El cuento de WILLY
Historia de un niño algo especial que de mayor lo siguió siendo… a su manera
Martín Valmaseda
Dibujos: Karla y Andrea Aguilar
CAPÍTULO 22
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Recuerdan que en el primer capítulo, cuando Willy tenía 6 años, ya era un pequeño aventurero y echaba mano al fusil de un soldado con
susto de su mamá.
Luego fue cambiando, por influencia de doña Cristi, la
maestra, se ponía siempre en defensa de los más débiles y de parte de las niñas
que en aquella escuela con 6 años ya empezaban a ser feministas, a jugar a la
pelota contra los niños (y a ganarles)…
Y ya recuerdan cuando, al llegar a los 15 años en el instituto asustaba a los compañeros porque tenía ideas más avanzadas que muchos. Encontró la comprensión de profesores que no solo enseñaban lecciones de memoria sino también a pensar y a conocer el mundo en que vivían. Willy tenía gran capacidad de asombro ante lo que encontraba en torno suyo…
Precisamente estábamos hablando de su encuentro en esa aldea por los montes de Guatemala, y de la vida y religión en aquellas casas de madera con suelo de tierra y vida humilde.
Después de terminar la misa, con cantos en marimba (con
vos sos el Dios de los pobres…) mientras tomaban otro tazón de caldo con pata
de pollo, Willy empezó a soltar al P. Eulogio un montón de preguntas que le
bailaban en la cabeza.
-
“Padre, me gustó esa canción que cantaron al
principio, pero me extrañó. ¿Porqué dicen que dios es de los pobres?; si yo veo
en la capital que muchas iglesias tienen más gente con dinero y son quienes dan
limosna para el templo y los padres,…?
-
-“Tienes razón-respondió el sacerdote-pero es
que nosotros pensamos no en ese Dios de catedrales, sino en el Dios de Jesús
que era un campesino de un pueblo pequeño, Nazaret, y su mamá una mujer que
seguramente no sabía ni leer como la mayor parte de las mujeres de su tiempo,
aunque ahora visten a la imagen de la Virgen con ropa lujosa y coronas de oro”.
-
“¿Y
siempre ha sido así?
-
-“No, los primeros cristianos eran gente humilde
la mayor parte. También había gente más rica que daban su dinero a los
necesitados. Lo ponían todo en común …Eso lo cuenta un libro de la biblia que se
llama los hechos de los apóstoles.
-
“Pero es que en el instituto donde yo voy no
tenemos clase de religión…Además hay gente que son de otras religiones, hasta
hay dos chinos…”
Entonces habló Carmen, la
catequista:” Pero para eso está la parroquia, hemos aprendido la biblia, sobre
todo el evangelio, y cómo explicarlo bien…y una pregunta padre.
¿
Usted es de una congregación que
se llama me han dicho?...
Completó el padre Eulogio la
pregunta:” nuestra congregación se llama <hermanos de Santa María pobre,
H.S.M.P.>…pero no te creas, que seamos tan pobres también a veces fallamos y
nos subimos a las ramas”.
Se rió Willy. “¿Cómo Tarzán de
los monos?”
Ahí terminó la conversación con
risas y comentarios mitad serios, mitad en broma, pero recogieron sus mochilas
porque vieron que aun les quedaba otra aldea más arriba y había que trepar como
Tarzán. Ya estaba sembrada la inquietud en el corazón y la cabeza de Willy. En el
próximo capítulo se lo contamos.
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