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20 de diciembre de 2020

Palabras para el silencio


Salida de la noche oscura (Salmo 32)

Martin Irure


El canto rebosa de mi vida

hacia ti, Señor,

como el perfume de la primavera

rebosa de los campos.

Porque me siento envuelto

en tus manos

y no has dejado que me arruinen

mis propias maldades.

 

Señor, Dios mío,

a ti clamé y tú acudiste a mi lado.

Arrancaste mi vida de las tinieblas

de mis egoísmos

e iluminaste mi corazón

con la verdad de tu compañía.

Amigo mío, y todos los

que esperáis en el Señor,

acompáñenme en la justa alabanza.

Aunque la noche parecía dominar

mi existencia entera,

aunque la amarga oscuridad

parecía brotar

de mis mismas entrañas

como de su propia fuente,

una nueva mañana, un nuevo

abrazo con mi Señor,

ha hecho fecunda mi alma en

cantos de agradecimiento.

 

Yo esperé siempre

de ti la fuerza y la victoria.

De ti esperé la seguridad

y la alegría….

Pero cuando me ocultaste tu rostro,

cuando me dejaste desnudo

frente a mis miserias,

quedé desconcertado y sin camino

y estuve tentado a desconfiar de ti.

 


Pero te invoqué de nuevo

y te supliqué diciendo:

Señor, ¿no eres tú la alegría?

¿No eres el futuro

que ilumina y abrasa todo

presente incierto?

¿No eres la fuente,

inagotable y única,

para todo el que camina

buscando la verdad

y sin traicionarse a sí mismo?

¿No eres acaso la misma fidelidad

que nos permite ser fieles…?

 

Y tu respuesta fue cambiar

mi zozobra en descanso;

poner tu traje de fiesta

sobre mi tosco sayal de peregrino;

y encender mi lámpara marchita

con el aceite virgen

de tu insondable ternura.

 

Por eso inventaré para ti

palabras de armonía.

Y darte gracias

será mi quehacer más constante.


Palabras para el silencio

Martin Irure