La Caixa impulsa un
establecimiento en Nicaragua atendido por personas sordas
La
esperanza se sirve en taza de café
En este bar de la ciudad de
Granada, en Nicaragua, todos los trabajadores son personas sordas y los
clientes se comunican con ellos en lengua de signos (gracias a unos cartelitos
que ayudan a quien no conozca esta lengua)
Su reto para reconstruir las instalaciones,
calcinadas en un incendio en enero, se ha convertido en La causa del mes
impulsada por” la Caixa” y la plataforma de micromecenazgo migranodearena.org
Irma ahora lo tiene todo
para ser feliz: trabaja con su marido, también sordo, juntos han podido
construir un hogar, tener un hijo en común y comprar todo lo que necesitan
Más información en miradasconalma.org
01.03.2020 | Bárbara Fernández
En el Café de las Sonrisas, los
refrescos se piden con las manos. Y no nos referimos al típico gesto para
llamar la atención del camarero, sino a que, en este bar de la ciudad de
Granada, en Nicaragua, todos los trabajadores son personas sordas y los
clientes se comunican con ellos en lengua de signos (gracias a unos cartelitos
que ayudan a quien no conozca esta lengua). Se trata de un proyecto impulsado
por la ONG Tío Antonio y que ha demostrado que la inserción laboral de
este colectivo no solo es posible, sino que es cuestión de voluntad. Por eso,
su reto para
reconstruir las instalaciones, calcinadas en un incendio en enero, se ha
convertido en La causa del mes impulsada por ”la Caixa” y la plataforma de
micromecenazgo migranodearena.org.
El Café de las Sonrisas empieza con una
historia de amor, y de curiosidad. La belleza del país centroamericano atrajo
al empresario Antonio Prieto. Cuenta que primero lo enamoró, y después, le
rompió el alma. “Por casualidades de la vida, conocí a Cano, un muchacho de 13
años cuyos vecinos se burlaban de él. Lo llevé al médico y descubrieron que
tenía un 90 % de discapacidad auditiva”. Antonio le compró unos audífonos y
contrató a una profesora para que le diera clase. Sin quererlo, el niño le
había abierto las puertas a descubrir la enorme discriminación a la que están
sometidas las personas con algún tipo de discapacidad en Nicaragua.
La profesora de Cano le habló de la
escuela especial San Vicente de Paúl, donde alumnos con diversidad funcional
reciben una educación específica. Antonio comenzó a apoyar al centro educativo,
aportando material escolar y medicinas, pero pronto se dio cuenta de que el
estado de este tipo de centros era un reflejo de la situación del propio
colectivo en la sociedad. “Las familias escondían a sus hijos por vergüenza”,
dice. Tampoco los veían capaces de adaptarse al mercado laboral y, al terminar
la escuela, el 90 % se quedaban en casa en lugar de buscar trabajo. Esto
indignaba a Antonio. “Intenté ayudarlos escribiendo una carta de recomendación
para que fueran con ella a buscar trabajo, pero volvían llorando porque se
burlaban de ellos”, recuerda. Ese mismo día, Antonio decidió que se
convertirían en los protagonistas de su propia historia y que, en lugar de
buscar trabajo, iban a crearlo.
Antonio comenzó a
apoyar al centro educativo,
aportando material
escolar y medicinas
Así, en el año 2007 creó un taller
de hamacas para emplear a personas con diversidad funcional. Una empresa
que hoy emplea a 21 personas. A partir de ahí, Antonio Prieto empezó a ser
conocido como el “tío Antonio”, un nombre que dio a lugar a la fundación de la
ONG.
La idea de crear un café se materializó
cinco años más tarde. “Estaba cenando con un grupo de empresarios que se
quejaban de que algunos de sus empleados, a veces, no paraban de hablar”,
recuerda Antonio. Ese comentario llamó su atención. “Desgraciadamente yo tengo
la solución, ¡pero no les contratan!”, pensó. El resultado no se hizo esperar:
tres semanas después, el Café de las Sonrisas abrió sus puertas con ocho
empleados con discapacidad auditiva.
Al principio, el proyecto generó
curiosidad e incredulidad a partes iguales. Hoy, reciben a más de 8.000
personas cada año, han tenido un gran impacto
mediático, el proyecto ha inspirado otras iniciativas similares en
Latinoamérica y hasta han recibido un reconocimiento internacional: el
premio Excelencias Gourmet 2017 en su apartado de Integración Laboral
Gastronómica.
Aunque el mejor premio ha sido, sin
duda, demostrar a sus conciudadanos que la inserción laboral de las personas
con discapacidad auditiva no solo es posible, sino que es cuestión de voluntad.
Un ejemplo lo encontramos en Irma, que trabaja en el café desde su apertura. La
joven nicaragüense siempre quiso ser médica, un sueño que no pudo realizar
porque en su universidad no había traductor en lengua de signos. No obstante,
indica que, aun así, ahora lo tiene todo para ser feliz: trabaja con su marido,
también sordo, juntos han podido construir un hogar, tener un hijo en común y
comprar todo lo que necesitan. En el café, le encanta conocer a gente de otros
países, con los que se entiende perfectamente… en su lengua. “Una vez, una
turista sorda de Estados Unidos, cuando vio el sitio y que éramos sordos, se
puso a llorar. Me abrazó tan fuerte que no me soltaba; al final lloramos las
dos”, recuerda emocionada.
Al cierre de este reportaje, el reto de
migranodearena.org para reconstruir el Café de las Sonrisas ya había conseguido
el 90 % de su objetivo, fijado en 20.000 euros. “El incendio fue terrible, el
daño es enorme. Pero estamos muy satisfechos y sobre todo agradecidos con la
respuesta de la gente. El coste de la obra es elevado y deberemos seguir
peleando para volver a abrir y que los chicos puedan recuperar su empleo”.