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11 de diciembre de 2020

Palabras para el Silencio

 

María (María Virgen)


Martín
 Irure


Es mediodía. 

Veo la iglesia abierta.

Entro.

Madre de Jesucristo,

no vengo a rezar,

No tengo nada que ofrecer

y nada que pedir.

Vengo solamente, María, a mirarte.

Mirarte, llorar de felicidad,

saber esto:

que soy tu hijo, que estás aquí.

 

Estar contigo, no decir nada.

Sólo cantar.

Porque eres bella,

porque eres inmaculada,

la mujer restituida en la gracia,

la criatura en su felicidad primera

y en su plenitud final,

tal como salió de Dios

en la mañana de su esplendor

original.

 

Porque eres la mujer, el Edén

de la antigua ternura olvidada,

cuya mirada encuentra

en seguida el corazón

y hace brotar las lágrimas

acumuladas.

 

Porque estás aquí para siempre,

simplemente porque eres,

simplemente porque existes,

Madre de Jesucristo, ¡muchas gracias!


 Palabras para el Silencio

Martín Irure