LAS BANDERAS DE LA POBREZA
EL HERALDO Verapacense OPINIÓN
LIC. Selvin Valdés
Es imposible seguir sentados viendo aparecer banderas de varios colores, en el mes de la patria en nuestros pueblos, y no preocuparnos. El color predominante es el BLANCO, señal de hambre, estas banderas ondean en las puertas o fachadas de muchos hogares por la falta de alimentos. Y no debe sorprendernos, por ser de todos conocido el hecho de que de los casi 17 millones de guatemaltecos, el 60 por ciento, viven en condiciones de pobreza y muchos niños sufren desnutrición.
Organismos internacionales han confirmado un incremento sostenido de casos de desnutrición aguda y la muerte de niños, quienes resultan siendo los rostros de la otra pandemia: La Desnutrición.
Un aliciente ha resultado la entrega por parte del gobierno de cajas conteniendo alimentos con 36 lbs, de diversos productos en zonas y barrios marginales. Aunque la gente señala que hay atraso en estos programas de ayuda, y esta situación agrava la crisis de desnutrición crónica y aguda, sumado a la amenaza de propagación del virus. El hambre durante la pandemia avanza a pasos agigantados, y es más grave y sensible en el corredor seco. Y a decir verdad, ya no se trata solamente de la muerte por hambre. Ya no se trata solo de los niños. También sucede en jóvenes y adultos. Con el correr de las semanas se asoman cada vez más banderas en busca de ser vistas por seres humanos con corazones dispuestos a socorrerlos.
Para ser precisos, en nuestro departamento también tenemos problemas, sin ir tan lejos, en municipios de la Franja Transversal y en la zona del Polochic, por ejemplo en Panzós existen familias del área rural que no logran subsistir. Es el municipio con más muertes de niños por desnutrición aguda. Y es que para estas familias campesinas, que viven en extrema pobreza, la palabra ALIMENTO resulta una frase desconocida, pues lo único que buscan es saciar el hambre con lo que puedan conseguir. En algunas aldeas ubicadas a orillas del caudaloso río Polochic, les provee algunos pescados, ciertamente alimento de alta calidad, pero que lamentablemente no está al alcance de los que viven más retirados. Pero eso no es todo, en su mayoría la población q’eq’chi, lucha contra toda adversidad. Largas distancias, lluvias torrenciales y atravesar los caudalosos ríos son algunas de las adversidades con las que deben lidiar para poder seguir respirando, pero sobre todo vencer a la pobreza.Los otros municipios de nuestro departamento que registran muertes de niños con desnutrición aguda son: Tucurú, Carchá, Chisec, Fray Bartolomé de las Casas, San Cristóbal Verapaz y Santa Catalina La Tinta. La inseguridad nutricional, según la SESAN, en nuestro departamento se encuentra en la Fase 3 y 4, quiere decir que hay crisis y emergencia alimentaria, sumando en total hasta junio más de 200 mil personas vulnerables.
La FTN –Franja
Transversal del Norte- es para nuestra mala fortuna, parte del
Corredor de la Pobreza. Sumado a nuestras miserias, somos el
segundo departamento con más municipios (6) con altos índices
de extrema pobreza, donde se ubican, además de los que
mencioné al principio: Cahabón, Lanquín y San Fernando Chahal.
Correspondería al CODEDEAV (Consejo Departamental de
Desarrollo de Alta Verapaz), definir el color de la bandera que puedan lucir
nuestros seis municipios del Corredor de la Pobreza y para que esto
no suceda, deben ponerse las pilas, actuando con sentido
responsable y honradez. Es urgente que el CODEDEAV emita un
punto resolutivo para declarar de emergencia la crisis de
inseguridad alimentaria, y exija a los diputados distritales que lo
pongan en agenda. Situación que está por
LIC. Selvin Valdés
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