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6 de noviembre de 2020

Palabras para el silencio

Adora y confía

 


No te inquietes por las dificultades

de la vida,

por sus altibajos, por sus decepciones,

por su porvenir más o menos sombrío.

Quiere lo que Dios quiere.


Ofrécele en medio de inquietudes y

dificultades

el sacrificio de tu alma sencilla que,

pese a todo,

acepta los distingas de su providencia.

Poco importa que te consideres

un frustrado,

si Dios te considera plenamente

realizado, a su gusto.

Piérdete confiado ciegamente

en ese Dios que te quiere para sí

y llegará hasta ti,

aunque jamás le veas.


Piensa que estás en sus manos,

tanto más fuertemente cogido,

cuanto más decaído y triste

te encuentres.

Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz.

 

Que nada te altere.

Que nada sea capaz de quitar tu paz.

Ni la fatiga psíquica.

Ni tus fallos morales.

Haz que brote, y conserva siempre

en tu rostro,

una dulce sonrisa,                                    

reflejo de la que el Señor

continuamente te dirige.


Y en el fondo de tu alma coloca,

antes que nada,

como fuente de energía y criterio

de verdad,

todo aquello que te llene

de la paz de Dios.


Recuerda: cuanto te reprima

e inquiete es falso.

Te lo aseguro en nombre

de las leyes de la vida

y de las promesas de Dios.

Por eso, cuanto te sientas

apesadumbrado, triste,

adora y confía.

 

( Teilhard de Chardin )