Van navegando Monseñor
Romero y Don Pedro.
En el lago celestial de
Galilea
van navegando Don Pedro
y Monseñor Romero.
Llevan en sus manos dos
remos
pequeños y a la vez
grandes,
ligeros y a la vez
fuertes
y se llaman
amor y justicia.
Navegando van dos
marineros,
Don Pedro y Monseñor
Romero
en su barca en el
costado,
llevan tres nombres
entrelazados:
Brasil, Nicaragua y El
Salvador.
Por el lago van esos
marineros
con ellos va Jesús,
parece que está dormido,
pero su corazón siempre
está despierto.
En la proa va Jesús
«Confíen en mí,
no tengan miedo, sigan
adelante
En nuestra barca van
nuestros marineros,
el viento sopla
suavemente y dice
amor, cariño y
cercanía,
sobre todo con los
indígenas,
los más pobres y
oprimidos.
A veces ruge un viento
fuerte indignado y nos grita:
“Escuchemos el clamor
de los pobres,
el clamor de la madre
tierra”.
En el lago celestial de
Nicaragua van
nuestros marineros,
parece que están lejos
de nosotros,
pero misteriosamente
están cerca de nosotros,
peleando en nuestros
lagos,
navegando en nuestros
pequeños Nazaret
y pequeños Blanes y
también
en las despiadadas
Jerusalén,
donde los pobres que ya
no caben
los arrojan a la
periferia
a ser eternamente
emigrantes.
En el lago celestial y
terrenal
de Nicaragua
los marineros van
navegando
cumpliendo su misión,
dando su vida entera.
Nos siguen acompañando
en la barca del Reino
de Dios
van con Jesús, que los
ilumina,
que nos acompaña.
Y nos acompaña con el
ejemplo de las Mujeres,
que diariamente dan
agua y pan
a los migrantes que van
en el tren La Bestia.
Parece que van solos
nuestros marineros pescadores,
pero su barca está
llena con los mártires y de sus heridas,
como del costado de
Jesús;
brota una luz, una voz
que nos dice “Adelante”.
En estos lagos, en esta
vida entera
van navegando nuestros
hermanos
marineros, misioneros y
pastores.
Nos siguen acompañando,
por el Lago Celestial
de Galilea,
por el Lago terrenal de
Nicaragua
y de nuestra América
Latina.
Siguen navegando
Monseñor Romero y Don
Pedro,
testigos fieles del
Evangelio
CEB Nicaragua