El Señor es mi
pastor/pastora ( salmo 22 )
El Señor es mi pastor,
y es también mi
pastora.
La pastora conduce
sabiamente;
el camino se hace
corto,
porque entretiene con
sus canciones y leyendas.
Cuando hay que pasar
por senderos difíciles,
ella va delante,
quitando los miedos;
en los tramos peores
me toma en sus brazos,
haciéndome sentir todo su cariño.
La pastora capta
enseguida el peligro
y defiende al rebaño
con inteligencia,
y si es preciso con la
fuerza,
como una madre delante
de su cría.
Distingue claramente
las hierbas venenosas,
anuncia los caminos de
los tiempos
y sintoniza con la naturaleza.
Conoce a cada oveja por
su nombre,
la conoce por dentro,
y encuentra la palabra
y el tono para comunicarse.
¡ Me conoce ¡
Sobresale, sobre todo,
por su amor.
Está hecha para dar
vida.
Prepara la mesa
abundante y bonita,
con alimentos bien
condimentados,
con vinos escogidos,
con abundancia de
flores y perfumes,
y la música que
embelesa.
Está hecha para dar la
vida,
en la vigilancia y en
el desvelo,
en la preocupación
entrañable,
en la entrega
cotidiana.
Ama especialmente a las
ovejas desvalidas
a las heridas y a las
enfermas.
Ella misma, de si
misma,
a todas alimenta.
Yo sé que me ama,
que su misericordia me
acompaña.
Sé que no me va a
faltar
la luz de su mirada,
el zurrón de sus
regalos,
el perfume de su
ternura,
y viviré para siempre
en su palacio.
Tomado de Rafael Prieto