Un templo no hecho de
piedras vidrieras y cortinajes
De cuadros y
estatuas
Sino de ramas,
hojas, reflejo del sol
aves que revolotean
En vez de órganos
vibrantes rugidos en lo profundo,
En vez de agua
bendecida por los clérigos
Ríos benditos,
salidos de las manos de Dios
A la sombra de la
choza
Nos imaginamos la
familia
compartiendo el
pescado, las frutas, lo tepescuintles,
el cariño
Parece que en este
templo
No han llegado
todavía civilizadores
Que descivilicen la
creación.
De vez en cuando se
asoma remando
Algún misionero
Pero Dios…
Dios había llegado
mucho antes