Quieres suscribirte al blog?

Colaborando con...

27 de marzo de 2021

Los otros Salmos


La noche (Salmo 21)

Rafael Prieto




¿Por qué, Dios mío, me has abandonado,

ahora, cuando más te necesito?

¿Por qué no oyes mi súplica, mi grito,

y me dejas aquí crucificado?

 

¿Eres sordo o es que duermes olvidado?

¿Tengo que ensayar nueva magia o rito,

como aquellos profetas del maldito

Baal, para que atiendas mis cuidados?

 

Y esta cruz se prolonga eternamente

en los crucificados de la historia.

Tú permites que muera el inocente,

que el violento se lleve la victoria.

 

Perdóname, Señor, que nada entiendo,

la gran noche llegó y me está envolviendo.

 

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

 

¿Por qué me has abandonado, Dios mío,

y me dejas en esta cruz horrenda?

¿Por qué no mandas a tus santos ángeles

para arrancar los clavos que a ella me sujetan?

 

¿Por qué me dejaste solo?

¿Por qué te callas ahora y no contestas?

¿Por qué no me das un poco de tu luz y tu consuelo?

¿No eras tú mi única defensa?

 

Dios mío, ¿por qué me estás abandonando,

cada día, en cada rincón de la tierra?

¿Por qué permites que me crucifiquen

que millones y millones de veces muera?

 

¿Ese silencio no te hace culpable?

¿O es que tengo que dudar de tu existencia?

 

Dios mío, estoy delirando. No sé lo que digo.

Perdona mis dudas y blasfemias.

No entiendo nada. Es la noche

Y me envuelven las tinieblas.

 

Pero tú sabes que te amo. Padre mío,

Un amor hecho obediencia.

Yo no sé, pero te amo.

Si. Acepto tu razón secreta.

 

Yo no sé, pero algo tuyo muere con nosotros,

son tuyas también las muertes nuestras.

Confío, Padre. Lo grito y lo proclamo

desde esta cruz sangrienta.

 

Confío. Siempre he confiado.

Pongo mi espíritu en tus manos, que me esperan.

 

Los Otros Salmos