CRUCIFICADO
Los que pasaban lo injuriaban y decían, meneando la
cabeza:
_ Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres
días, sálvate a ti mismo: si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.
Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos
se burlaban también diciendo:
_ A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es
el rey de Israel?. Que baje ahora de la cruz y le creeremos. ¿No ha confiado en
Dios?. Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de
Dios?
Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo
insultaban.
Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron
tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó:
..Elí, Elí, lamá sabaktaní ( Es decir << Dios
mío, Dios mío, ¿ por qué me has abandonado?)
Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron:
--A Elías llama este.
Uno de ellos fue corriendo; enseguida cogió una esponja
empapada en vinagre y,
sujetándola en una caña, le dio a beber.
Los demás decían:
--Dejadlo, a ver si viene Elías a salvarlo.
Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu
Comentario al Evangelio
NO TE BAJES DE LA CRUZ
J. A. Pagola
Según el relato evangélico, los que pasaban ante Jesús
crucificado se burlaban de él y, riéndose de su sufrimiento le hacían dos
sugerencias sarcásticas: si eres Hijo de Dios, << sálvate a ti mismo
>> y << bájate de la cruz >>.
Esa es exactamente nuestra reacción ante el
sufrimiento: salvarnos a nosotros mismos, pensar solo en nuestro bienestar y,
por consiguiente, evitar la cruz, pasarnos la vida sorteando todo lo que nos
puede hacer sufrir. ¿Será también Dios como nosotros? ¿Alguien que solo piensa
en sí mismo y en su felicidad?
Solo escuchando hasta el fondo este silencio de Dios
descubrimos algo de su misterio. Dios no es un ser poderoso y triunfante,
tranquilo y feliz, ajeno al sufrimiento humano, sino un Dios callado, impotente
y humillado , que sufre con nosotros el dolor, la oscuridad y hasta la misma
muerte.