"La Misa no puede ser solo 'escuchada', como si nosotros fuéramos solo espectadores"
El Papa hace votos por el “diálogo interreligioso” y anuncia que se unirá mañana al encuentro de la Jornada de la Fraternidad humana
"Estoy muy agradecido a que las naciones de todo el mundo se unan a esta celebración, dirigida a promover el diálogo interreligioso e intercultural"
"La citada resolución de Naciones Unidas reconoce la contribución que el diálogo entre todas las religiones puede aportar para mejorar la consciencia y la comprensión de los valores comunes compartidos por toda la Humanidad. Que sea ésta hoy nuestra oración y nuestro empeño todos los días del año"
"Un cristianismo sin liturgia es un cristianismo sin Cristo"
El Papa Francisco centra
la catequesis de la audiencia de los miércoles sobre la "oración
litúrgica" y recuerda que "un cristianismo sin liturgia es un
cristianismo sin Cristo". La liturgia es esencial para la vida de la fe y
de la Iglesia, pero el Papa advierte de que "la Misa no puede ser solo
'escuchada', como si nosotros fuéramos solo espectadores". En los saludos
en italiano, Francisco anuncia que mañana se unirá al encuentro por la
celebración de la Jornada por la Fraternidad Humana, con el Gran Imán de Al
Azhar y el Secretario General de la ONU, al tiempo que reitera la importancia
del diálogo religioso para alcanzar la paz, la fraternidad y la convivencia.
Texto íntegro de la catequesis papal
Queridos
hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el centro de las
críticas terminaba no una particular forma ritual, o una determinada forma de
celebrar, sino la liturgia misma. De hecho se pueden encontrar en la Iglesia
ciertas formas de espiritualidad que no han sabido integrar adecuadamente el
momento litúrgico. Muchos fieles, incluso participando asiduamente en los
ritos, especialmente en la Misa dominical, han obtenido alimento para su fe y
su vida espiritual más bien de otras fuentes, de tipo devocional.
En los últimos decenios,
se ha caminado mucho. La Constitución Sacrosanctum Concilium del Concilio
Vaticano II representa el eje de este largo viaje. Esta reafirma de forma
completa y orgánica la importancia de la divina liturgia para la vida de los
cristianos, los cuales encuentran en ella esa mediación objetiva solicitada por
el hecho de que Jesucristo no es una idea o un sentimiento, sino una Persona
viviente, y su Misterio un evento histórico.
La oración de los
cristianos pasa a través de mediaciones concretas: la Sagrada Escritura, los
Sacramentos, los ritos litúrgicos. En la vida cristiana no se prescinde de la
esfera corpórea y material, porque en Jesucristo esta se ha convertido en
camino de salvación. Por tanto, no existe espiritualidad cristiana que no tenga
sus raíces en la celebración de los santos misterios. El Catecismo escribe: «La
misión de Cristo y del Espíritu Santo que, en la liturgia sacramental de la
Iglesia, anuncia, actualiza y comunica el Misterio de la salvación, se continúa
en el corazón que ora» (n. 2655).
La liturgia, en sí misma, no es solo oración espontánea, sino algo más y más original: es acto que funda la experiencia cristiana por completo y, por eso, también la oración. Es evento, es acontecimiento, es presencia, es encuentro. Cristo se hace presente en el Espíritu Santo a través de los signos sacramentales: de aquí deriva para nosotros los cristianos la necesidad de participar en los divinos misterios. Un cristianismo sin liturgia es un cristianismo sin Cristo. Incluso en el rito más despojado, como el que algunos cristianos han celebrado y celebran en los lugares de prisión, o en el escondite de una casa durante los tiempos de persecución, Cristo se hace realmente presente y se dona a sus fieles..
La liturgia, precisamente
por su dimensión objetiva, pide ser celebrada con fervor, para que la gracia
derramada en el rito no se disperse sino que alcance la vivencia de cada uno.
El Catecismo lo explica muy bien: «La oración interioriza y asimila la liturgia
durante y después de la misma» (ibid.). Muchas oraciones cristianas no proceden
de la liturgia, pero todas, si son cristianas, presuponen la liturgia, es decir
la mediación sacramental de Jesucristo. Cada vez que celebramos un Bautismo, o
consagramos el pan y el vino en la Eucaristía, o ungimos con óleo santo el
cuerpo de un enfermo, ¡Cristo está aquí! Está presente como cuando sanaba los
miembros débiles de un enfermo, o entregaba en la Última Cena su testamento
para la salvación del mundo.
La oración del cristiano
hace propia la presencia sacramental de Jesús. Lo que es externo a nosotros se
convierte en parte de nosotros: la liturgia lo expresa incluso con el gesto tan
natural del comer. La Misa no puede ser solo “escuchada”, como si nosotros
fuéramos solo espectadores de algo que se desliza sin involucrarnos. La Misa
siempre es celebrada, y no solo por el sacerdote que la preside, sino por todos
los cristianos que la viven. ¡El centro es Cristo! Todos nosotros, en la
diversidad de los dones y de los ministerios, todos nos unimos a su acción,
porque es Él el Protagonista de la liturgia.
Cuando los primeros
cristianos empezaron a vivir su culto, lo hicieron actualizando los gestos y
las palabras de Jesús, con la luz y la fuerza del Espíritu Santo, para que su
vida, alcanzada por esa gracia, se convirtiera en sacrificio espiritual
ofrecido a Dios. Este enfoque fue una verdadera “revolución”. Escribe San Pablo
en la Carta a los Romanos: «Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de
Dios, a que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable
a Dios: tal será vuestro culto espiritual» (12,1). La vida está llamada a
convertirse en culto a Dios, pero esto no puede suceder sin la oración,
especialmente la oración litúrgica.
Saludo en español
Queridos hermanos y
hermanas: Hoy consideramos el nexo entre la oración y la liturgia. El Catecismo
de la Iglesia católica nos explica que «la oración interioriza y asimila la
liturgia durante y después de la misma». Incluso cuando la oración se vive “en
lo secreto”, también ésta es oración de la Iglesia, que eleva a Dios su
plegaria. Como se sabe, a lo largo de la historia de la Iglesia ha estado
presente la tentación de practicar un cristianismo intimista, es decir, una
religiosidad que no reconocía a la liturgia, a los ritos públicos, su
importancia espiritual, hasta considerarla inútil y dañina.
Esto llevó a que muchos
fieles, participando incluso a la Misa dominical, le hayan quitado importancia,
y hayan buscado alimento para su fe y su vida espiritual en fuentes
devocionales y no en la liturgia. Sin embargo, esto está cambiando. La
Constitución sobre la Liturgia del Vaticano II subrayó la importancia en la
vida de los cristianos de la divina liturgia, que es acción de Cristo, que
significa y realiza principalmente su misterio pascual. Por ello, no existe
espiritualidad cristiana que no tenga como fuente la celebración de los divinos
misterios, porque la liturgia no es una “oración espontánea”, sino acción de la
Iglesia, encuentro con Cristo mismo, que se hace presente con la fuerza del
Espíritu Santo, a través de los signos sacramentales, para comunicarnos su
gracia.
Un cristianismo sin
liturgia es, por lo tanto, un cristianismo sin Cristo. Saludo cordialmente a
los fieles de lengua española. Pidamos al Señor que avive en nosotros la
necesidad de participar en los divinos misterios, donde Cristo está presente, y
que a través de la oración, especialmente de la oración litúrgica, toda nuestra
vida sea un culto agradable a Dios. Que el Señor los bendiga.
Saludo en italiano
“Mañana se celebrará la primera jornada
internacional de la Fraternidad humana, como ha sido establecido por una
reciente resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas.Tal
iniciativa tiene en cuenta también el encuentro del 4 de febrero de 2019 en Abu
Dhabi , cuando el Gran Iman de Al Azhar, Ahmad al Tayyed y yo mismo firmamos el
documento sobre la Fraternidad humana, para la paz mundial y la convivencia.
Estoy muy agradecido a
que las naciones de todo el mundo se unan a esta celebración, dirigida a
promover el diálogo interreligioso e intercultural.
Por eso, mañana por la
tarde participaré en un encuentro virtual con el Gran Imán de Al Azhar y el
Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, y con otras
personalidades.
La citada resolución de
Naciones Unidas reconoce la contribución que el diálogo entre todas las religiones
puede aportar para mejorar la consciencia y la comprensión de los valores
comunes compartidos por toda la Humanidad. Que sea ésta hoy nuestra oración y
nuestro empeño todos los días del año”
Tomado de Religión Digital