Evangelio según san Mateo (25,14-30):
"El cristianismo
de no pocos ha llegado a un punto en el que lo primordial es 'conservar'"
José A. Pagola:
"Necesitamos aprender la fidelidad activa, creativa y arriesgada a la que
nos invita la parábola"
"El
tercer siervo no se siente identificado con su señor ni con sus intereses. En
ningún momento actúa movido por el amor. No ama a su señor, le tiene
miedo"
"No
conoce lo que es una fidelidad activa y creativa. No se implica en los
proyectos de su señor"
"El cristianismo de no pocos ha llegado a un punto
en el que lo primordial es «conservar» y no tanto buscar con coraje caminos
nuevos para acoger, vivir y anunciar su proyecto del reino de Dios"
10.11.2020 José Antonio Pagola
La parábola de los
talentos es un relato abierto que se presta a lecturas diversas. De hecho,
comentaristas y predicadores la han interpretado con frecuencia en un sentido
alegórico orientado en diferentes direcciones. Es importante que nos centremos
en la actuación del tercer siervo, pues ocupa la mayor atención y espacio en la
parábola.
Su conducta es extraña.
Mientras los otros siervos se dedican a hacer fructificar los bienes que les ha
confiado su señor, al tercero no se le ocurre nada mejor que «esconder bajo
tierra» el talento recibido para conservarlo seguro. Cuando el señor llega, lo
condena como siervo «negligente y holgazán» que no ha entendido nada. ¿Cómo se
explica su comportamiento?
Este siervo no se siente identificado con su señor ni con sus intereses. En ningún momento actúa movido por el amor. No ama a su señor, le tiene miedo. Y es precisamente ese miedo el que lo lleva a actuar buscando su propia seguridad. Él mismo lo explica todo: «Tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra».
Este siervo no entiende
en qué consiste su verdadera responsabilidad. Piensa que está respondiendo a las
expectativas de su señor conservando su talento seguro, aunque improductivo. No
conoce lo que es una fidelidad activa y creativa. No se implica en los
proyectos de su señor. Cuando este llega, se lo dice claramente: «Aquí tienes
lo tuyo».
En estos momentos en
que, al parecer, el cristianismo de no pocos ha llegado a un punto en el que lo
primordial es «conservar» y no tanto buscar con coraje caminos nuevos para
acoger, vivir y anunciar su proyecto del reino de Dios, hemos de escuchar
atentamente la parábola de Jesús. Hoy nos la dice a nosotros.
Si nunca nos sentimos
llamados a seguir las exigencias de Cristo más allá de lo enseñado y mandado
siempre; si no arriesgamos nada por hacer una Iglesia más fiel a Jesús; si nos
mantenemos ajenos a cualquier conversión que nos pueda complicar la vida; si no
asumimos la responsabilidad del reino como lo hizo Jesús, buscando «vino nuevo
en odres nuevos», es que necesitamos aprender la fidelidad activa, creativa y
arriesgada a la que nos invita su parábola.