PALABRAS A VOLEO
Quisiéramos hoy ayudar a hacer pensar a las comunidades crisianas de hoy, sigloXXI, sobre lo que llamamos
PRIMERAS COMUNIDADES
Después
de la crucifixión de Jesús el grupito de mujeres y hombres
que le seguían y fueron tomando conciencia de su resurrección
empezaron a reunirse no sólo en Jerusalén sino otra
localidades importante entonces como Esmirna...
Reproducimos este artículo
de Religión Digital para que tengan conciencia que la Iglesia
no empezó con el Vaticano en Roma que
sucedieron muchas cosas en lugares de
Asia Menor, Grecia... que marcaron aquellos primeros pasos de lo que hoy
llamamos Iglesia..., la que siguió a Jesús pero hoy... ¿Qué hicimos con
Jesús?
- Eran comunidades sin una regla de vida, guiadas por el Espíritu Santo"
Una
noche en Esmirna con las primeras comunidades
- Las comunidades cristianas pacíficas y que compartían todos los bienes fueron extinguiéndose poco a poco, posiblemente en el transcurso de los siglos IV al VI.
- Más de mil años después, las comunidades surgidas del Concilio Vaticano II, o no son pacíficas o no comparten todos los bienes, y se estanca su número de miembros.
- La noche más larga continúa, el pequeño resto permanece, pero disperso, sin formar comunidades.
“Oh
qué manos” – exclamó gozoso Dioscórides mientras Dafne le daba
un masaje con aceite en su dolorido cuerpo. La espalda de Dioscórides
reflejaba lo sucedido durante la última gran persecución, la de
Diocleciano.
Los
romanos habían encontrado presa fácil en aquel hombre por su
valentía, y lo habían torturado en varias ocaciones.
Dafne
miraba a la luz del candil aquella espalda como si fuera un mapa, en
la que podía leer el sufrimiento que la comunidad de Esmirna había
padecido.
Tantas
historias le habían contado a ella sobre la gran persecución, que
imaginaba que cada grupo de cicatrices correspondería a un episodio
de la misma.
“Dafne,
cuando acabéis venid a cenar” – dijo Lucrecia, la anfitriona,
una respetable dama romana convertida al cristianismo.
Lucrecia
había invitado a Dioscórides, a Dafne, y a unos cuantos hermanos y
hermanas más para hablar en la intimidad de la noche sobre los
preocupantes acontecimientos que se estaban produciendo en Nicea, en
el Concilio.
Eran
todos y todas víctimas de la gran persecución menos Dafne y
Lucrecia. En total había unas 20 personas.
Al
poco estaban todos cenando, y Dioscórides rompió el hielo. “¿Es
que acaso estaban separados los discípulos? No salvo Judas. Los
discípulos del Señor sabían perfectamente cuándo celebrar la
Pascua. Es imposible además que ellos se dedicaran a tergiversar
fechas para poder ganar prestigio en su apostolado.
La
mentira no viene de ellos, sino que se produce después, en las
comunidades, por afán de poder. Romanos y griegos, griegos y
romanos, comunidades de esperanza mundanizándose unas vez
desaparecidos los discípulos. ¿Y el motivo? Una simple fecha, la
fecha de la discordia”
“Por
esa fecha – siguió Jonás – fue Policarpo, discípulo de Juan, a
ver al papa Aniceto a Roma, y no se entendieron. El cisma estaba
hecho como dices tú, y por una vulgar fecha.”
“Si
los discípulos levantaran la cabeza” – se lamentó Lucrecia.
“Todavía
Ireneo unos años después trató de conciliar a ambas partes
interviniendo ante el papa Víctor que no era tan conciliador como
Aniceto, les excomulgó y después se retractó; la división iba
adquiriendo cada vez más gravedad. Una división muy sutil, porque
evitó que se produjera un Concilio para resolverlo, al no ser la
fijación de una fecha un asunto de hondo calado teológico” –
prosiguió Jonás.
“¿Y
quien es más, Juan o los otros once discípulos? Pues no tenemos
noticia de que después de la resurrección de nuestro Señor
litigaran por el primer lugar, antes sí lo hicieron. Así que no
viene de ellos la división.”
“Si
dejaron a Jesús solo, ¿porque no habrían las primeras comunidades
de fallar también y litigar por lo que fuera, por una fecha?” –
preguntó Dafne
“Esa
es una buena pregunta – respondió Hipatia -, y me ha gustado lo
que has dicho Jonás sobre la sutil división, ¡por una fecha!.
Mmmmm ¡yo soy de Cefas, yo soy de Apolo!, se dice en la Carta a los
Corintios, y Pablo dice que todos somos de Jesús. Y no hicieron caso
unos años después. Mirarían a Pablo como el cómplice de asesinos
de cristianos que había sido.
Yo
soy de Juan, eso es lo que claman todos los hermanos griegos, y los
aquí presentes, de lengua griega en su mayoría, no podemos caer en
ese error. Aunque seamos minoría entre nuestros hermanos.”
Dioscórides
tomó la palabra:“Y para ahondar la división ahora ese Concilio en
Nicea, en zona de lengua griega, convocado por un emperador romano
que además no duda en perseguir y masacrar a sus semejantes usando
una cruz como en la batalla del puente Milvio contra Majencio.
Concilio de Nicea |
Si,
empezó en la batalla del puente Milvio, matando paganos mientras
pintaba cruces en los escudos de sus legionarios, y después rezamos
para que no matara a cristianos donatistas tras el Sínodo de Arles.
Pero hubo muertes. A partir de ahora cada condena sinodal de hermanos
puede conllevar aparejada una condena imperial, y sabemos lo que eso
significa”.
“Es
una verguenza, ni siquiera se ha bautizado, y es violento, no es
manso como nosotros- dijo indignada Lucrecia -, solo busca usarnos.”
“Hay
en ese Concilio representantes de 300 diócesis griegas de las 1000
que hay en el orbe cristiano. El papa no ha acudido aunque ha enviado
delegados, es casi un concilio de griegos”- intervino Orestes -. Y
seremos esclavos de reyes y emperadores en el futuro. ¿Y todo por
qué? Porque somos de Juan. A esto nos lleva seguir a un hombre en
lugar de seguir a Jesús.”
“Pronto
los de Nicea serán perseguidores” – aseveró Hipatia.
“Antes,
Policarpo iba amigablemente a ver a Aniceto, no había contienda
aunque hubiera división de facto, ahora son los soldados quienes
arreglan cuentas entre cristianos. La división se está volviendo
violenta, sutilmente violenta” – musitó Lucrecia.
“El
Espíritu Santo es quien manda en la Iglesia” – dijo Dioscórides
-. “Seguir a hombres lleva a la situación en la que estamos. Desde
Pentecostés el Espíritu guía, y los papas no pueden ser ajenos a
eso, y no pueden permitir que nadie diga “yo soy de Cefas, yo de
Apolo”.
Todavía
en tiempos de Ireneo había hermanos y hermanas con el don de
resurrección de muertos, los carismas están desapareciendo de
nuestra vida cotidiana, pareciera que la presencia del Espíritu es
menor en nuestras vidas.”
“¿Cuándo
empezó ese distanciamiento?” – preguntó Orestes
Intervino
Jonás: “Está escrito que solo Dios ve en el fondo de los
corazones. Nos es imposible percibir cuán cerca o lejos está la
Trinidad de nosotros. Solo podemos decir que a finales del siglo II
hubo gran controversia en la cristiandad por el tema de la violencia,
cristianos en el ejército imperial y otras cosas. Si entra la
violencia en la Iglesia, ¿será igual de eficaz la invocación al
Espíritu Santo?. De poco antes de aquella época es la Carta a
Diogneto, donde todavía se ve a comunidades agraciadas”
Dafne
fue a un mueble y tomando unos papeles empezó a leer la Carta a
Diogneto:
“Los
cristianos no se distinguen de los demás hombres…”, de repente
se detuvo y dio un salto en el texto, “viven en ciudades griegas y
barbaras, según les cupo en suerte…”
“No
somos de Juan, somos peregrinos en la Tierra” – dijo con
rotundidad. “Yo he recibido don de lenguas, ¿por qué no oímos a
hermanos y hermanas con don de profecía que nos orienten en estos
tiempos?”
Tras
un profundo silencio siguió hablando Jonás.
“No
hay profetas, Dafne, nos faltan profetas y nos sobra violencia.
Fallan las comunidades, no los discípulos. Y ahora, ¿Qué pasará
con las comunidades orientales que están fuera del imperio romano?
¿Qué
filtro las harán tragar? En China, en India, En Sri Lanka, en
Arabia, en Mesopotamia, en Etiopía, en tantos otros lugares están
atentos a lo que está sucediendo estos días en Nicea. ¿Durarán
estas comunidades, serán un puñado de hermanos cenando como
nosotros?”
“No
dejemos de tener relaciones con ellas, esa es nuestra misión.
Viajemos sin miedo fuera de los límites del imperio, enviemos
cartas” – dijo Lucrecia.
El
pequeño resto fiel a Dios siempre permanecerá, pero…¿habrá
comunidades?. Viene la noche más larga…” – suspiró
Dioscórides.
Primeras comunidades |
Epílogo
Las
comunidades cristianas pacíficas y que compartían todos los bienes
fueron extinguiéndose poco a poco, posiblemente en el transcurso de
los siglos IV al VI, si bien todavía Cosmas Indicopleustes menciona
a comunidades en varios lugares de Asia en el siglo VI.
Eran
comunidades sin una regla de vida, guiadas por el Espíritu Santo.
Más
de mil años después, las comunidades surgidas del Concilio Vaticano
II, o no son pacíficas o no comparten todos los bienes, y se estanca
su número de miembros.
De
hecho el pacifismo dentro del mundo católico es bastante poco
frecuente. Baste como ejemplo la difusión que alcanzó el libro de
Stanley Windass, “El cristianismo frente a la violencia” y la
nula repercusión organizativa que tuvo. La noche más larga
continúa, el pequeño resto permanece, pero disperso, sin formar
comunidades.
Javier Domínguez Angulo
26.07.2020