El
pan nuestro de cada día dánoslo hoy
De
madrugada, como todas las mañanas.
niños
y perros disputan
alrededor
del basurero.
Revuelven
y revuelven,
sacan y meten
los
restos de comida en la basura.
Niños
y perros comparten
En
un mundo perro,
sin
corazón,
ésta
es la forma encontrada por Dios
para
atender la oración
de
los miserables pequeños hambrientos:
¡el
pan nuestro de cada día dánosle hoy ¡
Aquel
día, no,
aquella
semana,
el
pan de nuestra mesa
no
era el mismo.
Era
pan amargo,
lleno
de las blasfemias de los pobres
que
para Dios son súplicas.
Y
volvió a ser dulce y bueno
sólo
cuando lo repartimos
con
aquellos hambrientos,
niños
y perros.
Leonardo
Boff