Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

Cena Ecológica, parte de la pintura de Maximino Cerezo arreglo: Ana Isabel Pérez y Martín Valmaseda

15 de enero de 2021

"Quizá tu familia no sea un idílico cuadro de Murillo

 "Quizá tu familia no sea un idílico cuadro de Murillo. Pero la de Jesús tampoco"

Toño Casado: "La familia de Jesús fue de lo más disfuncional y compleja que uno pueda imaginar"

"La madre embarazada de un tercero, ya sé que es el Espíritu Santo, pero de un Tercero, aunque sea con mayúsculas. San José pensando en abandonarla ante el muy posible apedreamiento judío, que ellos lo de las madres solteras y ligeras de cascos no lo llevaban muy bien"

"El pobre José haciendo de comadrona que no creo yo que se haya visto en otra similar. Y después a salir corriendo a un país extranjero porque Herodes quería pasar al niño a cuchillo… "

"Y poco más de San José. Veremos cuántos volúmenes nos escriben los teólogos este año con eso de que Francisco lo ha hecho patrono de la Iglesia Universal. Hay que ver lo que da de sí empezar con una carpintería…"

"Otros muchos tienen familias que nacen como un milagro verdaderamente disfuncional y se mantienen como un milagro cotidiano. Malentendidos, comunicación compleja, manías, rupturas, divorcios, equivocaciones, fallecimientos, abandonos..."



26.12.2020 Toño Casado, Religión digital

 Recuerdo las estampas de la Sagrada Familia con ese niño rubio de pelo ensortijado y ojos azules, la Virgen María con el manto azul y la piel pálida cual  escandinava de pura cepa y San José, con el manto morado, y las azucenas encaramadas al palo largo que tan cuqui queda en los belenes. La Sagrada Familia en la que María borda purificadores sentada en unos cojines marca Fray Angélico mientras el niño Jesús hace milagros con palomitas de barro  que ya quisiera Harry Potter, y san José construye cruces, cosa de dudoso gusto para el momento. Un cuadro.

Lejana Sagrada Familia de las nuestras, con sus discusiones, alegrías, decepciones, aprietos y cuñados que nunca callan.

Sin embargo, la familia de Jesús fue de lo más disfuncional y compleja que uno pueda imaginar. La madre embarazada de un tercero, ya sé que es el Espíritu Santo, pero de un Tercero, aunque sea con mayúsculas. San José pensando en abandonarla ante el muy posible apedreamiento judío, que ellos lo de las madres solteras y ligeras de cascos no lo llevaban muy bien. Pero, bueno, el hombre decidió dejarla sin dar muchas explicaciones, y eso sin haber soñado con el ángel que le puso al día de la situación excepcional y divina que había por medio.                            

 Los dos yéndose de viaje a Belén, tan jóvenes, tan inexpertos y  tan embarazados. Y encuentran las puertas cerradas; nadie les ayudó y así se vieron  en el paritorio rupestre del Nacimiento, que ahora queda bonito, pero debía ser un poco asco con tanto bicho y tanta oveja maloliente. El pobre José haciendo de comadrona que no creo yo que se haya visto en otra similar. Y después a salir corriendo a un país extranjero porque Herodes quería pasar al niño a cuchillo… viviendo como inmigrantes en un Egipto que les miraría como escoria. Llevando los pichones al templo mientras lo viejecitos le hacían carantoñas al hermoso bebe, pero soltándole eso de “una espada te traspasará el alma”, profecía terrible para una Baby Party. 

 

El niño de 12 años perdido en la gran ciudad que les responde con enigmas… un hijo difícil de entender. San José desaparece pronto de la biografía de Jesús; era un santo muy discreto. Se le hace patrono del trabajo, por la carpintería, y de la “buena muerte”, ya que suponemos que estaría con Jesús y María al lado de la cama en el momento del adiós. Y poco más de San José. Veremos cuántos volúmenes nos escriben los teólogos este año con eso de que Francisco lo ha hecho patrono de la Iglesia Universal. Hay que ver lo que da de sí empezar con una carpintería…

 

Y después la familia de Jesús no sale muy bien parada en los relatos. Todos buscándole porque pensaban que no estaba en sus cabales… Y no digamos cuando en Nazaret le quieren tirar por el precipicio, que eso sí que debió ser un gran disgusto para la madre y todos los familiares, que seguro que allí se conocían todos, como en todos los pueblos.

Por eso estoy seguro de que Jesús entiende nuestras familias. Algunos tendrán la suerte de tener una gran familia unida, como los anuncios de los turrones, familias grandes felices y sonrientes que celebran todos los cumpleaños y van como una piña. Pero otros muchos tienen familias que nacen como un milagro verdaderamente disfuncional y se mantienen como un milagro cotidiano. Malentendidos, comunicación compleja, manías, rupturas, divorcios, equivocaciones, fallecimientos, abandonos. La sagrada familia tradicional va quedando como un reducto para unos pocos. En España la gente no tiene hijos, muchas veces porque es mejor tener perro, muchas veces porque es difícil y caro. Vamos a ser el país de los parques llenos de ancianos y columpios en los que solo juegan los pájaros, si es que quedan pájaros también… La sociedad no ayuda ni apoya a los que quieren tener familia numerosa, o sea dos hijos o más; una vez conocía a un asturiano que tenía 23 hijos, todos con la misma mujer; tiempos de la posguerra en los que el baby boom era casi atómico… Tampoco hay que pasarse… Ahora la gente deja lo de tener hijos para cuando el campo ya está casi yermo y hay que invertir horas y dineros en conseguir un hijo que te fabrican unas señoritas de bata blanca. También los abuelos muchas veces desaparecen de la familia, y van a residencias más o menos visitadas. Todos con el móvil en la mesa, sin casi comer juntos, los miembros de la familia se convierten en extraños con los que te topas en el pasillo…

 

Crear una familia es complejo, no digamos luchar por ella. Cada uno es cada cual y es difícil armonizar a los instrumentos de la orquesta doméstica. Pero si se pone empeño, aunque sean muy diferentes, seguro que sale una melodía única y preciosa.

 

El perdón es el aliño necesario para que no se corten las mayonesas familiares. El tiempo compartido, tiempo de calidad, o sea sin móviles por medio,  la medicina para que se fortalezcan los cimientos. Y el respeto y el cariño las ventanas por donde mirarse, siempre desde el corazón que acepta la realidad de cada uno, pero que busca favorecer la mejor versión de todos. Quizá tu familia no sea un idílico cuadro de Murillo. Pero la de Jesús tampoco.  Nuestra religión es eminentemente el establecimiento de una comunidad global familiar, en el que Dios es padre y todos, todos, todos,  somos hermanos bien avenidos con un destino común. Si mirásemos a los que viven en la calle o los que vienen en las barcas o los que tienen responsabilidades como hermanos otro gallo más melodioso nos cantaría.

 

“Somos una familia, un auténtico mogollón, una Iglesia divertida que donde vamos armamos la de Dios”, decía una muy cantada composición de Migueli. Ójala la Iglesia fuera una comunidad de hermanos, donde nuestro Dios es el Padre y María es la Madre que nos sostiene, mucha gente unido como “un mogollón”, con buen humor, “armando lío”, montando la de Dios, levantando una casa común donde todos puedan encontrar una familia. Nadie huérfano, nadie solo. Eso si que es la “Sagrada Familia”

 

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