El Padrenuestro. Más líbranos del mal
Leonardo Boff.
Dos
judíos y un niño acaban de ser ahorcados en Auschwitz, delante de todos los
presos.
Los
dos judíos murieron rápidamente, mientras que al niño le costaba morir.
Entonces
uno gritó detrás de mí: “¿Dónde está Dios? “
Yo
callé.
Unos
momentos después volvió a gritar:
“Pero
bueno, ¿dónde está Dios?”
Y
una voz dentro de mí respondió:
--¿Dónde
está Dios? ¡Ahí, colgado en la horca!
El
postrer grito humano: ¡líbranos, Padre!
Para nosotros, la liberación comúnmente entraña la experiencia de cautiverio, de cadenas y de opresión. Es un significado verdadero también, ya que la presencia del pecado y del Maligno esclavizan la vida humana. Dios se revela de veras como libertador (ver Salmo 17,1.47).
Así
se expresan los salmos: “ Guárdame del lazo que me han tendido, de la trampa de
los malhechores; caigan los malvados en sus propias redes “(Sal 14, 9-10).
La
experiencia subyacente en estas súplicas es la de la vida como camino, y la alianza
con Dios como un andar por sus sendas…. Donde acechan peligros de toda clase:
abismos amenazadores, asechanzas de enemigos, asaltos y cosas así.
Hablando
figuradamente, ¿qué hace el Maligno? Su oficio es seducir, extraviar al hombre
del buen camino, dar indicaciones falsas. ¿Y qué hace Dios? Protege de los
peligros, libra de las emboscadas, señala siempre la dirección justa. A Jacob
Dios le dice: “Yo estoy contigo, yo te guardaré adondequiera que vayas, te haré
volver a esta tierra y no te abandonaré hasta que cumpla lo que he prometido”
(Gén 28,15).
¿Cuáles
son los caminos de Dios? Es el modo de andar orientado por la justicia, la
verdad, la fraternidad, superando las fuerzas del egoísmo y del poder opresor.
Cada
generación tiene su maligno contra el que debe especialmente protegerse,
suplicando el amparo divino. Ese maligno personifica la maldad difusa que
impregna a la humanidad.
En
este nuestro tiempo, el Maligno que ofende a Dios y humilla al hombre aparece
bajo la figura del egoísmo colectivo de un sistema social oligárquico y
excluyente, insolidario con la pobreza de las grandes mayorías. Tiene un
nombre: el Capitalismo de la propiedad privada y el Capitalismo de Estado.
Apelándose
al lucro, a los privilegios y al fortalecimiento del aparato estatal, a los
hombres se les mantiene aterrorizados y, a muchos de ellos, encarcelados,
torturados, muertos; a 2/3 de la población mundial se le sigue aherrojando bajo
el yugo de la legión de demonios del hambre, la enfermedad, la disgregación
familiar, la falta de casas y de escuelas y hospitales.
Este
Maligno dispone de seducciones, penetra furtivamente en las mentalidades
volviendo los corazones insensibles a las iniquidades estructurales que él
mismo abona.
En
el contexto apocalíptico-escatológico, el Maligno – al que se refiere
directamente la petición del padrenuestro – hace suponer que la humanidad está
caminando hacia su meta final. Y en el último trayecto irrumpen todos los
obstáculos, se abren de par en par todos los abismos y alcanza su paroxismo el
peligro de defección respecto al proyecto del bien.
Ante
situación tan angustiosa, el fiel y la comunidad gritan: ¡Padre….líbranos del
Maligno y de todo mal! Así como no tienes que dejarnos caer en la tentación,
¡sustráenos también a la acción del Maligno!.
Pero
el peligro no estalla sólo al final de la historia: se estructura ya ahora, y
en cada rincón nos acecha para perdernos. Es cuando gritamos: ¡Líbranos del
mal!. Protégenos contra la apostasía de la dimensión de la bondad. Padre, ¡no
permitas que te abandonemos!
Si
hemos rezado desde lo hondo del corazón, podemos quedar tranquilos porque el
mismo Jesús nos garantiza: “Cualquier cosa que pidáis alegando mi nombre, la
haré(Jn 14,14); “ánimo, que yo he vencido al mundo”(Jn 16,33); “poneos derechos
y alzad la cabeza, que se acerca vuestra liberación” ( Lc 21,28).
Leonardo
Boff