El
Padre Nuestro – Santificado sea tu nombre
¿ Que
significado tiene << santificado sea tu nombre >> ?
Quiere
decir que Dios sea respetado, venerado y honrado como quien es: el Santo, el
misterio impenetrable, fascinador y tremendo al mismo tiempo; como quien es
Yavé ( Soy el que soy ), quien nos acompaña y asiste; como quien es Abba, Padre
bondadoso, cercano y distante, absolutamente inmanejable por los intereses
humanos. Lo menos que podemos hacer ante Dios es reconocer su alteridad: no es
hombre, no se mueve en el horizonte de nuestro pensar, sentir y obrar; él es el
Otro, y en cuanto tal es nuestra raíz, nuestro origen y nuestro futuro. No
reconocer a uno en lo que es ( diferente de nosotros ), reducirle a un satélite
de nuestro yo, a un prolongamiento de nuestros deseos…. equivale a <<
ofenderle profundamente >>.
No
santificamos el nombre de Dios cuando le consideramos como un tapagujeros de
los fracasos humanos, invocado y recordado sólo cuando necesitamos su ayuda en
la zozobra de nuestros deseos infantiles. No veneramos así a Dios, sino a
nuestro yo, poniendo a aquél al servicio de nuestros intereses.
No
se santifica el nombre de Dios levantando templos, elaborando discursos
místicos, garantizando su presencia oficial en la sociedad mediante los
símbolos religiosos. Todo eso santifica su nombre santísimo sólo en la medida
en que tales expresiones descubren un corazón donde se asienta la justicia y se
busca la perfección. Justo en estas realidades habita Dios; ellas son el
verdadero templo en que no hay ídolos.
Santificamos
el nombre de Dios cuando con nuestra vida , con nuestra actitud solidaria,
ayudamos a construir relaciones humanas más ecuánimes y más santas, que impiden
la violencia y la explotación del hombre por el hombre. Dios sufre violación
siempre que se viola su imagen y semejanza, que es el ser humano; y en cambio
recibe glorificación cuando se restituye la dignidad humana al expropiado o
violentado.
Santifica
a Dios en la palestra de la historia quien se pone al lado de los oprimidos
para luchar por su libertad cautiva; santifica el nombre santísimo del Padre
quien se solidariza con las clases subalternas entrando en el conflictivo
proceso social y ayudando, sin odios disgregadores, a crear lazos más fraternos
en el tejido social.
No
son pocos los cristianos, especialmente en las comunidades eclesiales de base,
que intentan esta nueva santificación del mundo.
Es
importante que en el mundo se tenga conciencia de la verdadera realidad divina,
que los hombres articulen un planteamiento religioso evocador y comunicador de
que Dios es, en fin de cuentas, el origen, el sentido y el futuro absoluto de
todas las cosas. Santificar el nombre del Padre es la tarea primordial de la
comunidad de los seguidores de Jesús, la Iglesia.
La
petición << santificado sea tu nombre >> entraña además un elemento
<< escatológico >>. El hombre constata históricamente que se le
escapa la construcción de un mundo santo, perfecto, justo y puro. Lo que más
deseamos es justicia, paz y amor; pero estas cualidades no acaban de
establecerse en la tierra.
Por
eso la petición se transforma en una súplica para que Dios mismo haga lo que la
historia es incapaz de producir: la santidad de los hombres y de la sociedad.
<< Dios mismo debe santificar su propio nombre >>. A él le pedimos
que se manifieste y revele su omnipotencia libertadora y su gloria
deslumbrante.
<<
No lo hago por vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado
por vosotros en las naciones donde fuisteis ( Ez 36,22 ) >>. Este
acontecimiento significará el término escatológico de la historia.
Entonces Dios será realmente Dios, y nosotros
sus hijos. Y todos cantaremos y glorificaremos y ensalzaremos: << Que
grande es Dios en medio de nosotros (Is 12,6 ) >>.
Ya
no se suplicará más << santificado sea tu nombre >>, pues éste será
santo para siempre.
Leonardo
Boff