LAS PREGUNTAS DEL PAPA
EN
LA ENCÍCLICA FRATELLI
TUTTI
José Beltrán, director de Vida Nueva, nos ofrece en la página digital de la revista un recurso que puede ser muy útil para asimilar la encíclica del papa. Creo que es un material que puede ser utilizado con provecho personalmente, en comunidad o en las CLM, en la formación de catequistas…
Agradecido por su permiso
para que lo publiquemos, comparto este material.
Nano Crespo
______________________
La nueva encíclica de
Francisco busca interpelar al lector. A través de ‘Fratelli Tutti’, el Papa busca
el posicionamiento de quien la tiene entre sus manos para que se deje
cuestionar por cada uno de los temas que plantea en relación a la fraternidad
universal y la amistad social.
Con este recurso
pedagógico, Jorge Mario Bergoglio recopila hasta 41 preguntas a lo largo del
texto que van más allá de un mero examen de conciencia para los hombres y
mujeres “de buena voluntad” del siglo XXI y que tampoco se presentan como un
mero cuestionario a modo de encuesta. Vida Nueva recoge estas cuestiones en 25
bloques temáticos. Unos interrogantes que esperan una respuesta, no sobre el
papel, sino en el día a día de quien se enfrenta a ellas, desde un interrogante
básico que hila todo el documento: ¿Quién es mi prójimo?”.
1. ¿Ignorar la
historia?
Al comenzar su análisis
de la realidad en ‘Fratelli tutti’, Francisco advierte de caer en “una especie
de ‘destruccionismo’ donde la libertad humana pretende construirlo todo desde
cero”. Desde ahí, comparte una de las preguntas que ya lanzó a los jóvenes en
la exhortación ‘Christus vivit’: “Si una persona les hace una propuesta y les
dice que ignoren la historia, que no recojan la experiencia de los mayores, que
desprecien todo lo pasado y que sólo miren el futuro que ella les ofrece, ¿no
es una forma fácil de atraparlos con su propuesta para que solamente hagan lo
que ella les dice?”
2. ¿Qué significa hoy
la democracia?
En esta misma línea, el
Papa expone que “un modo eficaz de licuar la conciencia histórica, el pensamiento
crítico, la lucha por la justicia y los caminos de integración es vaciar de
sentido o manipular las grandes palabras”. Desde ahí, se lanza: “¿Qué
significan hoy algunas expresiones como democracia, libertad, justicia, unidad?
Han sido manoseadas y desfiguradas para utilizarlas como instrumento de
dominación, como títulos vacíos de contenido que pueden servir para justificar
cualquier acción”
3. ¿Es posible
reconocer al vecino?
Bergoglio se muestra preocupado porque “un mundo unido y más justo sufre un nuevo y drástico retroceso”. “En esta pugna de intereses que nos enfrenta a todos contra todos, donde vencer pasa a ser sinónimo de destruir, ¿cómo es posible levantar la cabeza para reconocer al vecino o para ponerse al lado del que está caído en el camino?”, escribe.
4. ¿Igualdad de
derechos?
El Papa cuestiona si la
proclamación de los derechos humanos hace 70 años se ha traducido en que la
dignidad de todos los seres humanos sea protegida. “En el mundo de hoy persisten
numerosas formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas reductivas
y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar,
descartar e incluso matar al hombre. Mientras una parte de la humanidad vive en
opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o
pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados”, argumenta. En
este punto, se pregunta: “¿Qué dice esto acerca de la igualdad de derechos
fundada en la misma dignidad humana?”.
5. ¿Los medios
católicos hacen fraternidad?
Al abordar el papel de
los medios de comunicación en el mundo de hoy, lamenta que “los fanatismos que
llevan a destruir a otros son protagonizados también por personas religiosas, sin
excluir a los cristianos, que pueden formar parte de redes de violencia verbal
a través de internet y de los diversos foros o espacios de intercambio
digital”. A renglón seguido plantea: “¿Qué se aporta así a la fraternidad que
el Padre común nos propone?”.
6. ¿Quién es mi
prójimo?
Francisco reproduce
parábola del Buen Samaritano, que sirve de hilo conductor para la encíclica.
Así, hace suyas las preguntas del pasaje de Lucas (Lc 10, 25-37):
• “¿Quién es mi
prójimo?”.
• “Maestro, ¿qué debo
hacer para heredar la vida eterna?”
• Jesús le preguntó a
su vez: “Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?”.
• El maestro de la Ley,
para justificarse, volvió a preguntar: “¿Quién es mi prójimo?”
• “¿Cuál de estos tres
te parece que se comportó como prójimo del hombre que cayó en manos de los
ladrones?”
A partir de ahí, el
Papa repasa cómo “la Biblia plantea el desafío de las relaciones entre
nosotros”: “Caín destruye a su hermano Abel, y resuena la pregunta de Dios:
«¿Dónde está tu hermano Abel?» (Gn 4,9). La respuesta es la misma que
frecuentemente damos nosotros:
«¿Acaso yo soy guardián
de mi hermano?». Al preguntar, Dios cuestiona todo tipo de determinismo o
fatalismo que pretenda justificar la indiferencia como única respuesta
posible”.
También busca
confrontar al lector al detener en el libro de Job: “¿Acaso el que me formó en el
vientre no lo formó también a él y nos modeló del mismo modo en la matriz?”
(31,15).
7. ¿Con quién de
identificas?
Al
ahondar en los personajes de la parábola del buen samaritano, el Papa propone
al que está al otro lado que se ponga en la piel de uno de ellos, especialmente
del hombre apaleado en el camino: “¿Con quién te identificas? Esta pregunta es
cruda, directa y determinante. ¿Acuál de ellos te pareces? Nos hace falta
reconocer la tentación que nos circunda de desentendernos de los demás;
especialmente de los más débiles”. Es aquí cuando lanza un dardo incontestable:
“Digámoslo, hemos crecido en muchos aspectos, aunque somos analfabetos en
acompañar, cuidar y sostener a los más frágiles y débiles de nuestras
sociedades desarrolladas”.
8. ¿Nos inclinaremos
para curar las heridas?
A partir de la
parábola, Francisco divide la sociedad en dos tipos de personas: “las que se hacen
cargo del dolor y las que pasan de largo”. Toca elegir. “En efecto, nuestras
múltiples máscaras, nuestras etiquetas y nuestros disfraces se caen: es la hora
de la verdad. ¿Nos inclinaremos para tocar y curar las heridas de los otros?
¿Nos inclinaremos para cargarnos al hombro unos a otros?”. A continuación, el
Papa anima a posicionarse: “Este es el desafío presente, al que no hemos de
tenerle miedo”.
9. ¿Y si hubiera ganado
la venganza?
El Papa va más allá en
su análisis del texto evangélico, al compararlo con el mundo actual “donde las
disputas internas e internacionales y los saqueos de oportunidades dejan a
tantos marginados, tirados a un costado del camino”. “En su parábola, Jesús no
plantea vías alternativas, como ¿qué hubiera sido de aquel malherido o del que lo
ayudó, si la ira o la sed de venganza hubieran ganado espacio en sus
corazones?”, deja caer. Y añade en su meditación:
“Él confía en lo mejor
del espíritu humano y con la parábola lo alienta a que se adhiera al amor,
reintegre al dolido y construya una sociedad digna de tal nombre”.
10. ¿Será el herido la
justificación de nuestras divisiones?
El Papa propone también
al lector ponerse en el lugar de los salteadores, especialmente en su huida
tras cometer el delito. “Hemos visto avanzar en el mundo las densas sombras del
abandono, de la violencia utilizada con mezquinos intereses de poder,
acumulación y división”, contextualiza. Y apostilla: “La pregunta podría ser:
¿Dejaremos tirado al que está lastimado para correr cada uno a guarecerse de la
violencia o a perseguir a los ladrones? ¿Será el herido la justificación de
nuestras divisiones irreconciliables, de nuestras indiferencias crueles, de
nuestros enfrentamientos internos?”.
11. ¿Honrar el cuerpo
de Cristo?
Al abordar el
comportamiento del sacerdote y el levita que no socorren al herido en el
camino, el Papa sentencia que “una persona de fe puede no ser fiel a todo lo
que esa misma fe le reclama, y sin embargo puede sentirse cerca de Dios y creerse
con más dignidad que los demás”. Así, echa mano de San Juan Crisóstomo para
visibilizar este desafío que se plantea a los cristianos: “¿Desean honrar el
cuerpo de Cristo? No lo desprecien cuando lo contemplen desnudo […], ni lo
honren aquí, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonan en su
frío y desnudez”.
12. ¿Qué puedo hacer
yo?
Siguiendo con la parábola,
Bergoglio denuncia que “hay una triste hipocresía cuando la impunidad del
delito, del uso de las instituciones para el provecho personal o corporativo y otros
males que no logramos desterrar, se unen a una permanente descalificación de
todo, ala constante siembra de sospecha que hace cundir la desconfianza y la
perplejidad”. Llega a afirmar que “el engaño del ‘todo está mal’ es respondido
con un ‘nadie puede arreglarlo’,‘¿qué puedo hacer yo?’”. Ante esta pregunta, el
Papa advierte de caer en “el desencanto y la desesperanza” frente a la
necesidad de llenarse de “un espíritu de solidaridad y generosidad”.
13. ¿Nos volvemos
prójimos?
Francisco insiste de
nuevo en el punto 81 en la pregunta clave que precede a la parábola del Buen
Samaritano: “¿Quién es mi prójimo?”. Y lo hace para aclarar que Jesús “no nos
invita a preguntarnos quiénes son los que están cerca de nosotros, sino a
volvernos nosotros cercanos, prójimos”.
14. ¿Me pides de beber
a mí?
El Papa se sumerge en
el pasaje del encuentro entre Jesús y la samaritana: “¿Cómo tú, siendo judío,
me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?” (Jn. 4,9). Y lo hace
para pedir en ‘Fratelli Tutti’ “que ampliemos nuestro círculo, para que demos a
nuestra capacidad de amar una dimensión universal capaz de traspasar todos los
prejuicios, todas las barreras históricas o culturales, todos los intereses
mezquinos”.
15. ¿Cómo reaccionar a
quienes aíslan?
En la encíclica
Francisco distingue el término prójimo de socio, esto es, quienes responden desde
la gratuidad de quienes buscan beneficios personales de toda acción, porque
solo se miran a sí mismos y no al otro. Es ahí cuando plantea: “¿Qué reacción
podría provocar hoy esa narración, en un mundo donde aparecen constantemente y
crecen grupos sociales que se aferran a una identidad que los separa del resto?
¿Cómo puede conmover a quienes tienden a organizarse de tal manera que se
impida toda presencia extraña que pueda perturbar esa identidad y esa
organización autoprotectora y autorreferencial?”.
16. ¿Qué ocurre sin la
fraternidad?
Francisco aborda en la
encíclica los tres pilares de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad.
Desde ahí, se pregunta: “¿Qué ocurre sin la fraternidad cultivada
conscientemente, sin una voluntad política de fraternidad, traducida en una
educación para la fraternidad, para el diálogo, para el descubrimiento de la
reciprocidad y el enriquecimiento mutuo como valores?”.
17. ¿Existe la
igualdad?
Al detenerse en la
igualdad, denuncia que “tampoco la igualdad se logra definiendo en abstracto
que ‘todos los seres humanos son iguales’, sino que es el resultado del cultivo
consciente y pedagógico de la fraternidad”. Y apunta que “Los que únicamente
son capaces de ser socios crean mundos cerrados”. “¿Qué sentido puede tener en
este esquema esa persona que no pertenece al círculo de los socios y llega
soñando con una vida mejor para sí y para su familia?”, cuestiona.
18. ¿Puede funcionar el
mundo sin política?
En ‘Fratelli tutti’
Francisco expone lo que podría ser un manual para ejercer la política desde el
servicio, desde la caridad. Y arranca planteándose una pregunta básica tras
constatar “los errores, la corrupción, la ineficiencia de algunos políticos”,
así como “las estrategias que buscan debilitarla (la política), reemplazarla
por la economía o dominarla con alguna ideología”.
“Pero, ¿puede funcionar
el mundo sin política? ¿Puede haber un camino eficaz hacia la fraternidad
universal y la paz social sin una buena política?”, deja caer.
19. ¿Ternura en la
política?
El Papa reivindica que
“también en la política hay lugar para amar con ternura”. Así, recupera su
intervención en las charlas TED de 2017: “¿Qué es la ternura? Es el amor que se
hace cercano y concreto. Es un movimiento que procede del corazón y llega a los
ojos, a los oídos, a las manos”.
Es más, Francisco pone
a los políticos frente al espejo y les insta a mirarse más allá del “maquillaje
mediático”. “Pensando en el futuro, algunos días las preguntas tienen que ser:
‘¿Para qué? ¿Hacia dónde estoy apuntando realmente?’. Porque, después de unos
años, reflexionando sobre el propio pasado la pregunta no será: ‘¿Cuántos me
aprobaron, cuántos me votaron, cuántos tuvieron una imagen positiva de mí?’.
Las preguntas, quizás dolorosas, serán: ‘¿Cuánto amor puse en mi trabajo, en
qué hice avanzar al pueblo, qué marca dejé en la vida de la sociedad, qué lazos
reales construí, qué fuerzas positivas desaté, cuánta paz social sembré, qué
provoqué en el lugar que se me encomendó?’.
20. ¿Es posible buscar
la verdad?
“¿Es posible prestar
atención a la verdad, buscar la verdad que responde a nuestra realidad más
honda? ¿Qué es la ley sin la convicción alcanzada tras un largo camino de
reflexión y de sabiduría, de que cada ser humano es sagrado e inviolable?”. Son
las preguntas que lanza el Papa a la hora de exponer que la sociedad ha de asumir
“un sentido respeto hacia la verdad de la dignidad humana”.
21. ¿Un consenso
manipulado?
Francisco ahonda en
‘Fratelli tutti’ en la necesidad de lograr consensos en la comunidad
internacional que no sean una mera puesta en escena. Así, se pregunta: “¿No
podría suceder quizás que los derechos humanos fundamentales, hoy considerados
infranqueables, sean negados por los poderosos de turno, luego de haber logrado
el “consenso” de una población adormecida y amedrentada?”.
22. ¿Hay pereza para
buscar los valores?
Frente a la defensa de
un “nosotros”, de la conciencia de fraternidad, Francisco alerta: “El individualismo
indiferente y despiadado en el que hemos caído, ¿no es también resultado de la
pereza para buscar los valores más altos, que vayan más allá de las necesidades
circunstanciales?”.
23. ¿Existe la verdad
permanente?
El Papa planta cara al
relativismo y defiende que solo es posible llegar a un diálogo “enriquecido e
iluminado por razones” cuando se reconoce que existen “valores básicos” que
“están más allá de todo consenso”: “Los reconocemos como valores transcendentes
a nuestros contextos y nunca negociables”. Este es el punto de partida para
plantear: “Si algo es siempre conveniente para el buen funcionamiento de la
sociedad, ¿no es porque detrás de eso hay una verdad permanente, que la
inteligencia puede captar?”.
24. ¿Amamos nuestra
sociedad?
Francisco recupera uno
de sus discursos en su viaje a Ecuador en 2015 para apuntalar que la paz social
solo se construye con la participación de todos y cada uno: “¿Amamos nuestra sociedad
o sigue siendo algo lejano, algo anónimo, que no nos involucra, no nos mete, no
nos compromete?”.
25. ¿Perdonar en nombre
de otro?
A la hora de abordar
los procesos de reconciliación tras conflictos y guerras, el Papa recuerda que
a quien sufrió mucho de manera injusta y cruel, no se le debe exigir una especie
de “perdón social”. “¿Quién se puede arrogar el derecho de perdonar en nombre
de los demás? Es conmovedor ver la capacidad de perdón de algunas personas que
han sabido ir más allá del daño sufrido, pero también es humano comprender a
quienes no pueden hacerlo. En todo caso, lo que jamás se debe proponer es el
olvido”, comparte.