Un
cardenal entre indígenas, campesinos y amenazas
El obispo de Huehuetenango
sobre la Iglesia, Guatemala y el futuro
Mons. Ramazzini
Mons. Ramazzini: obispo de Huehuetenango
Monseñor Ramazzini es obispo de Huehuetenango, Guatemala (actualmente Cardenal),, en medio de regiones marcadas por una mayoritaria presencia indígena y campesina, cosas que, en la región, son casi sinónimo de pobreza, rezago y explotación
"Quienes
se oponen a Francisco son algunos sectores que no quieren ser auténticos en la
vivencia del Evangelio, así de sencillo"
"Me
preocupa la emigración, que no se escuche a las organizaciones campesinas, la
extrema pobreza, la situación de las mujeres víctimas de violencia y
explotación, el futuro de la juventud y el escándalo de la desnutrición
infantil sin razón alguna"
"En lo eclesial, me preocupa la enorme escasez de clero y una laicado muy poco comprometido en los social particularmente; y percibo en ambos, la vivencia de un cristianismo más bien ligero"
"Creo
que luego de la pandemia, veremos unos cristianos más convencidos de lo que
creen, acentuándose la práctica de la fe a nivel familiar, de Iglesia
Doméstica"
14.02.2021 Diego Víquez, corresponsal en
Centroamérica
Cuando se le pregunta a Mons. Ramazzini
quién es, no duda en responder: un guatemalteco, hijo de emigrantes y creyente.
Este cardenal centroamericano, de 73 años,
pertenece al grupo de purpurados creados por el papa Francisco en la
región centroamericana, hombres que tienen en común ese rasgo de los grandes
obispos-profeta de la región: un compromiso decidido por el pueblo, por la
justicia social y por el respeto a los Derechos Humanos.
Monseñor Ramazzini cumple pronto 50 años de vida
sacerdotal, de los cuales ha pasado 32 siendo obispo, primero de la
diócesis de San Marcos y luego de su diócesis actual, Huehuetenango, en medio
de regiones marcadas por una mayoritaria presencia indígena y campesina, cosas
que en la región, son casi sinónimo de pobreza, rezago y explotación.
Monseñor concedió una entrevista a Religión
Digital, en la que hicimos un repaso por la Iglesia, por Guatemala y por el
futuro. Con un estilo familiar y cercano, este fue nuestro diálogo.
RD. Los cambios que se avecinan
en la Iglesia, a raíz del Covid-19 no son menores, ¿cómo ve la Iglesia
post-pandemia?
MR. Indudablemente la pandemia ha supuesto una gran
prueba para la fe de las personas, especialmente los católicos más asiduos a
las celebraciones rituales y más enfocados en las prácticas comunitarias. Sin
embargo creo que luego de todo esto, veremos unos cristianos más convencidos de
lo que creen, acentuándose la práctica de la fe a nivel familiar, de Iglesia
Doméstica.
Creo que en esta época hemos vivido tiempos en los
que hemos aprendido a ser más solidarios, al colocarnos a todos en el mismo
nivel, sin diferencias entre nosotros de ningún tipo.
Quisiera que la Iglesia post pandemia, se centre
más, por la vía de la purificación, en los valores esenciales de la existencia
cristiana. Creo que vamos a perder más católicos de los que ya veníamos
perdiendo, pero será una gran oportunidad para la purificación de todos los
cristianos en general.
RD. Con el paso de los últimos
años, hemos venido percibiendo un repliegue de la Iglesia en el escenario
social. No se opina, no se denuncia, no hay beligerancia en prácticamente
ningún tema de la dinámica pública. En algunas realidades las causas apuntan a
los problemas derivados de las denuncias por pedofilia, particularmente. ¿Ve
una Iglesia en la región, en camino a la intrascendencia como actor social?
MR. En nuestros países del norte de América
Central, los problemas del clero, no apuntan en la dirección de la pedofilia,
sino más bien un bajón en lo que se refiere a la denuncia profética, ya ni
siquiera nos atacan. Vivimos en una especie de paz artificial, porque no se
deriva de la resolución de los problemas, sino de un marcado individualismo
reinante, un verdadero adormecimiento de las conciencias. Tenemos los mismo problemas
de siempre, pero andamos dispersos, distraídos, procurando sobrevivir de manera
individual.
RD. La Iglesia de Francisco, esta Iglesia en salida, que mira de frente los cambios sociales, que no teme a discutirlo todo, ¿tiene futuro luego de él?
MR. Los que hemos sido creados cardenales por el
papa Francisco, le hemos jurado ser fieles a su espíritu. Es nuestra misión
continuar con su visión de las cosas. Me parece que todo lo que Francisco ha
puesto en marcha, si es obra del Espíritu Santo, nadie lo detendrá. Quienes se
oponen a él, son algunos sectores que no quieren ser auténticos en la vivencia
del Evangelio, así de sencillo, no se trata de que sean conservadores o de
avanzada, se trata de fidelidad al Evangelio.
En este sentido, creo que la Fratelli Tutti, es una
verdadera carta magna de una Iglesia en salida.
El papa es un hombre que no teme discutir las
cosas, pero siempre sometiéndolas a un cuidadoso discernimiento, para una
visita ad limina, le pregunté por la ordenación de los hombres casados,
especialmente pensando en la escasez de vocaciones en Guatemala, y me dijo
“posible, pero no áún”, lo cual fue finalmente su criterio luego del Sínodo de
la Amazonas.
RD. Monseñor, ¿qué le preocupa de
Guatemala, en lo civil y en lo eclesiástico?
MR. En lo civil, la emigración, los que quieren
irse y los que están allá sufriendo -espero que la llegada de Biden al poder
haga que algo de esto cambie-particularmente los menores de edad.
Me preocupa que no se escuche a las organizaciones
campesinas, la extrema pobreza, la situación de las mujeres víctimas de
violencia y explotación, el futuro de la juventud y el escándalo de la
desnutrición infantil sin razón alguna. Que nuestro modelo económico sigue
siendo el capitalismo salvaje y finalmente, que Guatemala tenga, junto con
gravísimos problemas de corrupción, un pésimo sistema de justicia.
En lo eclesial, la enorme escasez de clero y una
laicado muy poco comprometido en los social particularmente; y percibo en
ambos, la vivencia de un cristianismo más bien ligero.
RD. Muchas gracias Monseñor
MR. Con gusto, espero que podamos seguir
conversando