CUIDAR
EL RECOGIMIENTO
Y LA ACTITUD ORANTE
Antonio
Pagola
Además
del <<silencio interior>>,eje fundamental de la lectura orante del
Evangelio, hemos de aprender a cuidar el <<recogimiento>> antes de
empezar la lectura de los textos evangélicos y la actitud orante en el momento
de dialogar con Jesús o con Dios, nuestro Padre-Madre.
1
El recogimiento en lo secreto del corazón
Esta
es la invitación de Jesús: <<Entra en tu habitación>>: busca la
soledad, retírate del ruido exterior; <<cierra con llave tu
habitación>>: recógete, no dejes entrar nada de fuera que te distraiga o
te disperse; y <<ora al Padre en lo secreto>>…
Teresa de Jesús deja muy claro que, en la relación con Dios, <<el aprovechamiento del alma no estar en pensar mucho, sino en amar mucho>>. De ahí su conocida definición de la oración que, según ella, es <<tratar de amistad estando muchas veces tratando a solas con quién sabemos nos ama>>. La oración es tratar de amor, de <<amistad>>; no de cualquier manera, sino <<a solas>>, como dice Jesús.
Teresa
de Jesús explica por qué habla de <<oración de recogimiento>>. Es
sencillamente porque <<recoge el alma todas las potencias y se entra
dentro de sí con su Dios>>.
<<Representad
al mismo Señor junto con vos y mirad con qué amor y humildad os está
enseñando>>. Nuestra lectura de los evangelios cambia totalmente cuando
la hacemos escuchando a Jesús, que desde lo más íntimo de nuestro ser,
<<nos está enseñando con amor y humildad>> lo que necesitamos
aprender de él.
2
Cuidar nuestra actitud orante
En
la lectura orante del Evangelio hay un tiempo en el que, después de haber
meditado el texto evangélico, reaccionamos ante lo que hemos escuchado orando.
No es una oración vocal, sino una oración interior, abierta al diálogo con
Jesús o con Dios.
Algunas
actitudes básicas escuchando a Teresa de Jesús son:
<<Amor>>.
Es lo primero en toda relación con Dios. Recordemos a Teresa de Jesús:
<<No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho>>, es decir,
en hacer la voluntad de ese Dios Padre-Madre que lo primero que quiere es que
amemos a nuestros hermanos, sobre todo a los más pobres, pequeños y
necesitados. Es lo que iremos descubriendo al practicar la lectura orante del
Evangelio.
<<Desasimiento>>.
Si queremos abrirnos interiormente al diálogo con Dios, hemos de trabajar para
no vivir apegados a nosotros mismos y a nuestros intereses. Todo lo que nos
lleva a encerrarnos en nuestro egoísmo nos impide entregarnos al misterio de
Dios.
<<Humildad>>.
Las palabras de Teresa de Jesús lo dicen todo: <<Humildad es andar en
verdad>>. Es ridículo vivir ante Dios de fingimientos, apariencias, falsa
piedad…
Todo
lo que encierra engaño y búsqueda de uno mismo ha de desaparecer en nuestra
lectura orante del Evangelio. No es posible abrirnos al misterio de Dios sin
humildad, sin verdad, sin autenticidad…
<<Constancia>>.
La perseverancia tiene una importancia decisiva. El camino de la lectura orante
de los evangelios pide esfuerzo y constancia, pero caminamos atraídos y
sostenidos por Jesús.
3
Algunas sugerencias de carácter práctico
<<Relación
personal>>. Al iniciar la lectura orante del Evangelio de Jesús es
importante que tratemos de establecer una relación personal con Jesús y con
Dios, nuestro Padre.
Jesús
es nuestro Maestro interior. Dios es el fundamento de nuestro ser. Nos hacemos
conscientes de su presencia en nosotros de manera sencilla y humilde, con una
confianza total.
Empleamos
el lenguaje que nos brota desde dentro: <<Señor, tu estás ahí. Me estás
escuchando. Me amas. Quiero estar contigo. Te necesito. Tú me conoces desde
dentro…>>.
<<Relación
viva>>. Nuestro diálogo será más vivo e íntimo si nos dejamos mirar
interiormente por Jesús. <<Señor Jesús, ¿cómo me ves?, ¿qué esperas de
mí?. Aquí estoy….Acógeme…. Cada día te necesito más>>.
<<Distracciones>>.
Hemos de tener paciencia. Lo importante es nuestra disponibilidad. Volver una y
otra vez a centrarnos en nuestra apertura interior a Jesús, nuestro Maestro
interior y a Dios, nuestro Padre y Madre: << Yo quiero ser tuyo. Quiero
acogerte en el centro de mi ser. Atráeme hacia ti. Ya no podría vivir olvidado
de ti>>.
<<Palabras
sencillas>> Si nuestro corazón está lleno de amor y de verdad, el
silencio vale más que todas las palabras. Palabras pocas, las que nos nazcan de
dentro. Lo decisivo es estar abiertos a Jesús, nuestro Maestro, y entregados a
Dios, centro de nuestro ser.
<<Sentimientos>>.
Lo importante no es lo que sentimos. No es bueno estar centrados en nuestros
sentimientos. Lo decisivo es abrirnos a Dios y centrarnos interiormente en
Jesús. <<Yo quiero lo que quieres tú>>.
<<Sequedad>>.
Hay momentos en que podemos caer en la desgana, la sequedad, la indiferencia,
la dejación…No hemos de desanlentarnos. Según Teresa de Jesús, lo que ha de
buscar quien ora << no ha de ser contentarse a sí mismo, sino a
Él>>.
<<Eficacia>>.
En la oración interior no hemos de buscar efectos inmediatos: lo que yo
querría, lo que pienso que me haría bien, lo que me gustaría sentir…Lo decisivo
es que la oración vaya transformando mi vida. Esto se nota en las obras y los
compromisos que podemos verificar en la vida cotidiana, fuera de los momentos
de oración. Según Teresa de Jesús, lo importante es que <<nazcan siempre
obras>>, y en otro lugar añade: <<En los efectos y obras de después
se conocen estas verdades de la oración>>. Día a día podremos ir
comprobando si es verdad que amo tanto a Dios, si es verdad que vivo entregado
a él, si busco su voluntad, si me acerco a ayudar a quien necesita mi ayuda.
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