EN JESÚS HA NACIDO UN SALVADOR
Lc 2,1-14
Fray Marcos
Una vez más,
mandan las Escrituras para que Lc diga que el Mesías nacería en Belén. Tanto Lc
como Mt dan por supuesto el hecho, aunque lo explican de distinta manera. En Lc
se dan razones para justificar que Jesús nació en Belén, aunque no era de allí.
Mt trata de justificar por qué terminó viviendo en Nazaret, dando por supuesto
que nació en Belén. Ambos resaltan la importancia de que el Mesías perteneciera
al pueblo de Israel, y además, fuese descendiente de David, para ellos el rey
por excelencia que había nacido allí.
Recordamos el
nacimiento de Jesús, que sucedió en un lugar y en un momento determinado. Pero
lo que celebramos está más allá de toda circunstancia de tiempo y espacio. Dios
está fuera del tiempo y del espacio. Dando un paso más, en Dios no se distingue
el ser del actuar. Dios todo lo que hace, lo es
eternamente. Estamos celebrando que en Jesús, Dios se manifestó. Si se
manifestó a través de él, quiere decir que estaba en él, se encarnó en él. Pues
bien, podemos estar seguros de que Dios es encarnación y nunca podrá dejar de
encarnarse. La realidad divina ni empieza ni termina, ni está aquí ni está
allá, ni se crea ni se destruye. Para mí, Dios es exactamente lo mismo que fue
para Jesús. Si no se manifiesta en mí como se manifestó en Jesús, la culpa es
solo mía.
En Jesús ha
nacido un salvador, un liberador. Pero en mí sigue habiendo un opresor, porque
el salvador que hay en mí, aún no ha nacido. Repito, lo que Dios ha hecho en el
hombre Jesús, lo está haciendo hoy en mí. El nacimiento de Cristo en Jesús fue
tarea de toda su vida. Nada se le dio como cómoda posesión automática. También
él tuvo que nacer de nuevo. El nacimiento del Espíritu tiene que ser
consciente. Nunca puede ser un presupuesto, ni para Jesús ni para nadie. Se nos
da gratis, pero hay que desenvolver el regalo, y la envoltura tiene muchas
capas que nos fascinan y nos invitan (tientan) a quedarnos ahí y no seguir
quitando capas.
Miremos hacia
dentro. Cuando Pablo nos dice que somos otro Cristo, quiere decir algo muy
profundo y real. Dios está en mí; “yo y el Padre somos uno”, no es símbolo,
sino realidad más real que el Belén, los pastores, los magos y los ángeles
juntos. El portal de Belén no es más que un símbolo sensible, pero dentro de
mí, está la realidad de un Dios identificado conmigo. Tengo que descubrir el
Niño en mí. Toda la magia y la luz que puedo percibir en esa escena externa,
está dentro de mí. No permitáis que la Navidad quede fuera de vosotros,
descubridla y vividla dentro. Entonces la llevaréis con vosotros a todas partes
y os permitirá caminar, y los que os vean, podrán caminar también a esa luz.
Estamos celebrando no un hecho que pasó sino algo que está pasando.
La buena
noticia no es que “en la ciudad de David os ha nacido un Salvador”, sino que
dentro de ti está ese salvador y puedes darle a luz en cualquier instante. Para
eso estás aquí. Está dentro de ti, pero tan envuelto en trapos, que puedes no
verlo. Como los pastores, puede que no lo creamos, pero por si acaso, debíamos
acercarnos sigilosos. Celebrar la navidad es dar a luz en nosotros a ese Niño,
para que todos puedan ver que Dios sigue naciendo aquí y ahora. No nos
conformemos con celebrarlo en el recuerdo. Atrevámonos a vivir una realidad
presente y actual. Dios será siempre un Niño que yo tengo que darle a luz.
Si miro
demasiado hacia fuera, puedo quedar deslumbrado por las lucecitas de las estrellas
o por los cantos de los ángeles, pero me perderé el verdadero tesoro que está
escondido en mí y en cada uno de los seres humanos. Para Dios, los pastores,
despreciados por la sociedad de entonces, son lo preferidos. Dios ve su
verdadero valor y los llama a su salvación. Otros en cambio le cierran las
puertas. Un pesebre es comedero. Este evangelio se escribió cuando la
eucaristía era ya práctica litúrgica significativa para el cristiano. Sin duda
quiere hacernos pensar en Cristo pan de vida.
Os ha nacido
un salvador. No
está reflejando las expectativas que los judíos tenían con relación al Mesías.
Jesús nunca respondió a las expectativas de una Mesías anunciado en el AT. Los
cristianos cambiaron sustancialmente el significado de la salvación, pero siguieron
manteniendo el lenguaje aplicando conceptos distintos a palabras idénticas.
Aquí se precisa que la salvación es para los marginados, para los que no
contaban nada en aquella sociedad, ni desde el punto de vista social ni del
religioso. Si la salvación llega a los más pequeños es que es para todos.
Y en la
tierra paz. ¡Ojalá
descubriéramos el profundo significado de esta palabra! No se trata solo de
ausencia de guerras, de conflictos, de refriegas. La paz es la consecuencia de
una armonía, primero interna, luego hacia los demás. Desde lo divino que hay en
nosotros, sería impensable cualquier guerra. La paz no es ausencia de
problemas. Dios está siempre en paz, ¡mira que le hacemos la puñeta! Si Dios
me acepta como soy, ¿por qué no puedo aceptar a los demás como son sin
pretender que sean como yo quiero? Descubre que al rechazarlos, rechazamos a
Dios.
Fray
Marcos