PALABRAS A VOLEO
Quienes están muy en contacto con
las palabras del papa Francisco conocerán su afición por empujar a los
cristianos a…
SALIR. Que no se queden en casa
ni en el templo, ni en ningún refugio donde estén protegidos y cómodos. Que salgan, que no se queden en ningún “dentro”,
alejados de incomodidades y de peligros…
Pues que nos perdone papá
Francisco si le enmendamos la plana un
poco, modo que no sea enmendársela sino fortalecérsela, porque pensamos que ese
salir también podemos llamarlo VOLVER
¿Cómo qué?; ¿salir lo llamamos volver? ¡No me diga! Si cualquier prójimo va a salir de su casa y
cuando abre la puerta y está saliendo, se
recuerda que tiene un trabajo pendiente…, se vuelve y cierra por dentro,
¿dónde está la salida?
La salida está en el lugar a donde
ese prójimo vuelve, a donde les está pidiendo Francisco que vuelvan.
¿Y a dónde quiere que vuelvan?
¿No se da usted cuenta hombre? El
Papa quiere que vuelvan al lugar de donde nunca deberían haber salido.
¿A dónde? o… ¿de dónde?
¡de Jesús!, Ese es el gran
fallo de la Iglesia.
Aquella ecclessia = asamblea, que se empezó a juntar
en nombre de Jesús, poco a poco se fue deslumbrando con otras actividades que la distrajeron, o como dice
José María Castillo la hicieron marginar el evangelio de Jesús. En vez
de seguirle a él, de salir a buscar lo que él buscaba se
metieron en basílicas que reemplazaron al templo destruido por los romanos en Jerusalén. Se engancharon en títulos, categorías, jerarquías distintas del servicio a los pobres, a los enfermos, a los pescadores del lago o a las comidas con gente de mala fama. En vez de SALIR por los caminos o pueblitos de la Galilea de los gentiles, se fueron dejando envolver (no volver) en las jerarquías, los títulos, los palacios episcopales, los vestidos solemnes las ceremonias, …
metieron en basílicas que reemplazaron al templo destruido por los romanos en Jerusalén. Se engancharon en títulos, categorías, jerarquías distintas del servicio a los pobres, a los enfermos, a los pescadores del lago o a las comidas con gente de mala fama. En vez de SALIR por los caminos o pueblitos de la Galilea de los gentiles, se fueron dejando envolver (no volver) en las jerarquías, los títulos, los palacios episcopales, los vestidos solemnes las ceremonias, …
Total, que en vez de salir se metieron,
se volvieron atrás.
Muchas organizaciones que se llaman religiosas han convertido su
salida en vueltas atrás alejadas de los caminos por los que el campesino galileo
recorría en su búsqueda.
Por eso cuando Francisco está hablando de salir está
hablando también de volver a Jesús.
Por eso también, muchos en vez de
llamarlo Jesús prefieren llamarlo Jesucristo o Cristo, el ungido, el
mesías. Ese nombre les gusta más que
Jeshúa = Jesús, Dios salva. La palabra Cristo les parece más sagrada, más elevada,
menos terrestre.
Eso explica que muchas jerarquías
de la Iglesia y muchos cristianos de a pie usan más la palabra Cristo y no como la virgen María llamaba a su hijo:” ¡Jeshua,
Jesús, ven a comer! “. No le diría como las
mamás cristianas dicen a sus hijos cuando vuelven de jugar sucios y con una
rodilla ensangrentada: “¡pero Pablito
si vienes hecho un Cristo!
Pues sí, el salir de los
cristianos es de los que salen
siguiendo a Jesús y no se quedan encerrados en ceremonias ni templos. Salen no buscando templos sino buscando al prójimo,
a los pobres. Vuelven a aquel Jesús que también los
buscaba. Porque no se quedaba
encerrado sino salía por los caminos,
por eso lo condenaron los sacerdotes y los doctores de la ley.
Su llamada a la gente era para
que le buscasen, salieran de su comodidad, volvieran a él, no a las imágenes de
los templos, sino a las personas vivas que sufrían hambre, sed, pobreza,
persecución…
El verdadero Jesús que nos pide SALIR para VOLVER a ÉL. Esa es nuestra fe.