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2 de marzo de 2020

Los otros salmos


Reconozco mi culpa (salmo 50)

I.

He pecado. Dicen que he pecado,
pero yo no reconozco mi culpa.
Pues ¿ a cuántos he ofendido ?
¿A quién he perjudicado?
¡Todavía el complejo de culpa!
Moralistas fariseos
han hecho mucho daño.
¿A quién paso yo factura ahora
de tanta libertad reprimida,
de tanta vida enterrada,
so pretexto de pecado?


Pero dicen que he pecado, dicen.
Pues dime¿quién lo ha prohibido
o quién lo ha preceptuado?
¿Es realmente cosa de Dios?
¿Era cosa de Dios lo del sábado,
lo de la sangre, lo del ayuno,
no comer animales impuros,
los sacrificios humanos?

¿Era cosa de Dios los holocaustos,
los diezmos del anís y del comino,
las purificaciones….?
¡Pecado, pecado, tanto pecado!

II

Y, sin embargo,
alguien me dice interiormente que he pecado.
Enséñame tú, Dios mío, que vea,
ponme delante tu espejo,
cura esta ceguera,
esta soberbia mía de creerme perfecto.

Quizá mi pecado sea no ver,
no ver la cantidad de orgullo que me ciega,
estar tan seguro, tan lleno de mí mismo,
no ver al otro;
no lo mato ni lo robo, no.
Pero lo olvido, me resulta indiferente,
lo dejo que se muera, ¿qué más da?

Quizá mi pecado sea encerrarme en mí mismo,
en mi burbuja, en mi mentira,
no abrirme a los vientos del Espíritu,
no crecer en libertad, no soñar,
no preocuparme del otro, no amar.

Mi pecado será no creer,
no atreverme a decir sí, hágase,
no querer salir de casa,
no quemar mis naves y mis bienes.
Dame, Señor, tu luz,
dame un corazón limpio y transparente,
hazme consciente de mi suciedad.

 Los otros salmos