Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

19 de julio de 2020

MEZCLAS: Palabras a Voleo


PALABRAS A VOLEO

Pues vamos a plantear hoy una palabra molesta.  Un intento de muchos seres humanos es tener en su vida todo muy claro y definido. Uno de los refranes españoles más frecuentes nos lo dice: las cosas claras y el chocolate espeso. Pues parece ser que a Jesús le gustaba el chocolate espeso y todo lo demás también espeso. Le gustaban las...  

MEZCLAS
El campo de trigo donde alguien mezcló cizaña, el pan integral, el  árbol lleno de nidos pero que nace de una pequeña semilla de mostaza. Todo mezclado: lo grande y Lo pequeño, lo iluminado y lo oscuro, los buenos y los malos junto con los regulares… Los jardines están divididos en rosales, claveles, pinos, cedros y con sus tamaños semejantes o proporcionados.



Pero ahora aparece ese Francisco y se va a arreglar el mundo y la iglesia, pero no en el vaticano con todas sus columnas iguales, en círculo, del mismo tamaño, sino al sitio mas selvático y distinto del mundo, al Amazonas, mejor en femenino: La Amazonia, donde la gente no puede pasear con el perrito porque se lo comen los caimanes.


Lo del trigo y la cizaña es un chiste comparado con los árboles, plantitas, flores, serpientes, pajaritos coloridos, extraños animales “en vías de extinción “hombres y mujeres “en peligro de que los extingan los extractores de petróleo”, indígenas o naturales que hablan inglés y empiezan a estudiar informática. Menuda mezcla que se ha montado en la tierra más complicada del mundo y enfrentándose con algunos de los tiranos más brutales y descerebrados y descorazonados que aparecen cuando parecía que ya había pasado esa plaga.


Como eco de esa mezcla selvática tenemos aquí ahora otra a la sombra del mismísimo vaticano y sus columnas, cuando empiezan a tambalearse allí no las columnas pero sí las mitras, los báculos, los hombres corrientes que se habían pegado nombres de monseñores y eminencias y se dan cuenta de que ellos, como todos, no necesitan gorros ni bastones especiales y que ya ni siquiera el reino de Dios, que fue cosa de hace 20 siglos o menos no encaja, como no encajan coronas ni cetros y basta con sentirnos todos, los que somos seres humanos… sentirnos simplemente el cuerpo de Dios como ha propuesto una mujer teóloga muy inteligente y normal. Tan normal como el Amazonas que es bastante más normal que el círculo de columnas del Vaticano.