COMUNICADO CONJUNTO DE LOS CÍRCULOS DE SILENCIO DE LAS DOS ORILLAS
12 de febrero de 2020
“JUNTOS CONTRA
LA TRATA”
El pasado sábado 8 de febrero,
con motivo de la festividad de Santa
Josefina Bakhita la Iglesia celebraba la JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN Y REFLEXIÓN CONTRA LA TRATA DE PERSONAS.
Josefina Bakhita fue una religiosa sudanesa que durante
12 años sufrió en primera persona los horrores de la trata y la esclavitud.
Hoy queremos dedicar nuestros CÍRCULOS
DE SILENCIO a reflexionar y denunciar la TRATA DE PERSONAS en todas sus formas
y, de manera especial, en esta FRONTERA SUR donde, en ocasiones, somos testigos
de tantas víctimas que transitan por caminos y situaciones de sufrimiento y
esclavitud, sometidas a los traficantes de turno, hasta llegar a nuestra tierra
y nuestras costas y o no se hace todo lo posible por detectarlas o no siempre
son protegidas y defendidas como se merecen.
De acuerdo con el Protocolo de
Naciones Unidas contra la TRATA DE PERSONAS, ésta se define como: “la acción de captar, transportar, trasladar,
acoger o recibir personas recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u
otras formas de coacción: al rapto, al
fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a
la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento
de una persona que tenga autoridad sobre otra con fines de explotación”.
Los fines de explotación suelen
ser: la explotación sexual, los trabajos
forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la
servidumbre o la extracción de órganos.
La TRATA DE PERSONAS es un delito grave, es la expresión cruel
y moderna de la esclavitud, una de las peores violaciones posibles de los
derechos humanos y una grave amenaza para la dignidad y la integridad física de
las víctimas. Cada año, miles de
hombres, mujeres y niños caen en manos de traficantes, en sus propios
países y en el extranjero. Casi todos los países del mundo se ven
afectados por la trata, ya sea como país de origen, tránsito o destino para las
víctimas.
La UNODC (Oficina de las Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito) estima en 2,5 millones el número de personas VÍCTIMAS DE LA TRATA en el mundo.
Sin embargo, se calcula que por cada víctima de la TRATA DE PERSONAS identificada
existen 20 más sin identificar. El 75%
de las víctimas de trata son mujeres y niñas.
La trata puede parecernos una
realidad invisible, pero está presente en nuestra vida cotidiana. Detrás de algunas
de las personas que piden una limosna en el supermercado de nuestro barrio
puede haber una víctima de la mendicidad y de la trata; detrás del mundo oculto
y ocultado de la prostitución hay mujeres que son explotadas. Detrás de la ropa
que llevamos, o la fruta o verdura que comemos, puede estar el sufrimiento de
personas que, víctimas de la cultura del descarte, son
explotadas y obligadas a trabajos forzosos por interés económico; personas
cosificadas, consideradas como mercancía, como instrumento de enriquecimiento.
Hoy, hacemos silencio para dar voz a los millones de personas
que sufren los horrores de las formas modernas de trata y esclavitud.
Denunciamos la complicidad con la que la sociedad
tolera y mantiene todo tipo de trata: explotación sexual, laboral, tráfico de
órganos, mendicidad, matrimonios forzados, comisión de actos delictivos… o
cualquier otra forma de explotación.
Esta complicidad se traduce en
desconocimiento, indiferencia, falta de denuncia, consumo de prostitución
y de productos elaborados mediante la explotación laboral.
Como dice el Papa Francisco:
“Existe quien, aun conociendo el problema, prefiere no hablar porque se
encuentra en el final de la cadena de consumo, ya que, si bien los traficantes
son un eslabón en la cadena de la trata, otro lo es la demanda que genera el
mercado. Para acabar con la trata
es necesario terminar con la demanda.”
Denunciamos las
políticas migratorias que no ofrecen
vías legales y seguras a las personas que quieren salir de sus países de
origen, obligándolas a poner en peligro sus vidas y haciéndolas más vulnerables
de caer en redes de traficantes y tratantes.
Reclamamos a los Gobiernos
y Administraciones Públicas:
- Políticas que acaben con la pobreza extrema, la violencia, la corrupción, el crimen organizado y la trata y tráfico de seres humanos.
- Rutas migratorias seguras y legales, que garanticen la defensa de la dignidad humana, su integridad física y sus derechos fundamentales.
- Facilitar el desarrollo humano integral, con una educación de calidad desde la infancia y creando oportunidades de formación y empleo en los países de origen.
Pedimos a las
Entidades Eclesiales:
- Secundar la llamada del Papa Francisco a acoger, proteger, promover e integrar a migrantes, refugiados y víctimas de trata de personas.
- Implicación en la sensibilización, difusión y puesta en marcha de los 20 puntos de acción propuestos por la Santa Sede para los Pactos Globales sobre Migrantes, Refugiados y Víctimas de Trata 2018 de Naciones Unidas.
Pedimos al conjunto
de la ciudadanía:
- Implicación activa y efectiva para luchar contra todo tipo de esclavitud, cuestionándonos nuestra forma de relacionarnos con los migrantes y refugiados y nuestros hábitos de consumo.
- Coraje y honestidad para optar por un posicionamiento claro en contra de la TRATA DE PERSONAS.
- Preguntarnos sobre nuestro modelo de crecimiento económico que prioriza el dinero antes que a las personas.
No caigamos en la indiferencia,
escuchemos el grito de tantas personas privadas de dignidad y de libertad y
trabajemos por un mundo donde, por fin, se rompan todas las cadenas de
esclavitud.
¡JUNTOS CONTRA LA TRATA!
Amigos, comienza nuestro TIEMPO
DE SILENCIO.
CIRCULOS DE SILENCIO DE LAS DOS ORILLAS.