El Pontífice exigió un
desarme nuclear "colectivo y urgente"Francisco aseguró en Nagasaki que la carrera armamentista
es “un atentado continuo que clama al cielo”
El Papa
convocó a los líderes mundiales a que frenen la acumulación de armas atómicas
de manera y les pidió que piensen en el “impacto catastrófico” sobre la
humanidad
“Este
lugar nos hace más conscientes del dolor y del horror que los seres humanos
somos capaces de infringirnos”
"Nuestro
mundo vive la perversa dicotomía de querer defender y garantizar la estabilidad
y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y
desconfianza"
"En
el mundo de hoy, en el que millones de niños y familias viven en condiciones
infrahumanas, el dinero que se gasta y las fortunas que se ganan en la
fabricación, modernización, mantenimiento y venta de armas, cada vez más
destructivas, son un atentado continuo que clama al cielo"
“Es
necesario considerar el impacto catastrófico de un uso desde el punto de vista
humanitario y ambiental, renunciando al fortalecimiento de un clima de miedo,
desconfianza y hostilidad, impulsado por doctrinas nucleares"
24.11.2019 | Hernán Reyes Alcaide, enviado
especial a Tokio
El papa Francisco volvió a convocar a los
líderes del mundo para un desarme nuclear
“colectivo y urgente” y, desde la ciudad japonesa de Nagasaki, denunció que
la carrera armamentista y sus gastos son un “atentado continuo”.
“Este lugar nos hace más conscientes del dolor
y del horror que los seres humanos somos capaces de infringirnos”; inició el
pontífice su histórico discurso en el Parque de la Memoria, que mantiene vivo
el recuerdo de la masacre cometida por el bombardeo estadounidense en 1945.
“La cruz bombardeada y la estatua de Nuestra
Señora, recientemente descubiertas en la Catedral de Nagasaki, nos recuerdan
una vez más el indescriptible horror
sufrido en su propia carne por las víctimas y sus familias”, agregó
Bergoglio.
De cara a un mundo en el que al menos nueve
países continúan teniendo arsenales nucleares, Francisco sentenció que “uno de
los anhelos más profundos del corazón humano es el deseo de paz y estabilidad”.
Desde el epicentro de la explosión
Francisco habló desde el lugar que fue el
epicentro de la explosión del 9 de agosto de 1945: dentro del Parque de la Paz
de la Ciudad, bajo una enorme escultura
de Seibo Kitmura que simboliza el temor atómico, pero al mismo tiempo la
esperanza de unidad entre pueblos. Antes, rezó en silencio y encendió una vela
de homenaje a los caídos.
“La posesión de armas nucleares y de otras
armas de destrucción masiva no son la respuesta más acertada a este deseo; es
más, parecen continuamente ponerlo a prueba.
Nuestro mundo vive la perversa dicotomía de querer defender y garantizar la
estabilidad y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una
mentalidad de miedo y desconfianza, que termina por envenenar las
relaciones entre pueblos e impedir todo posible diálogo”, lamentó.
Amenaza de aniquilación total
En ese marco, reiteró su posición crítica con
el armamentismo en general y nuclear en específico, y planteó que “la paz y la
estabilidad internacional son incompatibles con todo intento de fundarse sobre
el miedo a la mutua destrucción o sobre una amenaza de aniquilación total; sólo
es posible desde una ética global de
solidaridad y cooperación al servicio de un futuro plasmado por la
interdependencia y la corresponsabilidad entre toda la familia humana de hoy y
de mañana”.
“Aquí, en esta ciudad, que es testigo
de las catastróficas consecuencias humanitarias y ambientales de un ataque
nuclear, serán siempre pocos todos los intentos de alzar nuestra voz contra la
carrera armamentista”, criticó.
Además, como había adelantado Religión Digital,
Bergoglio tuvo palabras para los millones de dólares que el mundo vuelca en
armas por sobre otras prioridades: “Esta desperdicia recursos valiosos que
podrían, en cambio, utilizarse en beneficio del desarrollo integral de los
pueblos y para la protección del ambiente natural. En el mundo de hoy, en el
que millones de niños y familias viven en condiciones infrahumanas, el dinero
que se gasta y las fortunas que se ganan en la fabricación, modernización,
mantenimiento y venta de armas, cada vez más destructivas, son un atentado
continuo que clama al cielo”, criticó.
Así, convocó a que “un mundo en paz, libre de
armas nucleares, es la aspiración de millones de hombres y mujeres en todas
partes”.
“Convertir este ideal en realidad requiere la participación de todos: las
personas, las comunidades religiosas, la sociedad civil, los Estados que poseen
armas nucleares y aquellos que no las poseen, los sectores militares y
privados, y las organizaciones internacionales. Nuestra respuesta a la amenaza
de las armas nucleares debe ser colectiva y concertada, basada en la
construcción ardua pero constante de una confianza mutua que rompa la dinámica
de desconfianza actualmente prevaleciente”, animó.
“Es necesario romper la dinámica de desconfianza que prevale actualmente, y que
hace correr el riesgo de conducir al desmantelamiento de la arquitectura
internacional de control de las armas. Estamos presenciando una erosión del
multilateralismo, aún más grave ante el desarrollo de las nuevas
tecnologías de armas; este enfoque
parece bastante incongruente en el contexto actual marcado por la
interconexión, y constituye una situación que reclama una urgente atención por
parte de todos los líderes, así como dedicación”, pidió.
Llamamiento a los líderes políticos
Tras repasar el compromiso de la Iglesia con el
desarme, en especial de parte de los obispos japoneses, el Papa realizó un
fuerte llamado a los líderes mundiales.
“Con el convencimiento de que un mundo sin
armas nucleares es posible y necesario, pido
a los líderes políticos que no se olviden de que las mismas no nos defienden de
las amenazas a la seguridad nacional e internacional de nuestro tiempo”,
les reclamó.
Antonio Spadaro