PALABRAS A VOLEO
Corrupcioncita
Sí, sí: corrupcioncita.
Me van
ustedes a decir: pero con la corrupción que existe en todos los rincones,
¿ahora piensa hacerse del bolsillo el diminutivo? ¿No le basta con la grande,
la corrupción de tamaño natural?
No, no me basta o mejor, la necesito para tener idea más clara de lo que está sucediendo entre nosotros.
Claro que,
por lo que se lee u oye en medios de
comunicación, corrupción y corruptos debe de haber en cantidades
industriales. Tanta hay que quienes la mantienen, se han atrevido a hacer un
“pacto de corruptos” para defenderla como si fuera un tesoro, una realidad de interés nacional y la cuidan
con el cariño de una madre, no se les vaya a estropear, a descorromper, lo que sería para ellos una
tragedia.
Dicen: -¿Qué vamos a hacer en este país sin corrupción?
¿sin esa muestra de nuestra cultura patria?-
Todo esto
tratando del sustantivo corriente, sin
diminutivos, que es lo que me propongo estudiar
en esta reflexión.
Pues la
tesis que pienso defender en este
momento es: Para que exista lo
grande necesita el apoyo de muchos
pequeños.
Para que aparezcan en el país un Messi hace falta que
existan muchos patojos que han empezado
a patear la pelota, tal vez hecha de trapos,
jugando en una cancha de tierra o de asfalto en una carretera poco transitada.
Entre los miles de pequeños ases del deporte que destripan pelotas en cualquier
rincón de la nación van asomando y destacando los ronaldos, ronaldinhos o
messis que atraen
las masas a los estadios. Para que haya unos cuantos genios se necesitan miles de aficionados de
todas las edades y tamaños que corran y
pateen por cualquier rincón donde se puedan poner porterías con unas piedras y
arriesgarse a romper algún cristal.
Esta
introducción les puede hacer comprender por qué también para que exista corrupción en
el país se necesita que crezcan corrupcioncitas por todas partes.
Ustedes que leen esta reflexión miren a su alrededor y piensen si en muchos rincones están moviéndose más o menos silenciosos cantidades de aficionados que desde su tierna infancia crecen en un ambiente de pequeñas corrupciones que van creciendo con su edad.
Entre la
corrupción y la corrupcioncita, como caldo de cultivo existen lo que llamamos admiración
y envidia.
Recuerdo en
cierto país europeo donde las encuestas entre jóvenes estudiantes ponían como
personaje distinguido, a quien muchos
quería parecerse un famoso banquero.
Llegó un momento en que las investigaciones sacaron a la luz que los negocios
exitosos del modelo para los jóvenes eran producto de estafas, lavados de
dinero y otros sucios manejos financieros.
Los encuestadores no volvieron a hacer preguntas a los estudiantes del
tipo: ¿Y ahora qué? ¿Siguen ustedes admirando y queriendo ser de mayores lo
mismo que el exitoso financiero corrupto? No se lo preguntaron y hubiera sido oportuno.
En estos países centroamericanos donde escribo sería bueno saber el efecto que tienen los ejemplos de los corruptos en la mente de muchos hombres y mujeres que se van destacando como “corruptitos”. Se trata de:
Los que no asaltan un banco, pero meten la mano en una caja que no es suya.
Los que no
arruinan a alguna pobre gente, pero hacen malas jugadas y engañan a sus amigos
o colaboradores.
Los que aprovechan los pequeños negocios de
amigos o vecinos para falsificar cheques, hacer su pequeña publicidad a costa
del colega y sacarse beneficios a costa
de quien es más ingenuo.
No hablemos
de oídas pero podemos fijarnos en la sociedad que nos rodea y acaso
descubrir que este país no sólo está
sembrado de los super-corruptos que
aparecen denunciados por la
comisión internacional o el
ministerio público sino que está
plagado, invadido por muchos jóvenes o mayores
que han sufrido el contagio. Esos se van haciendo tramposos, mentirosos,
aprovechados y con el tiempo van pasando de corruptitos a corruptos de cuerpo
entero.
Piensen en
esas frases de uso común que pueden ir sonando en la sociedad: “como todo el
mundo la hace”… “¿Y tú por qué no?”… “los negocios son los negocios” … “si no
engañas te engañan”… “sí estoy cobrando
demasiado, pero de algo hay que vivir”
“No se puede
servir a Dios y al dinero”… ¡ah no ! perdonen, esa frase creo que no es de
aquí!. Según parece la dijo cierto profeta que murió joven por decir cosas de
esas.
Pero
como estos países son tan cristianos, no queda mal ponerla por si
alguien se entera y se da por aludido. A ver si luchamos
contra la corrupción y contra nuestras Corrupcioncitas que son la base de las GRANDES
CORRUPCIONES.