Querida
Amazonía: 40 días navegando
hacia la conversión
Aprovechando el tiempo de Cuaresma,
queremos hacer la propuesta de navegar juntos y descubrir como Dios, a través
de su Palabra, nos va iluminando y marcando la ruta a seguir
“Querida Amazonía” nos invita a soñar
con el Papa Francisco, con la Iglesia y con los pueblos de la Amazonía
Nuestra oración y reflexión nos
darán fuerzas para juntos hacer realidad esos sueños, para dejar que penetren
en nuestros corazones, para que se conviertan en un sentimiento eclesial
¡Anímate, sube a la canoa, vamos a
soñar juntos, a encontrar la manera de estar más presentes en la vida de los
pueblos y con ellos hacer realidad el sueño de Dios, un mundo mejor para todos
y todas!
25.02.2020 Luis Miguel Modino,
corresponsal en Brasil
La construcción de nuevos caminos requiere
de una conversión profunda que se prolongue en el tiempo. El proceso del
Sínodo para la Amazonía nos ha ido llevando a una conversión amazónica, a “amazoninarnos”.
Hemos ido conociendo la riqueza presente en esta tierra llamada Amazonía, en
los pueblos que la habitan, expresión de la vida que viene de Dios. También
hemos escuchado los clamores y hemos entendido que el grito de la Tierra y
el grito de los pobres es el mismo.
Aprovechando el tiempo de Cuaresma,
y siguiendo una idea que nos llevó a navegar “40 días por el río” como
preparación a la Asamblea Sinodal, queremos hacerles de nuevo la propuesta de
subir a la canoa, de navegar juntos y descubrir como Dios, a través de su
Palabra, nos va iluminando y marcando la ruta a seguir. Lo hacemos
recogiendo la reflexión nacida desde entonces dentro de este rico proceso
sinodal, que ya nos acompaña desde hace más de dos años, y que continúa.
“Querida Amazonía” nos invita a
soñar con el Papa Francisco, con la Iglesia y con los pueblos
de la Amazonía. El Documento Final del Sínodo Amazónico nos llamaba
a la conversión. Por tanto, estamos ante un tiempo en el que podemos aprovechar
para convertirnos y aprender a soñar, “con una Amazonía que luche por los
derechos de los más pobres..., que preserve esa riqueza cultural que
la destaca..., que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural
que la engalana..., con comunidades cristianas capaces de entregarse y de
encarnarse en la Amazonía” (Querida Amazonía, 7).
Nuestra oración y reflexión nos darán
fuerzas para juntos hacer realidad esos sueños, para dejar que penetren en
nuestros corazones, para que se conviertan en un sentimiento eclesial
del que cada día participen más bautizados y bautizadas, pero también más
hombres y mujeres de buena voluntad, que sienten como propio el desafío de cuidar
de nuestra Casa Común y de los pueblos que de ella han sabido cuidar mejor,
los pueblos originarios.
Es tiempo de contemplación, de descubrir
la presencia de Dios que se hace presente en nuestra vida y también en esa
Amazonía que encierra tanta vida, tanta belleza. Debemos ser conscientes que “cuando
alguien no aprende adetenerse para percibir y valorar lo bello, no es
extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso
inescrupuloso”. En cambio, si entramos en comunión con la selva,
fácilmente nuestra voz se unirá a la de ella y se convertirá en oración: “Recostados
a la sombra de un viejo eucalipto nuestra plegaria de luz se sumerge en el
canto del follaje eterno. Esta conversión interior es lo que podrá
permitirnos llorar por la Amazonía y gritar con ella ante el Señor”
(Querida Amazonía, 56).
Hoja de Ruta para Navegar hacia la
Conversión
Puede ser que ya hayas sido pasajero de
esta canoa que nos conduce por las aguas amazónicas, pero si nunca te has
subido, te invitamos a que lo hagas. Lo primero es ponerse en la presencia
de Dios, que nos ayuda a soñar con una Iglesia sinodal, a traer de
vuelta a los pueblos de la Amazonía todo lo recogido en un largo tiempo de
escucha, discernido a la luz de la Palabra de Dios que cada día vamos a
acompañar con la liturgia de la Iglesia.
Una pequeña reflexión nos ayudará a
entender algún aspecto que nos permita descubrir que esa Palabra encuentra
un eco en la realidad amazónica, expresada también en imágenes, en las que
descubrimos la vida que viene de Dios, pero también la muerte que
nace de la codicia humana. Finalmente, meditaremos a la luz del Magisterio
del Papa Francisco, que se nos comunica en “Querida Amazonía”, donde
asume y hace suyo el Documento Final de la Asamblea Sinodal.
¡Anímate, sube a la canoa, vamos a
soñar juntos, a encontrar la manera de estar más presentes en la vida de
los pueblos y con ellos hacer realidad el sueño de Dios, un mundo mejor para
todos y todas!