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4 de noviembre de 2019

La pesca


LA PESCA MILAGROSA

Pedrito el pescador

En Araguaia

Tenía aquel amanecer la suerte del revés.
Ninguna mojarrita se enganchaba
en el hilo engañoso
que agitaba el pequeño,
esperando ganarse el desayuno
con sudor de su frene
y gozo de su panza.

+ + + 






A aquella misma hora
Al otro lado
de las aguas profundas del océano,
Al otro lado de su mentalidad cuadriculada,
Pietro, entró sin hacer ruido
 En la iglesia romana
junto el puente de Sant Ángelo.


Al lado del altar
había una ofrenda extraña:
los cuerpos de madera 
de deidades
con el vientre abultado
 como madre   fecunda
esperando tal vez el homenaje
delos que allí se reunían
con respeto por la diosa Pachamama.

Pietro se acercó sigiloso   a
aquellos ídolos.
Los agarró con miedo,
Los envolvió en un paño
Y escapó mirando a todos lados
por se lo descubrían.

Desde lo alto del puente
Cayeron en el Tíber
Con suave chapoteo las imágenes.
Satisfecho se marchó el defensor de aquella fe,
Esa,
La suya
+++

Allá en el Araguaia
Pedrito continuaba
aburrido
Sujetando el sedal;
Cuando de pronto
 Sintió que algo
Más grande que los peces
  de su pequeño arroyo
le pesaba en sus manos.
Agarro fuerte.


Sujetó en una rama el hilo,
 Metió los dos brazos   en el agua
Y fue sacando poco a poco,
Entre algas y ramaje
Los cuerpos abultados
De cuatro    pachamamas de madera
Brillando en la penumbra del amanecer
en el recodo del arroyo 
que baja culebreando al Araguaia.
+++

Pedrito fue corriendo
A contárselo al Padre,
al obispo viejito que seguía gozando
de la paz merecida en la selva amazónica
y mientras le enseñaba esas viejas imágenes
salidas de las aguas.
Con sus manos temblonas
Pedro el anciano jubilado,
Sonriendo, 
Dobló el periódico
donde leía las ultimas noticias
Y dijo al pequeño pescador.
“¡Ah, qué bien Pedrito
Ya sé de dónde vienen fugitivas esas diosas que sacaste del agua
Y ya sé por qué vienen. 
No me extraña Pedrito,
 ¡no me extraña!