proceso de evangelización en la región, el "grito
del territorio y el grito de los pueblos", es necesario superar todos los
restos de mentalidades y prácticas colonizadoras. "La colonización
militar, política y cultural", "marcada por la codicia y la ambición
de los colonizadores", fueron "abusos que causaron heridas en las
comunidades y oscurecieron el mensaje de la Buena Nueva". Hay que reconocer que "a menudo el
anuncio de Cristo se realizó en connivencia con los poderes que explotaban los
recursos y oprimían a las poblaciones".
Afortunadamente, por otro lado, "hubo muchos misioneros que
dieron su vida para transmitir el Evangelio. Es hora, pues, de que la Iglesia
"se distinga de las nuevas potencias coloniales, escuchando a los pueblos
amazónicos para ejercer su actividad profética con transparencia" (n. 15).
Los mártires de la Amazonia, que escribieron "una de las páginas más
gloriosas" de la Iglesia en la región, son una referencia importante para
el cambio de paradigma en la evangelización. En ellos, la Iglesia hoy
"reconoce con admiración a quienes luchan, con gran riesgo de su vida, por
defender la preservación de este territorio" (n. 16).
Asumir a los pueblos
indígenas como paradigma implica defender la identidad cultural de los pueblos
indígenas y aprender de ellos y desde ellos cómo vivir las bienaventuranzas de
una relación armoniosa de las criaturas con la Creación y el Creador, en una
feliz sobriedad: la "buena
vida".