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14 de febrero de 2020

Palabras para el silencio


Dialogar (La gracia de dialogar)

El diálogo desata nudos,
disipa las suspicacias,
abre las puertas,
soluciona los conflictos,
engrandece la persona,
es vínculo de unidad
y “madre” de la fraternidad.

Cristo Jesús,
núcleo de la
comunidad evangélica,
haznos comprender
que nuestros resentimientos
se deben, casi siempre,
a la falta de diálogo.


Haznos comprender
que el diálogo no es un debate
sino una búsqueda de la verdad
entre dos o más personas.
Haznos comprender que
mutuamente
nos necesitamos
y nos complementamos
porque tenemos para dar
y necesitamos recibir.

Señor, Jesús,
cuando aparezca la tensión,
danos humildad para no querer
imponer nuestra verdad,
atacando la del otro;
danos la gracia
de saber callar en el momento
oportuno,
de saber esperar a que el otro
acabe de expresar por completo
su verdad.

Danos la sensatez,
para reconocer que también
uno de los dos
puede estar equivocado
en algún especto de la verdad,
y para dejarnos enriquecer
con la verdad del otro.

Danos, en fin, la generosidad,
para pensar que también el otro
busca honestamente la verdad,
y para mirar sin prejuicios
y con benevolencia
las opiniones ajenas.

Señor Jesús,
danos la gracia de dialogar.
Así sea.


Palabras para el silencio