PALABRAS A VOLEO
La palabra que vuela hoy por encima de nosotros es una que varía mucho de importancia y de amplitud.
Hubo un tienpo en que fue muy popular por una película…
la recordarán cuando piensen en aquel extraterrestre
bajito señalando al cielo estrellado con su dedo laguirucho exclamando:
¡¡MI CASA!!
Cuando el simpático E.T señalaba a
lo alto, no explicaba si “mi casa” era alguna cuevita
de una estrella o satélite en
cualquier lugar del espacio, o un portentoso edificio
supermoderno que superaba la obra
decualquier arqitecto terrícola.
Imagínense cualquiera de los E.T s astronautas de nuestro mundo que han subido
por ahí arriba y al divisar nuestro pequeño planeta iluminado en la noche exclamnan absortos: ¡mi casaaa!
Pero sin pensar en cualquiera de aquellos puntitos luminosos donde vivía su familia sino en la bola entera que baila dulcemente al redor del sol.
¿Cuál es de verdad
nuestra casa?, ¿el rincón
donde nos acostamos a dormir
cada familia o persona o la
tierra entera que nos abriga o nos congela,
nos abastece de lechugas y vacas?,¿o de donde extraemos el plomo que nos ayuda a matanos mejor unos a otros.
Pues esta tierra, ahora nos sugiere
volver a la etimología que
siempre incluimos en estos
documentos Resulta que en griego casa
se dice oikos de donde se deriva
la palabra economía (administrar la casa) y
ecología ( la reflexión, el cuidado de
este mundo que es nuestra casa).
La economía nos obliga a poner puertas, con cerraduras o
rejas a nuestra casa, para protejerla de robos. Y con talanqueras que se van imponineo en
muchos barrios, con murallas en la edad
medias y actualmente aduanas
y barreras, que irónicamente
llaman concertina pero no ese instrumento sino esto
El
místico Tomás Merton nos habló hace años en un libro de que ningún hombre es
una isla. La visión transpersonal del mundo nos va diciendo ahora lo mismo. No somos seres
aislados flotando cada uno en su
planeta distinto.
Alguien nos dirá que no “debemos serlo” pero desgraciadamente ese yo que se nos mete en el pellejo nos hace con demasiada frecuencia rodear nuestra vida individual con alambres de púas.
Alguien nos dirá que no “debemos serlo” pero desgraciadamente ese yo que se nos mete en el pellejo nos hace con demasiada frecuencia rodear nuestra vida individual con alambres de púas.
La familia tampoco es una isla, aunque también a veces salten tensiones entre sus miembros y estén sus oikos, (casas) demasiado cerradas a sus vecinos
También
proliferan muros y alambradas entre naciones; cuando rechazan las
que se consideran avanzadas a quienes buscan en otros países, un puerto de
acogida
Lo contrario a esta situación se da
cuando grupos de familias, en su misma tierra andan buscando techo. El papa Francisco habla de que todo ser humano necesita las tres T: Tierra, trabajo y Techo.
Lo contrario a esta situación se da
cuando grupos de familias, en su misma tierra andan buscando techo. El papa Francisco habla de que todo ser humano necesita las tres T: Tierra, trabajo y Techo.
En este caso, hablando de techo debemos decir que
la necesidad es de toda comunidad humana… porque ninguna comunidad es
tampoco una isla, ni un archipiélago.
¿Hablamos
de comunidad?... No es comunidad el Chalet, la finca exclusiva, el
rascacielos de oficinas…
Se acerca más a ella la aldea de montaña, el pueblito campesino, la pequeña colonia de barrio marginal, aunque, seamos realistas, a veces aplasta las ilusiones el triste refrán “pueblo pequeño infierno grande”
Se acerca más a ella la aldea de montaña, el pueblito campesino, la pequeña colonia de barrio marginal, aunque, seamos realistas, a veces aplasta las ilusiones el triste refrán “pueblo pequeño infierno grande”
Déjennos
soñar un poco contemplando la película MILAGRO EN MILÁN. La podrán ver en
internet:
Como
símbolo en ella la escena del viejito que se come el pollo rifado en el barrio
de chozas, mientras los vecinos le contemplan con gozo y admiración como si les
hubiera tocado a todos ellos en la rifa: “qué bien se lo come”
Em
muchas ocasiones hoy la gente que necesita vivienda como los que intentan
algún otro progreso en su existencia van comprendiendo que ese progreso se
consigue comunitariamente.
Por
lo general son los pobres aquellos que sienten la necesidad de colaborar,
¿Se dan cuenta? Con -laborar, trabajar juntos conscientes de que las manos unidas
consiguen lo que no se logra individualmente. Pero no siempre es así,”
por lo general”.
Se
necesita una bella y difícil palabra: Colaborar
En
ese mundo
nuevo que soñamos
nuevo que soñamos
no
se hará el trabajo
con
la fiebre angustiada
de
quien pende del
hilo del empleo
hilo del empleo
para
no morir de hambre.
En
ese mundo nuevo
el trabajo
será como un servicio amable
de
cada uno a todos los demás
no hervirá
como hoy
la
obsesión por ser competitivo
que consiste
en trepar
sobre
los cráneos del débil o del torpe
tan
sólo llamaremos competencia
a servir a
los otros los primeros,
sin que
a eso nos mueva
la
turbia obstinación de ganar más que otros
ganar…
Esa
palabra sólo será en plural
ganaremos
cuando ganemos todos
pero ¡todos!
(del
libro Para que otro mundo sea posible editado por PPC en
Madrid y CAUCE en Guatemala.)
El fondo
de la cuestión se nos plantea cuando tomamos conciencia del contraste
entre competir y colaborar.
Es la
raíz de las relaciones laborales y sociales. ¿El otro, es otro?...
¿lo tuyo es tuyo? La reflexión transpersonal nos hace tomar conciencia de
que cuando uno gana, ganamos todos, porque todos somos parte unos de otro, como
las piezas de un puzle. El trabajo en cooperativa hace que nuestra casa y la de
todos los demás formen un barrio como una casa común que, aunque cada
familia y cada persona necesite un mínimo de intimidad, hay mucho que
podemos mantener y hacer crecer en común.
Nos
falta mucho para llegar a eso, pero la conciencia comunitaria de la humanidad
va superando el yo individual y se comienzan a crear acciones, obras, iniciativas, proyectos
en común, porque… ganaremos cuando ganemos todos… Pero ¡todos!