WILLY
Historia de un niño algo especial que de mayor lo siguió siendo… a su manera
CAPÍTULO 2
EL PRIMER DÍA DE ESCUELA
Es bonito irse un
día de comienzo de
curso a la puerta de la escuela
infantil. A unos pequeños y pequeñas
los llevan papás y
sobre todo mamás,
jalando de ellos,
casi arrastras. En otros casos parece
que es el
pequeñín quien arrastra
a mamá. Todo fue
cuestión de publicidad: Los mayores que supieron contar a sus hijos lo
bien que se pasaba en la escuela, las cosas que se
aprendía y lo que
se jugaba en el
recreo, consiguieron más
éxito que quienes amenazaban a sus hijos si
hacían travesuras: “cuando
vayas a la
escuela ya te meterán
en cintura”. Esos iban arrastras. Por cierto que Willy iba casi corriendo, a cinco metros de sus papás: “¡niño
no corras, que no se
acaba la escuela!”.
Cuando llegó a la puerta del centro escolar, el estudiante pasó como un rayo junto a la maestra. Fueron los papás quienes hicieron la presentación: “Buenos días maestra…”
- “Pues, doña
Cristina, ese bólido que
ha pasado junto
a usted es nuestro
hijo Willy. Cuide de que no le derrumbe
la escuela”. La maestra
se rió:
- soy judoka y me defenderé como
pueda.”
Pronto la calle quedó
vacía y dentro se escuchaban los
gritos de las fierecillas.
Cristina entró a última, sin hacer judo, sino cantando una canción infantil. Casi todos los pequeños la sabían y se formó el coro bastante desafinado pero alegre.
Cuando terminaron, la maestra, mujer algo mayor, pero de espíritu
joven, les preguntó los
nombres y los fue escribiendo en el
pizarrón. No sabemos si aposta o sin querer, escribió
Guilly, en vez de Willy.
En seguida se escuchó una voz: “maestra, maestra, no se
escribe así.”
Ella puso cara
de sorpresa. “Ah ¿no?
¿entonces cómo?”
Quien
había hablado no era
el Willy de
nuestro cuento sino
otro niño con gafas gruesas .
Pues… no
sé, pero yo
también me llamo así y
la primera letra es como dos pinchitos para abajo (y
levantaba dos dedos
dé cada mano como VV)
_ Sí, sí - dijo nuestro Willy- a mi nombre le pasa
lo mismo, y dice
mi mamá que
sabe mucho que
eso se llama doble V.
La seño
Cristina se puso muy
contenta” estupendo chicos ustedes
me van a dar clase a mí. Seguro
que saben más letras.
Díganme las que se saben ya”
Un pecoso
levantó la mano: “seño a, e,i,o,u sabe el borriquito más que
tú”
Y seño Cristina:
muy bien, ¿las sabes
escribir?
El alumno puso morrito: noooo, eso
no sé
Los demás
corearon:”¡no sabe, no sabe!
La profe dio unas palmadas: ”bueno pero si
cada uno sabe un poco, todos
aprenderemos todas las letras y
yo las iré escribiendo,
y luego ustedes.
Así siguió aquella
mañana primera de clase
como un juego movido por la
simpática seño Cristina.
Al final del día
los estudiantes de letras
salían en pequeños
grupitos. Los dos
Willys juntos orgullosos con su W
, otros cantando; a,e,i,o,u
sabe el borriquito más que
tú.
Y al salir
a la calle se echaron
en brazos de sus mamás
y papás diciendo :¡Ya sabemos
las letras!
-Uuuh… ¿todas?
¿también la doble W?.
Preguntaban ellos.
- Esa la que
más -contestaban los jóvenes
“universitarios”.