El
Vaticano publica un texto dirigido a los líderes mundiales sobre su
responsabilidad social en las respuestas a la pandemia
Peter
Turkson: "Ahora depende de nosotros asegurarnos de que la vacuna esté
disponible para todos"
Vacunas
como bien 'público', es lo que recuerdan a los líderes mundiales la Comisión
Vaticana Covid-19 y la Academia Pontificia para la Vida en un texto, haciéndose
eco del reciente mensaje de Navidad del Papa
El
documento conjunto de la Comisión Vaticana Covid-19 y la Academia Pontificia
para la Vida: "es una responsabilidad moral aceptar la vacuna no sólo para
la salud individual sino también para la salud pública"
Monseñor
Bruno-Marie Duffe: "Estamos en un punto de inflexión en la pandemia de
Covid-19 y tenemos la oportunidad de empezar a definir el mundo que queremos
ver después de la pandemia"
29.12.2020
| Amedeo Lomonaco
(Vatican News).- Las vacunas se desarrollaron como un bien público y deben proporcionarse a todos de manera justa y equitativa, dando prioridad a los que más lo necesitan. Esto es lo que recuerdan a los líderes mundiales la Comisión Vaticana Covid-19 y la Academia Pontificia para la Vida que, ante todo, reafirman los valores fundamentales de cada específica y concreta intervención en respuesta a la pandemia.
El
texto, haciéndose eco del reciente mensaje de Navidad del Papa, insta a los
líderes mundiales a resistir la tentación de adherirse a un "nacionalismo
de la vacuna" y a los estados nacionales a cooperar. Las vacunas, para que
"iluminen y den esperanza al mundo entero", dijo el Pontífice el
pasado 25 de diciembre, "deben estar disponibles para todos".
Principios
La
justicia, la solidaridad y la inclusión son los principales criterios que se
deben seguir para hacer frente a los desafíos que plantea esta emergencia
planetaria. Las empresas que pueden ser evaluadas de forma positiva, según dijo
el Papa Francisco en la audiencia general del pasado 19 de agosto, son aquellas
que "contribuyen a la inclusión de los marginados, a la promoción de los
últimos, al bien común y al cuidado de la creación". La brújula
imprescindible es, por tanto, el amplio horizonte que se vincula a los
principios de la Doctrina Social de la Iglesia, "como la dignidad humana y
la opción preferencial por los pobres, la solidaridad y la subsidiariedad, el
bien común y la custodia de la casa común, la justicia y el destino universal
de los bienes".
Investigación,
producción y materiales biológicos
No
es sólo el momento final de la administración de la vacuna lo que hay que
considerar. Debe considerarse todo su "ciclo de vida". Las primeras
etapas de este camino se refieren a la investigación y la producción. Una
cuestión, que se plantea con frecuencia, se refiere a los materiales biológicos
utilizados en el desarrollo de vacunas. "De la información disponible -se
lee en el documento- se desprende que sólo algunas de las vacunas que ahora
están a punto de ser aprobadas emplean en varias etapas del proceso líneas
celulares de fetos abortados voluntariamente hace unos decenios, mientras que
otras sólo las utilizan en fases puntuales de pruebas de laboratorio".
Sobre este tema -abordado con referencia específica a las vacunas anti-Covid19 también
en la reciente nota, aprobada por el Papa Francisco, de la Congregación para la
Doctrina de la Fe- la Academia Pontificia para la Vida descartó recientemente
"que exista una colaboración moralmente relevante entre quienes utilizan
estas vacunas hoy en día y la práctica del aborto voluntario". Por lo
tanto, el documento dice que "todas las vacunas clínicamente recomendadas
pueden ser utilizadas con la conciencia segura de que el uso de tales vacunas
no significa una especie de cooperación con el aborto voluntario".
Patentes
Relacionada
con el tema de la producción está también la cuestión de la patente de la
vacuna, no un recurso natural sino "una invención producida por el ingenio
humano". Dada su función, subraya el documento, es muy apropiado
interpretar la vacuna "como un bien al que todos tienen acceso, sin
discriminaciones, de acuerdo con el principio del destino universal de los
bienes, también mencionado por el Papa Francisco". El único objetivo de la
explotación comercial "no es éticamente aceptable en el campo de la
medicina y la atención de la salud". "Las inversiones en el campo de
la medicina deben encontrar su significado más profundo en la solidaridad
humana". Es necesario identificar "sistemas apropiados que fomenten
la transparencia y la colaboración, en lugar del antagonismo y la
competencia". Y debemos superar todas las formas de "nacionalismo de
la vacuna" relacionadas con el intento de los diferentes estados de
"tener su propia vacuna más rápidamente". La producción industrial de
la vacuna podría convertirse en "una operación colaborativa entre los
Estados, las empresas farmacéuticas y otras organizaciones".
Aprobación
y administración
Después
de las fases experimentales, otro paso crucial es la aprobación, en condiciones
de emergencia, de la vacuna por parte de las autoridades encargadas "que
permiten su puesta en el mercado y su utilización en los diferentes
países". "Es necesario coordinar los procedimientos necesarios para
lograrlo y promover el reconocimiento mutuo entre las autoridades
reguladoras". En cuanto a la administración, la Comisión Vaticana Covid-19
y la Academia Pontificia para la Vida apoyan posiciones convergentes sobre las
prioridades "que deben reservarse a las categorías profesionales que se
dedican a servicios de interés común, en particular al personal de atención de
la salud, pero también a otras actividades que requieren el contacto con el
público para servicios esenciales (como escuelas, seguridad pública), a grupos
de los más vulnerables (como ancianos y enfermos con patologías
particulares)".
Este
criterio, señala el documento, no resuelve todas las situaciones. "Queda,
por ejemplo, la zona gris de las posibles prioridades a establecer dentro del
mismo grupo de riesgo". La distribución de vacunas también requiere un
conjunto de herramientas que permitan la "accesibilidad universal".
Es necesario elaborar un programa de distribución "que tenga en cuenta la
colaboración necesaria para hacer frente a los obstáculos
logísticos-organizativos en zonas inaccesibles (cadena de frío, transporte,
personal sanitario, utilización de nuevas tecnologías, etc.)". La
Organización Mundial de la Salud sigue siendo "un importante punto de
referencia que debe reforzarse y mejorarse en los aspectos que están resultando
insuficientes y problemáticos".
Vacunación
y cuestiones éticas
En
cuanto a la responsabilidad moral de someterse a la vacunación, la Comisión
Vaticana Covid-19 y la Academia Pontificia para la Vida reiteran que esta
cuestión implica "una relación entre la salud personal y la salud pública,
mostrando su estrecha interdependencia". El rechazo de la vacuna también
puede suponer un riesgo para los demás. "Esto es cierto incluso si, a
falta de una alternativa, la motivación era evitar beneficiarse de los
resultados de un aborto voluntario".
Se recuerda, entre otras cosas, que "el hecho de enfermarse lleva a
un aumento de las hospitalizaciones que sobrecarga a los sistemas de salud,
hasta un posible colapso, como está ocurriendo en varios países durante esta
pandemia, lo que dificulta el acceso a la atención médica, una vez más a
expensas de los que tienen menos recursos".
Plan
de acción
Una
vacuna segura y eficaz, disponible para todos y con un precio que permite una
distribución equitativa. Estas son las prioridades para asegurar un tratamiento
integral que "tenga en cuenta y valorice" también las situaciones
locales: "se desarrollarán recursos - se lee en el documento- para asistir
a las Iglesias locales en la preparación de esta iniciativa y de los protocolos
de tratamiento para comunidades particulares". La Iglesia se pone al
servicio de "la curación del mundo" utilizando sus voces, extendidas
por todo el planeta, "para hablar, exhortar y contribuir a asegurar que
las vacunas y los cuidados de calidad estén disponibles para nuestra familia
mundial, especialmente para las personas vulnerables".
Construir
un mundo post-Covid
El
prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el
Cardenal Peter Turkson expresa su gratitud "a la comunidad científica por
haber desarrollado la vacuna en un tiempo récord". "Ahora depende de
nosotros - añade - asegurarnos de que esté disponible para todos, especialmente
para los más vulnerables". Es una medida de justicia". "Debemos
demostrar, de una vez por todas, que somos una única familia humana."
El
arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida,
subraya que la pandemia ha puesto de relieve la condición de
"interconexión que une a la humanidad". "Junto con la Comisión
Vaticana Covid-19, concluye el prelado, el compromiso compartido con muchos
partner sigue mostrando "las lecciones que la familia humana puede
aprender, y para desarrollar una ética de riesgo y solidaridad" dirigida a
proteger "a los más vulnerables de la sociedad". Lo que acaba de comenzar es una fase crucial,
explica Monseñor Bruno-Marie Duffe, secretario del Dicasterio para el Servicio
de Desarrollo Humano Integral. "Estamos en un punto de inflexión en la
pandemia de Covid-19 y tenemos la oportunidad de empezar a definir el mundo que
queremos ver después de la pandemia". "La forma en que se distribuyen
las vacunas", subraya finalmente el Padre Augusto Zampini, Secretario
Adjunto del mismo Dicasterio, "es el primer paso que deben dar los líderes
mundiales en su compromiso con la equidad y la justicia como principios para
construir un mejor mundo post-Covid".