LOS OJOS DEL RIO
Poesía de Maribel Serrano
Una matriz en el agua,
una poza inmensa y bella
donde trastea mi infancia,
un sentimiento prendido del río.
Me asomo, y me abraza el Universo.
En lo profundo,
donde las aguas respiran
sonríen las raíces.
Bullen los guijarros
redondos como perlas,
piedras que suenan a vida.
Más hondo,
los ojos de un pez como un diamante.
Media docena de pájaros
están cruzando las aguas
en lo profundo del río,
y se está meciendo el cielo.
El sol levanta del río
preciosa y dorada seda,
y se dibuja la sierra
con las pequeñas montañas
que llenan de sentimientos
a unos cuantos arbolitos,
dando color a las flores
en sus profundas entrañas.
Como un manto de brillantes
cuelgan alto, enredaderas
donde se derrama el sol,
son besos para las aguas.
Bella acuarela del río
donde el agua puebla el cielo
con sus peces y sus ranas.
Se enciende el río,
su luz alcanza mi rostro
y me meto en el agua de mí misma.
Entro en un gran manantial
Me asombro:
la dulzura de las cosas
los abundantes colores
y los sonidos armónicos
de la cadencia del río.
Veo plantas que se esconden
oscurecen las entradas,
el cieno ocupa un espacio.
No se ensombrecen las aguas
pues es florida su luz.
Dulce calma
de un movimiento infinito.
Dulce mirada del río
fusión del alma.
El aire se va riendo,
los lirios, en la ribera
entre los cantos rodados
y la hileras del agua.
Agua que abre la garganta
por donde canta la vida:
Pintan un paisaje limpio
que picotea la alondra.
Más lejos, otra tierra se enmudece
poca planta crece en ella,
por el agua fatigada y distraída.
En la otra orilla del río
las manos de las mujeres.
Las manos al sol tendidas.
El agua se lleva penas,
Desgranadas de rodillas.
Como un rezo de trabajo
sus sentimientos colgando
que el río se va llevando.
Sigue airosa la corriente
navegando vida,
levantando musgos.
No se aleja silenciosa
su voz choca con las piedras
y con los cantos rodados.
En una alegre armonía
como acorde de guitarra
se aleja cantando el río.
Va llevando
su paisaje a su destino,
deslizándose otra vida.
Mis ojos se lleva el río
con su rostro cristalino.
En él, yo voy navegando
Hasta adentrarme en el mar.
Poesía de Maribel Serrano