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2 de marzo de 2020

Amazonia


Querida Amazonía: 40 días navegando
 hacia la conversión





Aprovechando el tiempo de Cuaresma, queremos hacer la propuesta de navegar juntos y descubrir como Dios, a través de su Palabra, nos va iluminando y marcando la ruta a seguir

“Querida Amazonía” nos invita a soñar con el Papa Francisco, con la Iglesia y con los pueblos de la Amazonía

Nuestra oración y reflexión nos darán fuerzas para juntos hacer realidad esos sueños, para dejar que penetren en nuestros corazones, para que se conviertan en un sentimiento eclesial

¡Anímate, sube a la canoa, vamos a soñar juntos, a encontrar la manera de estar más presentes en la vida de los pueblos y con ellos hacer realidad el sueño de Dios, un mundo mejor para todos y todas!




La construcción de nuevos caminos requiere de una conversión profunda que se prolongue en el tiempo. El proceso del Sínodo para la Amazonía nos ha ido llevando a una conversión amazónica, a “amazoninarnos”. Hemos ido conociendo la riqueza presente en esta tierra llamada Amazonía, en los pueblos que la habitan, expresión de la vida que viene de Dios. También hemos escuchado los clamores y hemos entendido que el grito de la Tierra y el grito de los pobres es el mismo.

Aprovechando el tiempo de Cuaresma, y siguiendo una idea que nos llevó a navegar “40 días por el río” como preparación a la Asamblea Sinodal, queremos hacerles de nuevo la propuesta de subir a la canoa, de navegar juntos y descubrir como Dios, a través de su Palabra, nos va iluminando y marcando la ruta a seguir. Lo hacemos recogiendo la reflexión nacida desde entonces dentro de este rico proceso sinodal, que ya nos acompaña desde hace más de dos años, y que continúa.

Querida Amazonía” nos invita a soñar con el Papa Francisco, con la Iglesia y con los pueblos de la Amazonía. El Documento Final del Sínodo Amazónico nos llamaba a la conversión. Por tanto, estamos ante un tiempo en el que podemos aprovechar para convertirnos y aprender a soñar, “con una Amazonía que luche por los derechos de los más pobres..., que preserve esa riqueza cultural que la destaca..., que custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la engalana..., con comunidades cristianas capaces de entregarse y de encarnarse en la Amazonía” (Querida Amazonía, 7).

Nuestra oración y reflexión nos darán fuerzas para juntos hacer realidad esos sueños, para dejar que penetren en nuestros corazones, para que se conviertan en un sentimiento eclesial del que cada día participen más bautizados y bautizadas, pero también más hombres y mujeres de buena voluntad, que sienten como propio el desafío de cuidar de nuestra Casa Común y de los pueblos que de ella han sabido cuidar mejor, los pueblos originarios.

Es tiempo de contemplación, de descubrir la presencia de Dios que se hace presente en nuestra vida y también en esa Amazonía que encierra tanta vida, tanta belleza. Debemos ser conscientes que “cuando alguien no aprende adetenerse para percibir y valorar lo bello, no es extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso. En cambio, si entramos en comunión con la selva, fácilmente nuestra voz se unirá a la de ella y se convertirá en oración:Recostados a la sombra de un viejo eucalipto nuestra plegaria de luz se sumerge en el canto del follaje eterno. Esta conversión interior es lo que podrá permitirnos llorar por la Amazonía y gritar con ella ante el Señor” (Querida Amazonía, 56).

Hoja de Ruta para Navegar hacia la Conversión

Puede ser que ya hayas sido pasajero de esta canoa que nos conduce por las aguas amazónicas, pero si nunca te has subido, te invitamos a que lo hagas. Lo primero es ponerse en la presencia de Dios, que nos ayuda a soñar con una Iglesia sinodal, a traer de vuelta a los pueblos de la Amazonía todo lo recogido en un largo tiempo de escucha, discernido a la luz de la Palabra de Dios que cada día vamos a acompañar con la liturgia de la Iglesia.

Una pequeña reflexión nos ayudará a entender algún aspecto que nos permita descubrir que esa Palabra encuentra un eco en la realidad amazónica, expresada también en imágenes, en las que descubrimos la vida que viene de Dios, pero también la muerte que nace de la codicia humana. Finalmente, meditaremos a la luz del Magisterio del Papa Francisco, que se nos comunica en “Querida Amazonía”, donde asume y hace suyo el Documento Final de la Asamblea Sinodal.

¡Anímate, sube a la canoa, vamos a soñar juntos, a encontrar la manera de estar más presentes en la vida de los pueblos y con ellos hacer realidad el sueño de Dios, un mundo mejor para todos y todas!



Tomado de:
Religión Digital