Apiádate de mí (Salmo 50)
Rafael Prieto
Apiádate de mí, oh Dios, según tu amor,
y mírame, mi Dios, según tu amor,
envuélveme, mi Dios, en tu ternura,
traspásame, mi Dios, con el gran rayo
de tu misericordia.
En tu lago de amor quiero bañarme,
para quedar más blanco que la nieve.
Riégame con el agua del costado,
que florezca como un lirio en tu presencia,
con tu sangre, vestido y adornado.
Bautízame en el fuego de tu Espíritu,
que purifique hasta el fondo mis entrañas.
pon mi corazón nuevo junto al tuyo,
para que quede en el tuyo trasplantado,
libre ya de pecado y vieja culpa.
Beba yo de la fuente de tu Espíritu,
para saciar en él todas mis ansias.
Y me embriague en su vino misterioso,
rebosante de fuerza y de alegría,
olvidado de miedos y cuidados.
Y cantaré tu amor eternamente,
movido por el soplo de tu Espíritu.
Ya no me cansaré de repetir
que no eres más que luz, misericordia;
que no eres más que amor, amor, amor.
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